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Fútbol del bueno entre dos de los equipos punteros y más en forma de la categoría, tal y como dicta la clasificación, unas gradas a ... rebosar en lo que suponía el mejor dato de asistencia de toda la temporada y que hizo palpar el ambiente de las citas más excepcionales y un clima inmejorable que sirvió para descolgar las mejores prendas del armario. El domingo reunió todos los ingredientes para disfrutar del espectáculo. Y el levantinismo, expectante y deseoso de que esta vez no hubiera que lamentar desengaños, disfrutó de lo lindo con unos valores de felicidad que actualmente rebosan, gracias en parte a actuaciones y resultados como este.
Levante UD
3
-
1
Racing de Santander
Goles: 1-0: Morales (16'). 2-0: Morales (48'). 2-1: Javi Castro (94'). 3-1: Álex Forés (96').
En las citas de mayor magnitud, los jugadores con galones son los llamados a aparecer, incluso aquellos puestos en el punto de mira jornadas atrás por no terminar de dar el rendimiento que se espera de ellos y que están capacitados. Dos de estos nombres son los de Pablo Martínez y Morales y entre ambos dieron origen a la acción que desencadenó el éxtasis, en forma del primer gol granota. Adueñándose del control en la zona de los organizadores, el capitán filtró un pase de tiralíneas al ver el desmarque de su compañero. El '11' levantinista rememoró en esa acción al de su primera etapa en Orriols para ganar la espalda de las defensas en carrera. Frente a Ezkieta, y no pudiéndole la presión por una llegada previa desperdiciada, Morales también se encargó de tumbar al meta visitante con un dribling. A puerta vacía, solo tuvo que empujarla.
El Levante UD no salió a especular y desde el segundo uno quiso adueñarse y controlar todo lo que pasara sobre el verde. El ímpetu fue llevado a niveles extremos y la sintonía desde el medio del campo, donde el talento se multiplicaba a raudales a cada instante. Porque antes del tanto de Morales, también Pablo, Pampín y Oriol Rey habían gozado de ocasiones manifiestas que, por desacierto propio o consecuencia de las complicaciones de la zaga cántabra, no concluyeron con el bien preciado de este deporte. No solo se vio esa garra de los de Julián Calero de cara a la portería de Orriols durante el primer tiempo, sino que cuando también era momento de replegar hacia atrás, todos eran uno y la amenaza del Racing se diluía en los metros finales.
Pese ello, al ya figurar el uno a cero favorable en el marcador, los foráneos acariciaron el empate mediante la cabeza de Maguette. A balón parado, la testa del centrocampista hizo resonar la madera, pero Cabello despejaba a córner el posterior rechace. Además, una pizca de fortuna también se alió con los azulgranas porque una pérdida de Elgezabal en el comienzo de la construcción de una posesión pudo penalizar bien caro. Era el minuto 45 y Andrés Fernández se hizo inmenso bajo palos para impedir que Andrés Martín obligara a comenzar un nuevo partido de cara al segundo periodo.
Una acción lo cambia prácticamente todo. Porque no es lo mismo encarar un encuentro con igualdad que hacerlo con dos goles de ventaja. Por ello, Morales volvió a aplicar al pie de la letra el dicho de «quien perdona, lo termina pagando». En la primera acción que armó el Levante tras el paso por los vestuarios, el segundo tanto subía al electrónico, no sin algo de suspense, pendiente todo el mundo de que desde el VAR se pudiera tirar al traste la celebración colectiva. Sin embargo, no había lugar para la duda y 'el Comandante', que había partido perfectamente habilitado, envió al fondo de las mallas el regalo en forma de asistencia servido por Brugui, que no vio portería pero estuvo mayúsculo jugando más avanzado.
No obstante, al Levante le quedaba lidiar aún con alguna batalla, como la de terminar de hacer valer el triunfo. En estos casos, cuando el adversario se comienza a volcar al ataque, si logra reducir distancias es un empuje vital y extra para muchas veces dar la vuelta a la tortilla. Esta jornada no fue ese día y, en gran parte de ello, mucha culpa fue de Andrés Fernández.
El cancerbero levantinista deslumbró con sus reflejos y varias paradas de mucho mérito, mostrándose infranqueable y en una tarde en que terminó de desquiciar a todos y cada uno de los oponentes del Racing. Especialmente a destacar una triple acción con remate de su tocayo Andrés Martín, con rechace de Arana, en ambas apareciendo el meta, y con un tercer intento al que Íñigo Vicente ya llegó muy forzado y no logró dirigir en dirección de los tres palos.
Lejos de conformarse, mediante distintas opciones, los valencianos también jugaron sus cartas para tratar de castigar con un tercer gol que pusiera la puntilla. En primer término, agotando las fuerzas de los titulares, con varios contragolpes comandados por Brugui, aunque con falta de determinación. Más tarde, fue el turno de Álex Forés y Carlos Espí, a los que Calero decidió meter a la par con tal de motivar a su equipo y provocando que el plantel santanderino no descuidara tampoco sus marcas atrás.
El tiempo reglamentario fue de emociones fuertes y con dos goles, uno por equipo. Si Javi Castro daba alas al Racing al anotar de cabeza en una falta, el Levante no dejó escapar el triunfo y mucho menos el golaveraje particular. Por este motivo, Álex Forés tuvo su momento y después de una gran acción individual, inventó un disparo al palo largo que establecía el tercero. Todo quedaba en casa y la felicidad fue absoluta en el Ciutat.
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