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Pizza de la Dolce Vita.
Dónde comer y cenar en la Puebla de Farnals | La playa de Pobla de Farnals que se convirtió en cuna de las pizzas valencianas

Pobla de Farnals: La playa que se convirtió en cuna de las pizzas valencianas

En 1977, el municipio inauguró el puerto deportivo y con él las primeras pizzerías valencianas: Toni y Napoli. De la misma época es Bergamonte, un complejo deportivo que se hizo famoso por sus chuletones a la brasa. Más de cuarenta años después, los tres establecimientos siguen funcionando

Jueves, 29 de julio 2021

Corría el año 1977. La Pobla de Farnals era una de las playas de moda gracias al locutor de radio Juan Granell, que tuvo la idea de construir un puerto deportivo más grande que el náutico de Valencia y promovió varios edificios de apartamentos con el eslogan 'A un pitillo de Valencia'. Hay que ponerse en situación. Eran otros tiempos, cuando fumar era políticamente correcto y además se acababa de abrir el tramo de la AP-7 que permitía plantarse en Puebla en apenas quince minutos. A pocos kilómetros, en la playa del Puig, otro visionario había montado una discoteca dentro de un avión DC-7C, una idea muy loca pero que sorprendentemente funcionó hasta su cierre a mediados de los ochenta.

En la Pobla tenían apartamento Bruno Lomas, los Lladró, los Mariner, la familia de Fernando Giner o los Mayordomo. También los Bandrés, Bertolín e incluso Kempes pasaban allí parte de sus veranos. Con el boom turístico, la Pobla era un lugar con suficiente tirón para abrir un restaurante. El italiano Toni Lamacchia, que había pasado algunos veranos en esa playa, pensó que sería una buena idea abrir la primera pizzería de Valencia. «Aquí nadie conocía las pizzas –cuenta su hijo Pino-, mi padre cuenta que en Valencia había un par de restaurantes italianos, pero no pizzerías como tal. Pensó que podía funcionar y abrió la Toni».

El negocio fue tan bien que Toni tuvo que trasladarse a otro bajo más amplio. «A principios de los ochenta podíamos servir más de 500 pizzas un sábado noche, la gente hacía cola en la puerta».

Arriba, pizza de Toni, la primera pizzería de Valencia. Abajo, la entrada al local Napoli y a la derecha, Toni Lamacchia, el fundador de la pizzería Toni.
Imagen principal - Arriba, pizza de Toni, la primera pizzería de Valencia. Abajo, la entrada al local Napoli y a la derecha, Toni Lamacchia, el fundador de la pizzería Toni.
Imagen secundaria 1 - Arriba, pizza de Toni, la primera pizzería de Valencia. Abajo, la entrada al local Napoli y a la derecha, Toni Lamacchia, el fundador de la pizzería Toni.
Imagen secundaria 2 - Arriba, pizza de Toni, la primera pizzería de Valencia. Abajo, la entrada al local Napoli y a la derecha, Toni Lamacchia, el fundador de la pizzería Toni.

Pocos meses después, en plena transición, otros italianos -Franco Chiavacci, Alberto Improta, Nella Lombardo y Benjamina Climent- aterrizaban en la playa de Pobla de Farnals recién llegados de Nápoles, la cuna de la pizza, y abrieron otra pizzería a leña. Así nació Napoli, muy cerca de Toni, en la avenida Neptuno. Empezaron con una pequeña carta de siete pizzas y dos o tres pastas típicas de la región de Campania, que tiene Nápoles por capital. La fórmula funcionó y a los pocos años, en 1982, ya se habían mudado a otro local con más aforo.

Por aquel entonces se puso muy de moda que los chicos, ya con coche, nos llevasen a cenar allí. Y tú te pasabas la cena pensando qué pasaría después. Aquello era un tormento, porque no sabías qué era peor, si que el chico parase el coche en la playa para intentar pelar la pava contigo, en cuyo caso no sabías cómo debías reaccionar. O que no lo hiciese, en cuyo caso te ibas a casa frustrada por no haberle despertado ningún interés.

Ahora las cosas han cambiado. Los chicos ya no amagan con parar el coche, porque para entonces ya está todo hablado, cuando no hecho.

También hay más competencia, en Valencia deben de haber más de un centenar de pizzerías, pero las de la Pobla siguen funcionando a toda máquina y todavía había mercado para una tercera: la Dolce Vita. Abrió hace catorce años. Su fundador, el cocinero Daniele Moia, vino de vacaciones a la Pobla y decidió quedarse con toda su familia. «Quisimos tratar la pasta como lo hacíamos en nuestra región, Emilia Romana, y ampliar las salsas más allá de la carbonara y boloñesa. Me daba miedo que la gente no lo entendiese, pero fue un éxito y ahora tenemos clientes que vienen de todas partes».

Los platos estrella de la Dolce Vita son el Chitarra all'uovo, un spagueti hecho con huevo similar al 'spaghetti allo scoglio' (con frutos de mar) y los canelones de foie y pato confitado, además de la pasta rellena, que elaboran de forma artesanal. «Los postres también siguen la tradición italiana: mascarpone, panacotta, tiramisú y el cuore caldo, un coulant»

Las tres pizzerías funcionan a todo tren en verano. Es difícil encontrar mesa si no se reserva con antelación.

Toni Lamacchia sigue sentado a la puerta de la pizzería tomando una copa de vino y recibiendo a los clientes, salvo algunas semanas de achaques propios de la edad. Junto a él, sus hijos Pino y Angela regentan el negocio.

Napoli ahora es Nuova Napoli. Los hijos de Franco Chiavacci, Lucas y Giovanna, siguen preparando su pizza napolitana en su horno de leña con madera de naranjo.

Complejo Bergamonte

Más allá de las pizzerías, la historia de la restauración de la playa de la Pobla no se entendería sin Pedro Juan Sánchez Morell, otro pionero que en 1976 tuvo la idea de crear un pequeño complejo deportivo con pistas de tenis, piscina, mini-golf y una pequeña parrilla de carbón. «Mis padres eran valencianos que vivían en Suiza –cuenta Cristina Sánchez- y compraron unos campos de naranjos, su idea inicial era montar un polideportivo pero mi padre era muy aficionado la cocina y empezó a cocinar chuletones de buey a la brasa, a peseta el gramo, y tuvo mucho éxito.

Cristina y Mauri Sánchez Morán, de Bergamonte. Abajo, chuletón del restaurante y, a la derecha, la terraza.
Imagen principal - Cristina y Mauri Sánchez Morán, de Bergamonte. Abajo, chuletón del restaurante y, a la derecha, la terraza.
Imagen secundaria 1 - Cristina y Mauri Sánchez Morán, de Bergamonte. Abajo, chuletón del restaurante y, a la derecha, la terraza.
Imagen secundaria 2 - Cristina y Mauri Sánchez Morán, de Bergamonte. Abajo, chuletón del restaurante y, a la derecha, la terraza.

Lo hizo tan bien que en poco tiempo el club de tenis y el restaurante congregó a buena parte de la sociedad valenciana. A mediados de los ochenta levantó una barraca enorme para el restaurante, amplió las pistas de tenis y abrió salón para banquetes. En la actualidad, el complejo lo llevan Cristina y Mauricio, los hijos del fundador, y sigue siendo un lugar ideal para disfrutar de platos tan tradicionales como el arroz al horno de leña en cazuelas individuales.

En la Pobla de Farnals hay muchos más restaurantes, algunos de diseño, como el Hotel Meraki, pero pocos pueden presumir de tanta historia como estos tres. Una última recomendación, si alguno quiere desayunar en la terraza más fresquita de la Pobla que no deje de visitar Pan de Mar, en la avenida de Neptuno.

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