Caso Zaplana: «Estoy 'cagao' en los pantalones, madre mía que acojone tengo»

En marzo de 2018, se vivió un momento de crisis entre los miembros de la trama. Joaquín Barceló, exalto cargo y amigo de Zaplana, es considerado por la policía como algo más que un testaferro, como una persona con capacidad de decisión en muchos de los movimientos. Figura como administrador de varias de las sociedades españolas que presuntamente sirven para blanquear el dinero de las comisiones de Sedesa y de la sociedad Plaza Fountains, radicada en Panamá, con fondos en Andorra y vinculada posiblemente a Zaplana, según la investigación.

El pánico aparece en el momento que sale a la luz un caso de corrupción de empresas con cuentas en Andorra y que en algún caso están vinculadas al abogado uruguayo Fernando Belhot. En ese listado de empresas hay una referencia cifrada de la mercantil Plaza Fountains, que es de Barceló y a la que estaría vinculada Zaplana.

Barceló visita varias veces a Zaplana en el hospital La Fe, donde permanece ingresado algunos días, para hablar de distintos negocios. Durante esos días, el testaferro encargado de la venta de varios inmuebles a través de empresas pantalla, mantiene una conversación telefónica con Saturnino Suanzes en los que se muestra muy alterado al leer los papeles de la operación vinculada a la corrupción aparecida en Andorra: «Estoy cagao en los pantalones... Nos tienen metidos, y cualquier día memos pensado pues salimos, salgo aquí, claro joder... ¡madre mía! lo acabo de ver ahora, Nino, no sabía dónde tirarme, y digo voy a llamarle...»

Barceló, en la conversación que mantiene con el hermano de la exdiputada del PP Elvira Suanzes, teme que en esa investigación al final aparezca su nombre y su vinculación a la firma panameña con fondos en Andorra, un dinero que podría llegar desde las comisiones pagadas en Luxemburgo por los Cotino.