El horno de pizzas que nunca se apaga

Con un marcado acento italiano, enseña el arte de moldear la masa para darle la forma justa, añadir los ingredientes, incluida una esponjosa mozarella, y al horno. En poco más de un minuto, la pizza sale ya lista, gracias al secreto que esconde: nunca se apaga, lo que permite que mantenga los 500 grados de temperatura idóneos para crear la variedad napolitana del plato italiano más universal.

Esta es una de las características que definen a la pizza napolitana, el horno por el que pasan más de 300 pizzas diarias, creadas con ingredientes que se importan cada semana desde el país vecino. La masa sigue un proceso de doble fermentación de hasta 48 horas en el que se utiliza harina de fuerza italiana y masa madre, que permite conseguir una elasticidad única. Es el arte que se aprende gracias a los 'pizzaioli', unos maestros pizzeros cuyo saber hacer fue declarado en 2017 Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Unesco. De hecho, Grosso Napoletano, que fue premiada por el ranking 50 Top Pizza como la mejor cadena de pizzerías artesanas del mundo, trae de la mejor escuela de Nápoles a los 'pizzaiolis' para conservar la esencia de lo aprendido allí.

No es fácil lograr un reconocimiento así fuera de Italia y, de hecho, ha sido la única cadena española en conseguir un reconocimiento que se une a la expansión de locales. «Grosso Napoletano prevé acabar el año con 45 locales y vendiendo más de dos millones de pizzas en todo el país; sólo en Valencia se han horneado más de 75.000», explican fuentes de la cadena.

Dos jóvenes emprendedores, Hugo Rodríguez de Prada y Jorge Blas, fueron los creadores de Grosso Napoletano, que ha conseguido ser líder gracias a una fórmula en la que combina la pizza napolitana con ingredientes de calidad a un precio razonable y con una atmósfera de inspiración industrial.