R. González
Gata de Gorgos
Jueves, 10 de noviembre 2022, 19:47
La Marina Alta es una comarca con una rica gastronomía y en la que las cocas ocupan un importante lugar. Pero no todas son saladas. En Gata de Gorgos hay una propuesta tradicional con pasas de la zona y que se complementa con nueces, aunque ... también hay quien prefiere otra alternativa para la decoración, la almendra, un delicioso fruto seco de la comarca. Se trata de un dulce bocado, de sencilla elaboración y que se puede degustar a cualquier hora del día, en especial en el momento de la merienda.
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Y es que a veces no hacen falta complicadas elaboraciones que requieran de muchas horas para disfrutar los productos de cercanía que capturan la esencia de esa tierra.
El Forn de Xaro, en Gata de Gorgos, es uno de esos comercios que mantiene vivas esas preparaciones tradicionales. Xaro Monfort lleva desde hace una década las riendas del negocio que fundó su bisabuelo, Felip Mulet, en 1912. Más de un siglo después es ella, la cuarta generación de 'forners', la que sigue adelante. Le gusta preparar nuevas combinaciones, pero otras siguen fiel al legado de sus antepasados.
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Así ocurre con las cocas con pasas y nueces o almendras. Las prepara con mucho mimo y siguiendo la receta de su abuela. Mientras mira en el fichero donde atesora todas sus elaboraciones, comenta que su padre dejó de lado la parte de las cocas para centrarse en el pan. Explica que él solía ir en una bicicleta con una canasta muy grande repartiendo ese pan. Sin embargo, a Xaro gustan mucho y por eso decidió recuperar esa receta.
Va a preparar bastante masa para hacer dos latas con ocho cocas cada una. Se pone manos a la obra. Todo empieza cascando dos huevos en un bol y batiéndolos manualmente con un batidor de barillas.
Luego incorpora unos 200 gramos de pasas de la Marina Alta, donde el sol acaricia a la uva moscatel mientras crece y cuando se pone a secar. De hecho, en la comarca se revive cada año la fiesta de l'Escaldà a finales de agosto junto al Riurau de Jesús Pobre. Mientras se combinan ambos ingredientes, las pasas van recogiendo la humedad que le aportan los huevos.
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A continuación añade el azúcar. Lo hace con las medidas que antaño se usaban, así que coge un vaso, lo llena de azúcar y lo vierte en el bol. Repite el proceso, pero esta vez sólo pone la mitad, ya que para esas dieciséis cocas tan sólo hacen falta un vaso y medio de ese edulcorante. Mezcla todo de nuevo.
Incorpora después un vaso de leche. Xaro prefiere usar semidesnatada, aunque comenta que también se puede utilizar entera, «cada uno puede poner la que más le guste».
Con la varillas lo remueve un poco más y llega el turno del aceite de girasol. También le pone un vaso y le da un par de vueltas más.
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En un trozo de papel de hornear tiene un par de cucharadas de harina a las que les deposita el contenido de dos sobres de polvos de hornear, «como el Royal que se usa en las casas», detalla para diferenciarlo de la levadura de panadero. Combina bien ambos elementos y después los vierte sobre la mezcla que tiene en el bol.
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Llega entonces el momento de añadir poco a poco la harina. Ese momento peliagudo para quienes quieren replicar desde casa estos pasos. La razón es sencilla. Al preguntar la cantidad necesaria se obtiene como respuesta: «la que admita». Es decir, la que haga falta hasta que la masa quede consistente y no esté demasiado blanda, puesto que ha de conservar la forma cuando vaya al horno.
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A medio proceso llegará un punto en el que resultará imposible seguir con el batidor manual. Llega la hora de pasar a una cuchara o espátula de silicona para acabar el proceso.
El final de los preparación ya está cerca. A mano tiene dos bandejas. En ellas hay papel de horno que ha untado con aceite, «de esa manera no se pegarán después». Con la ayuda de dos cucharas soperas va formando ocho montoncitos en cada bandeja.
Con las manos bien limpias, humedece los dedos en aceite de girasol para aplastar los montones y darles la forma de coca. Esta ocasión la aprovecha para quitar un poco de masa de una coca demasiado grande y se la añade a otra que había quedado más pequeña. El objetivo es que queden todos de un tamaño similar.
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A su lado hay tres cuencos. Uno de ellos contiene nueces. Coloca cuatro piezas en cada una de las cocas de la primera bandeja. En la otra hace lo mismo pero con las almendras que hay en otro bol. El tercero contiene azúcar con canela, que espolvorea por encima.
Ya están preparadas para entrar en el horno precalentado a 180 grados. Será suficiente con unos 20 minutos, o cuando empiecen a tomar color. Y listo, sólo quedará sacar y esperar a que se enfríen, aunque hay quien no tiene tanta paciencia y empieza a devorar la coca de pasas con nuez cuando aún está caliente.
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Una coca sencilla, un dulce bocado delicioso con el sabor de antaño.
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