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Ada Dasí
Catarroja
Lunes, 16 de mayo 2022, 13:45
Los familiares de los jugadores del Club Sport Catarroja, que tiene su sede en el campo de fútbol Mundial 82, han tenido que echar mano de la imaginación para protegerse de los más de 25 grados al sol en las cerca de dos horas que pasan viendo jugar a sus hijos.
Los espectadores han optado por llevar sombrillas y paraguas para paliar el sofocante calor de este fin de semana, sobre todo en las horas centrales de la mañana, mientras, justo enfrente, las gradas donde da la sombra permanecen precintadas desde hace cerca de tres años por un problema con su homologación.
Los afectados no entienden esta situación cuando no existe ningún peligro respecto a la seguridad de estas instalaciones. "Es inhumano que tengamos que ver a nuestros hijos soportando este calor", señalan, "y más cuando hay gente mayor". Y es que, aunque los que juegan en casa ya vienen preparados, a los familiares de los equipos visitantes les pilla por sorpresa. La poca sombra que hay para refugiarse dentro de recinto es la que da el muro perimetral y son unos pocos centímetros en las horas punta de la mañana.
"Es una vergüenza que tengamos unas gradas estupendas y que estén cerradas", apuntan, aunque advierten de que este invierno se han abierto muy puntualmente los días de lluvia. En este sentido, remarcan que "es lo mismo", "si se pueden utilizar en invierno en estos casos también se debería considerar poder usarse cuando aprieta el calor a determinadas horas".
En estas tres temporadas que han permanecido cerradas, la repercusión ha sido mínima por las restricciones de la pandemia que solo dejaban entrar a las instalaciones deportivas a un familiar por cada jugador. Pero tras levantarlas, el campo vuelve a llenarse de familiares y aficionados que buscan poder sentarse cómodamente para disfrutar del partido los fines de semana.
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Actualmente el Sport Catarroja es el club que hace uso de estas instalaciones, con una escuela de fútbol con todas las categorías y el equipo amateur. El Catarroja C.F, que compartía el recinto deportivo, anunció su marcha a otro estadio al inicio de esta temporada alegando, entre otras razones, el cierre de la grada.
Desde el Ayuntamiento, confirman que "son conscientes del problema". Esta situación es consecuencia de cuando el campo de fútbol pasó a manos municipales, tras más de 30 años de gestión por parte de la Federación Valenciana de Fútbol y una vez caducado el contrato.
El consistorio asumió la reparación de las torres de iluminación por el peligro que presentaban, advertido por un informe de los técnicos, y al mismo tiempo, se ejecutó la reforma de los vestuarios. "Al pasar a ser propiedad municipal es como si solicitáramos una nueva licencia de apertura", explica al vicealcaldesa, Lorena Silvent.
Esto implica que debe cumplir con la normativa autonómica de espectáculos públicos, que nada tiene que ver con la práctica deportiva ni con la seguridad. En este sentido, un informe técnico del departamento de Urbanismo alerta de que las gradas no cumplen con la legislación vigente ya que son demasiado altas, y la rampa para acceder no cuenta con la pendiente adecuada.
Silvent explica que la reforma está contemplada en el presupuesto de este año, con 330.000 euros para el cambio de césped y 203.000 para acometer la adaptación de las gradas, y según señala, la intención es desarrollarla antes de que empieza la próxima temporada. "Nos sumamos a las reivindicaciones de los familiares, pero el departamento técnico de Urbanismo no quiere hacerse responsable del uso de las gradas en estas condiciones ante la responsabilidad civil que supone", explica y añade que "estamos buscando una solución alternativa hasta que se haga la actuación".
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