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PAULA MORENO
Martes, 17 de agosto 2021, 00:53
Entre la provincia de Valencia y Alicante, en un valle frondoso se esconde un lugar lleno de historia y patrimonio natural. Es Vall de Laguart, un pueblo alicantino situado en la Marina Alta, a 500 metros de altitud. Sus cuatro núcleos de población, Benimaurell, Campell, ... Fleix y Fontilles, están rodeados de enclaves naturales como el Barranco del Infierno, conocido como 'la catedral del senderismo', y la sierra del Peñón. Benimaurell es conocido como Poble Dalt, por su altura, Fleix como Poble d'Enmig, y Campell como Poble de Baix.
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Lo que más atrae al visitante de estas pedanías es la tranquilidad que impera. Con una población total de 827 habitantes, Vall de Laguart es el lugar perfecto para escapar a una casa rural o a un hotel y pasar los días haciendo senderismo, visitando las fuentes y manantiales cercanos, e incluso practicando barranquismo, pues es uno de los mejores sitios de la provincia para este deporte gracias a la gran inclinación de las paredes del Barranco del Infierno.
La historia ha dejado una profunda huella en el paisaje de Vall de Laguart, tal y como se puede ver en los 6873 escalones que rodean el Barranco del Infierno, la ruta PR-V 147. Esta senda circular de quince kilómetros es de origen morisco, quienes la construyeron hace quinientos años para cruzar el barranco hasta los campos de cultivo. Este paraje fue el último reducto morisco durante la expulsión de 1609, y a día de hoy el camino está en perfectas condiciones y con una buena señalización, la cual permite al senderista recorrer una vía que prosigue entre higueras, olivos y almendros.
El barranco se cruza en dos ocasiones durante el recorrido, y pasa por puntos como las Juvees d'Enmig y las Juvees de Dalt, unas viviendas que los campesinos que cultivaban las partes más inaccesibles de las montañas se construían para residir allí en épocas de cosecha. Este paraje está regado por numerosas fuentes y manantiales que el visitante podrá encontrar en la PR-V 147, como la Fuente Reinós, una fuente potable y fresca situada cerca del río Ebo, o la Fuente dels Olbis, que incluye un área recreativa donde descansar y disfrutar de las vistas al valle. Nada más comenzar la ruta en Fleix, también es posible encontrar unos lavaderos del siglo XVIII. No obstante, las mejores vistas del recorrido están en Benimaurell, debido a su altura, y en los días despejados se puede ver el mar.
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Sin embargo, el nombre del barranco debe advertir al visitante de las tres pronunciadas cuestas y bajadas que encontrará durante el recorrido. Mientras que la ruta no es muy larga, sí que es exigente físicamente por sus desniveles. Por este motivo, esta ruta está desaconsejada a personas en baja forma, y se recomienda no hacerla en las horas centrales del día en verano, así como también evitarla cuando caen lluvias torrenciales, pues algunas partes podrían estar inundadas.
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Esta zona también cuenta con alicientes para los amantes de la flora, como el pinar de la Umbría, que rodea la pedanía de Fontilles. Pero el mayor atractivo paisajístico es la floración de los almendros y cerezos en febrero y marzo, respectivamente, que inunda el valle de blanco y rosa. De hecho, la cereza que se produce por esta zona tiene denominación de origen, llamada Denominación de Origen de la Montaña de Alicante. Esta también se produce en los cercanos Vall de Gallinera y Vall de Ebo, ambos también muy visitados por turistas nacionales y extranjeros en las épocas de floración.
Otra ruta más corta pero también con desnivel es la de ascenso a Cavall Verd, la PR-CV 181. La leyenda dice que el nombre de la montaña evoca al caballo verde que los moriscos, escondidos en esta cumbre en 1609, esperaban para ayudarles a escapar de la expulsión. Esta parte de Benimaurell y sube en dirección a Collado de Garga. Es importante notar que esta ruta tiene una parte muy vertical y desaconsejada para niños y personas en baja forma a la cual se llega al alcanzar la Penya Roja, punto en el que deja de haber señalización.
Para llegar a la cima de Cavall Verd, el terreno se vuelve más escarpado y en algunos tramos es necesario escalar ayudándose de las grapas y cadenas en la roca instaladas. Esta zona más complicada es de dos kilómetros, y una vez en la cumbre, es posible ver el Montgó, la sierra de Segaria e incluso Denia.
Tras un ascenso tan duro, nada mejor que un plato tradicional de la zona. Entre los platos más destacados de la gastronomía están las cocas al horno, el arroz al horno y el espencat, un plato de pimiento y berenjena al horno con bacalao, todas recetas muy típicas de la comarca de la Marina Alta. En las diferentes pedanías hay restaurantes y bares en los que probar los platos típicos de la zona, una forma más de sumergirse en la cultura e historia de este pequeño valle.
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