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No había si quiera empezado el partido. Cuando la megafonía anunció el once inicial del Levante para medirse al Leganés, y llegó al punto de presentar al entrenador Javi Calleja, la grada del Ciutat de València entonó la música de viento con una sonora ... pitada para su técnico. No es la primera vez que ocurre. Lleva siendo algo recurrente en los últimos partidos como local del Levante. Orriols se impacienta con Calleja. Y al técnico granota se le empieza a entrever un estado de enfado constante que se refleja en sus palabras.
La confianza de la afición azulgrana en su entrenador ha ido menguando con el paso de las jornadas y la bajada de puestos en la clasificación. El Levante, que llegó a ser tercero en octubre, se ha desplomado en cuanto a resultados y sobre todo, en cuanto a juego. La afición lo nota y se expresa abiertamente. Las sensaciones no son buenas, y el técnico empieza a tener a gran parte del respetable en su contra. Ya sucedió en diciembre, cuando llegó a estar cuestionado por acumular seis jornadas sin ganar —dos empates y cuatro derrotas— y el partido ante el Valladolid se calificó como una final.
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El técnico salvó el 'match-ball' venciendo por 2-1 y disipó los rumores que ponían en duda su continuidad en el cargo. Si bien tras dicho triunfo el Levante encadenó siete jornadas sin conocer la derrota con tres victorias y cuatro empates que le sirvieron para volver a entrar tímidamente en los puestos de play-off, la dinámica ha vuelto a tornarse negativa con cuatro jornadas consecutivas sin ganar. Sendos empates ante Mirandés y Tenerife, la polémica e injusta derrota ante el Espanyol, y el reciente 0-0 ante el líder Leganés. Tres puntos de doce que han alejado al Levante de los puestos de privilegio y que han vuelto a cuestionar a un técnico que parecía haber recuperado la confianza con la entrada del año 2024.
El malestar de la afición granota llega principalmente con las decisiones que toma Calleja a la hora de diseñar las alineaciones y sobre todo, con los cambios. El bajón de rendimiento que sufre el equipo casi en todos los partidos tras los descansos ha acabado con la paciencia del público del Ciutat, que no entiende cómo no apuesta más por jóvenes jugadores de la cantera como Xavi Grande o Carlos Espí ante el flojo rendimiento mostrado por Ander Capa y Mohamed Bouldini, por nombrar algunos.
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Preguntado por la protesta contra los árbitros, Calleja la valoró de «justa». Posteriormente, fue cuestionado por los pitos y cánticos en su contra: «Lo mismo que te digo de los árbitros, hacia mí. Lo respeto totalmente. Trabajo al máximo y lo doy todo para que el equipo dé alegrías a la afición. No dejaré de hacerlo nunca. Sólo puedo trabajar».
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