Este verano, de vacaciones al pueblo

La pandemia del coronavirus va a acambiar los hábitos y costumbres de los españoles en muchos aspectos de su vida. Y sobre todo en el ocio. Las vacaciones de 2020 van a ser muy diferentes a las habituales. Viajaremos menos y más cerca. Los españoles volveremos de vacaciones al pueblo.

Tras años de largos viajes, este verano la tendencia será pasar los días de descanso en nuestro entorno más cercano, volveremos a nuestras raíces, a los pueblos de nuestros padres y abuelos. Eso sí, sin las recordadas fiestas y romerías de nuestra infancia. Centenares de festejos se han cancelado, aplazado o están en vilo por la pandemia.

«Cuando la gente comience a ver la luz, habrá mucho turismo local». Son palabras de Joan Roca, cocinero del Celler de Can Roca, copropietario de este restaurante de tres estrellas Michelin de Girona considerado dos veces el mejor del mundo. «Ahora hay que reclamarle medidas al Estado para que nos tengan en cuenta y también trabajar con propuestas para que nuestros clientes se sientan más cuidados que nunca», ha añadido.

Roca ve el turismo de proximidad como solución a corto plazo e insiste en que el trato y la profesionalidad serán «todavía más importantes». La gente, en su opinión, será tras la pandemia «más sensible a la sostenibilidad, a la responsabilidad social, a la ecología y a cuidar el planeta».

La playa es uno de los destinos favoritos para pasar nuestras vacaciones de verano, pero este año será muy diferente. Autoridades como el vicepresidente de la Junta andaluza y consejero de Turismo, Juan Marín, han apostado este lunes por que será «muy probable» que este verano se pueda ir a la playa, aunque ha advertido de que las condiciones para esto dependerá de la evolución de la pandemia del coronavirus y según los criterios que determine el Gobierno central. «Playas tenemos en todas las geografías y tendrán que ser los mismos criterios para todas. He visto imágenes de ciencia ficción. Quedan semanas para ello y cuando tengamos la información se trasladarán las decisiones», ha señalado. De momento, tódo está en el aire.

Marín hacía referencia a la inicativa de una empresa italiana que ha desarrollado una posible solución para mantener la distancia de seguridad este verano en las playas y evitar el contagio del coronavirus: se trata de cubículos de plástico transparente que aíslen a los bañistas en cada tumbona. En cualquier caso, la saturación de las playas o chiringuitos a la que estamos acostumbrados no parece que vaya a repetirse este verano.

Quien tenga la oportunidad de viajar tambien notará grandes diferencias con lo visto hasta ahora. El Gobierno está planteando medidas que pasan por cerrar fronteras tanto de entrada como de salida para evitar los contagios importados, que los viajes se realicen en trenes y aviones al 30% de su capacidad o incluso establecer turnos para ir a la playa. Estas restricciones convertirán a los turistas en consumidores «más prudentes», señala Joan Miquel Gomis, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), que asegura estamos «muy lejos de una situación de normalidad» y, por tanto, la reactivación de la demanda «no tendrá el efecto rebote acelerado del que se habla».

Dado que los turistas nacionales serán más cautos en sus viajes y los extranjeros será difícil que lleguen a España, los expertos vaticinan que los precios bajarán para atraer la demanda.

El precio que podría subir es el de los transportes por las restricciones de aforo. «Las compañías aéreas de bajo coste anteriores a la crisis no podrán mantener sus ofertas porque será insostenible desde el punto de vista económico». El turismo podría volver a un escenario similar al de los años 70, «cuando las familias se desplazaban en sus propios coches y mayormente a apartamentos veraniegos».