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Bocadillo 'Serranito' de lomo, jamón serrano y pimientos.
Beber cerveza en Valencia | El Barrilito, la cerveza más fría de Valencia

El Barrilito, la cerveza más fría de Valencia

Un bar andaluz de San Marcelino se ha convertido en un local de almuerzos (también comidas y cenas) basados en buen jamón ibérico

Jueves, 21 de octubre 2021, 19:44

A los dieciséis años, David Delsaz ya no quería estudiar más, que aquello de andar con libros e hincar los codos no iba con él. En su casa no hubo más opción que salir a buscarse la vida, que uno no podía quedarse de brazos cruzados. Su primer trabajo, un bar, donde se enamoró del trato con el cliente, del placer de servir a los demás, de hacer feliz a la gente dándole de comer. Pero como los sueños avanzan inexorables, su objetivo pronto fue aspirar a tener un local propio.

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De sus primeros años en aquel bar se llevó mucho. A su mujer, Patricia Atencia, que trabaja con él, y también un gran conocimiento sobre cocina andaluza, que ha ido completando con viajes gastronómicos a Sevilla, Granada o Córdoba.

Contemplar a David moviéndose tras la barra es curioso. Apenas habla, concentrado entre la cafetera, la caja, el jamón y los grifos de cerveza, que sirve fría, muy fría, exactamente a menos dos grados, gracias a que los barriles están en una cámara instalada bajo la barra. «Como tiene alcohol, el punto de congelación de la cerveza está situada a -2,4 grados, así que nosotros la tenemos lo más fría posible antes de que cristalice», dice David.

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Le ha costado un poco más explicar a sus clientes por qué en Valencia sirve Cruzcampo, una cerveza típica de Andalucía que suele tener poca aceptación cerca del Mediterráneo. Pero en este caso vale la pena probarla, en un vaso similar al de la sidra, que llena por la mitad y le da un golpecito para asentar la espuma, con un precio reclamo de solo un euro. Qué pena que, inutilizado por la pandemia, haya quedado el caudal de agua fría que discurre por la barra, y que permitía que la cerveza se mantuviera a esa misma temperatura que sale del grifo.

Otro de sus reclamos es el jamón ibérico andaluz, que corta con mimo al momento y sirve en una tapa con picos a 3,5 euros. Solo por la cerveza y el jamón ya vale la pena pasarse por el barrio. De hecho, la mayoría de clientes del Barrilito vienen de fuera, y es necesario, al menos a la hora de cenar los fines de semana, reservar para asegurar una mesa.

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«Antes teníamos dos turnos pero hace un tiempo decidimos tomarnos las cosas con más calma. La pandemia también nos ha ayudado a centrarnos«, explica David, que estuvo más tiempo con sus tres hijos que el que había estado en todo el resto de sus cortas vidas. Es lo que tiene la vida de bar, donde los niños a veces rondan por las mesas.

El jamón ibérico andaluz cortado al momento es un reclamo para el cliente

Hay una peculiaridad en el Barrilito que levanta algunas de las críticas más comunes en los foros gastronómicos, y es que nunca quiso tener carta. Yo voy al mercado y compro solomillo, presa ibérica, entrecot gallego. La carta nos obligaba a tener siempre de todo«. Algunos de los platos fijos son el cartucho (papel enrollado con pescado frito, cazón casero, choco, boquerones o puntilla), las lágrimas de pollo caseras o el serranito, un bocadillo de jamón, lomo y pimiento que triunfa sobre todo en los almuerzos.

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Además, cada día hay un bocata especial, de entre tortillas de todo tipo (no tienen siempre de patata porque las hacen al momento), calamares, lomo... Y, bajo encargo, cochinillo. «Tenemos producto fresco y mucha elaboración», asegura, y avisa que a partir de la semana que viene los jueves habrá cocido, en un menú de nueve euros a elegir entre dos primeros y dos segundos.

Los almuerzos, a buen precio, con aceitunas de varios tipos y cacau del collaret servido de forma individual por el Covid. Y, para terminar, un buen 'cremaet'. Cada vez son más los bares en Valencia que se toman su tiempo para prepararlo.

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