El adiós de Ana Lara a los fogones de Central Bar: «Ricard me dijo que me podría jubilar aquí y así ha sido»

- Ahora que se retira, le pido que eche la vista atrás. ¿Cómo fueron sus inicios en el oficio? ¿Qué recuerda de aquella Ana Lara?

- Yo llevo trabajando desde los 14 años, pero mis 35 años primeros fueron en el sector de la confección, hasta que terminaron cerrando la fábrica donde trabajaba. En ese momento, la hostelería fue una salida que nunca pensé que sería a lo que me dedicaría el resto de los 17 años que llevo en el ramo. Los seis primeros años, en un bar que regentamos mi marido i yo en La Pobla de Vallbona, y los once restantes trabajando para Ricard Camarena en el Central Bar.

- ¿Y cómo acabó en el equipo de Camarena?

- Fue por mediación de un amigo de mi hijo, que trabajaba para Ricard desde que empezó. Le comentó que Ricard tenía previsto hacer un evento en Valencia y necesitaba reforzar la plantilla. Iba a ser para un mes. Ahí es donde conocí a Ricard. Cuando terminamos el evento, nos despedimos pero luego me llamó un día porque necesitaba una persona para el Central Bar. Yo le dije que estaba disponible y cuando le pregunté para cuánto tiempo sería, recuerdo que me dijo: 'Ana, si quieres aquí te puedes jubilar'. Y efectivamente así ha sido.

- ¿Qué recuerda de aquellos años iniciales?

- Yo entré para trabajar en el friegue, pelando patata, limpiando calamar, ayudando en todo lo que hiciera falta. Fue un inicio muy intenso. Pasado el primer año, el jefe de cocina decidió marcharse porque tenía otros proyectos y entonces Ricard decidió darme la oportunidad de aprender todo lo que hoy sé. He ido poco a poco aprendiendo cada día muchas cosas de todas las partidas hasta llegar a ser polivalente. Primero estuve en freidora y en caliente y más tarde pasé a la partida del frío, que es con la que más cómoda me siento yo. También me gusta mucho la repostería.

- ¿Y cómo ha ido evolucionando en su oficio?

- Mucho. Nunca dejamos de aprender cosas nuevas. No hay día en que no me dé cuenta de todo lo que he aprendido y lo mucho que me queda por aprender. Y la suerte de tener un gran maestro.

- ¿Por ejemplo? ¿Cómo es trabajar para él?

- Pues tengo que decir que es una persona muy agradable y muy correcta. Muy humana. Yo le tengo muchísimo respeto como gran cocinero y gran persona. Cuando he tenido que hablar con él ha sido de tú a tú, es una persona muy llana y accesible y nunca me ha hecho sentir incómoda. Al contrario, sabe escuchar y si está en su mano te ayuda a solucionarte los problemas. Siempre que lo he necesitado, ha estado ahí. En los momentos difíciles, con los años de la pandemia, hemos tenido mucho apoyo con él, siempre velando por el trabajador, intentando hacer cosas para que no nos sintiéramos desprotegidos. Fuimos los primeros en cerrar pero tan pronto hubo posibilidad abrió las puertas, asumiendo todo lo que podía pasar. Y es además muy emprendedor, siempre con nuevos proyectos. Siempre que puede pasa a vernos, se toma un café y es una persona que deja trabajar muy bien a la gente, no es nada tajante. Y siempre está dispuesto a probar cosas nuevas. Además, somos un equipo muy bueno, donde todos nos apoyamos. Cuando en otro restaurante hace falta alguna cosa, nos echamos una mano unos a otros, porque al fin y al cabo somos todos una familia. A los problemas, como dice Ricard, soluciones. Intentamos ayudarnos unos a otros para trabajar a gusto y bien.

- Y es un jefe detallista, además. El otro día le sorprendió con un regalo en su último día de trabajo. Un viaje adonde quiera. He visto el vídeo y es emocionante.

- Bueno, fue una inesperada sorpresa. Grandísima.

- ¿No se lo esperaba?

- No, no me lo esperaba. Sí que estaba esperando que viniera ese viernes a despedirse, porque yo terminaba al día siguiente, pero no con un regalo tan bonito... Y digo bonito porque lo bueno de que te regalen un viaje donde tengas la opción de ir donde quieras es fabuloso, por las experiencias que vas a llevar siempre dentro, recordando los buenos momentos. Fue un reconocimiento a mi trabajo que te hace sentir muy especial. Son detalles que solamente los tienen las grandes personas.

- ¿Y ahora?

- Ahora empieza una etapa diferente. Me voy muy agradecida a la empresa y agradecida también a mis compañeros. Les he dicho que hasta pronto, porque a partir de ahora los veré detrás de la barra.

- ¿Y el regalo? ¿Ya ha decidido adónde se va a ir de viaje?

- De momento, no. Aún no lo tengo decidido, cuando pase la semana de Fallas y con tranquilidad lo miraré, porque el abanico es tan amplio...