Vistas al paraíso desde una terraza en Canet d'en Berenguer

Desde su negocio, Jesús Ros pide que se compruebe por uno mismo, con una visita a su restaurante, que ofrece «calidad, buen producto y una atención personalizada» para conseguir presentar «vistas que son de paraíso: el cielo, el mar. Somos muy afortunados por tener esto y poder compartirlo con nuestros clientes». Gor asumió la responsabilidad de llevar delante el restaurante en el año 1998, por lo que en 2023 cumplirá un cuarto de siglo al frente del mismo, «habrá que celebrarlo de algún modo», señala. Recientemente, sin embargo, ya tuvo también la ocasión de conmemorar el medio siglo del negocio, aunque no lo iniciara él personalmente.

Heredero del antiguo restaurante Mar Blau, construido en 1962 y que abrió sus puertas en 1964, este «amor a la calidad», cuya bandera enarbola Jesús Gor, le lleva a ofrecer «buenos pescados», como no puede ser de otro modo cuando se está tan cerca del mar, y arroces preparados con diferentes productos y de distintas maneras, ya sean melosos o secos, según el gusto del consumidor. Gor realiza una encendida defensa de la planta gramínea: «El arroz es el ingrediente más consumido en el mundo y además es el más generoso, porque acepta cualquier acompañamiento». Destaca que sabe adaptarse a los sabores que le acompañan. Si se le pide que elija uno de los muchos que hay en la carta de su negocio, piensa unos instantes pero no duda: «Mi favorito es el arroz con verduras. Te sienta muy bien aunque hayas comido mucho. Se digiere muy bien».

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Además de aperitivos muy variados que completan una carta para todos los gustos, donde destacan los productos del mar para empezar la comida o la cena, con carnes, pescados y postres para completar un buen menú, también se ofrece la opción de comerse un buen bocadillo en el que, Jesús Gor explica, se incluye «la inspiración de la persona que lo prepara cada día».

Con un apellido alemán «aunque moreno», matiza, Gor recuerda que, como restaurador, comenzó de lo más bajito y mantiene la ilusión de hace 25 años, cuando asumió por primera vez la responsabilidad de dirigir un negocio de comidas en este privilegiado emplazamiento: «¿Que si sigo con las mismas ganas? Yo quiero morirme trabajando», sentencia.

Toda esta ilusión volcada en su negocio a lo largo de todo este tiempo le ha hecho contar con clientes que han pasado a ser conocidos y en algunos casos amigos. La procedencia de los mismos es muy diversa, aunque los destinos desde los que llegan son, en su mayoría, Teruel, Madrid y dentro de la Comunitat Valenciana, la propia comarca del Camp de Morvedre. Cerca de cumplir 25 años gestionando el restaurante Jesús Gor confía en seguir ampliando el número de amigos y de clientes satisfechos.