La caída de José Luis Ábalos como ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE dibuja un escenario nuevo en el socialismo valenciano. Los congresos que el partido tiene previsto celebrar durante los próximos meses, el federal en octubre y el de ... País en noviembre, y de manera inmediata a partir de esa fecha los provinciales iban a contar con el dirigente valenciano al frente de la sala de máquinas del partido. Desde el pasado sábado, ese horizonte ya no existe.
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Podría pensarse que el sector que se identifica con Ábalos en el socialismo valenciano pudiera entrar en depresión. E incluso sería comprensible. El modo en que se ha producido la salida del Gobierno y del partido, el vacío en el traspaso de cartera a su sucesora, Raquel Sánchez, la falta de explicaciones sobre la motivación que ha llevado a Pedro Sánchez a adoptar una decisión de este tipo, han generado una reacción a mitad de camino entre la decepción y la incredulidad.
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Pero el abalismo, el movimiento que se identifica con el exministro en el seno del socialismo valenciano, ya ha comenzado a reordenarse. Los primeros encuentros entre cargos del partido en la Comunitat Valenciana se produjeron el pasado lunes por la noche. Una cita sin la presencia de Ábalos, pero sí con la de su núcleo más cercano, que inicialmente estaba convocada para abordar el proceso de elección de delegados para el congreso federal, y que, a la vista de lo ocurrido el sábado, derivó en un cónclave de análisis de estrategia de futuro. En la reunión, los apoyos del exnúmero tres del PSOE coincidieron en la necesidad de hacer un análisis sereno de la situación y de los pasos a dar. Eso sí, también se consideró que las posiciones «que eran válidas hasta el viernes», en alusión a la víspera de la crisis de Gobierno, lo siguen siendo una semana después.
Esas posiciones tienen que ver tanto con los planteamientos estratégicos como con el peso específico del abalismo. El sector agrupado entorno al ya exdirigente socialista asegura disponer de la misma representación en el partido que cuando Ábalos ocupaba la secretaría federal de Organización. «El ejército es el mismo», señaló ayer una voz de este sector, que asumió que, aún a pesar de la decepción por la salida del Gobierno y de la dirección del partido, el abalismo mantiene el discurso y la bandera de la renovación de al que siempre ha hecho gala Ábalos. Y considera que desde esos principios, sus apoyos en el partido no se han visto resentidos. «A los veletas nunca los hemos contado como nuestros», en alusión a la eventual marcha de cargos del partido que procuran acercarse o separarse de un sector en función de cuáles puedan ser sus expectativas.
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¿En qué se traduce esa posición? La líder provincial de Valencia y mano derecha de Ábalos, Mercedes Caballero, emplazó hace pocas semanas a Puig a integrar a esa parte del partido que en el congreso de 2017 en Elche se quedó fuera de la dirección, cuando Puig se impuso a Rafa García y compuso la ejecutiva del PSPV a su gusto. Caballero no suele morderse la lengua a la hora de expresar sus opiniones. La dirigente provincial entiende, al igual que el abalismo, que la confrontación que se produjo en 2017, apenas unos meses después de la caída de Pedro Sánchez en el comité federal del 1 de octubre de 2016, no debería reproducirse. Y la condición básica para ello es que Puig entienda que la dirección del partido debe representar a todo el PSPV y contar con todas las sensibilidades. «No ha cambiado nada de esa posición», señaló ayer un dirigente abalista a este diario. De hecho, incluso planteó que si Puig decide repetir el esquema del congreso de 2017, sin propiciar un acuerdo de integración, el abalismo se planteará las decisiones a adoptar, que probablemente no pasarían por la presentación de un candidato alternativo, pero que sí que trataría de expresar de alguna forma el rechazo a la falta de voluntad de integración del secretario general.
El abalismo, a la espera de que el propio Ábalos aclare su futuro, plantea la necesidad de que el partido ponga su punto de mira en 2023, el año en que se sucederán elecciones generales, autonómicas y municipales. «Ese debe ser el principal reto, y la mejor manera de afrontarlo es que el partido esté cohesionado para abordar esa cita», se subrayó.
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El secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, se refirió ayer en À Punt a esas llamadas a la integración, y aseguró que esa filosofía está «en el ADN» del líder del PSPV. De hecho, mencionó los casos de Manolo Mata, Toni Gaspar o Jorge Alarte, que se enfrentaron a Puig en distintos momentos y que ahora ocupan altas responsabilidades. «Puig siempre integra a lo que es valioso, aporta y hace que el proyecto socialista sea más fuerte», zanjó.
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