El caos de Cs descabeza al partido en la Comunitat con la salida de Cantó

Toni Cantó tomó ayer un AVE en dirección a Madrid con el presentimiento de que no iba a sacar él los cuchillos, sino de que iba a ser acuchillado. Así lo admitía una hora antes de empezar una Ejecutiva extraordinaria en la que se intentó poner orden en el caos de Ciudadanos. Dos horas duró Cantó allí. La solución elegida por la dirección del partido presidido por Inés Arrimadas no convenció a Cantó, que optó por irse como ya se fue de UPyD. De un portazo seco. El partido le abrió la puerta al esquivar la reacción drástica que solicitaba el dirigente valenciano: dimisiones en el equipo de Arrimadas, retirada de la moción en Murcia y sumar fuerzas con el PP en Madrid. Consecuencia: adiós de Cantó a la Ejecutiva nacional, adiós al coordinador en la Comunitat, al portavoz y líder del grupo en Les Corts. Los naranjas, descabezados.

Cantó pidió contundencia, un giro nítido de la estrategia, pero el partido prefirió calmar los ánimos. El líder valenciano de Ciudadanos llevaba meses teniendo la sensación de estar haciendo un papelón y ayer cortó en seco. Antes de entrar en la sede nacional indicó que esperaba que en la reunión «asuman responsabilidades. Van a tener que dimitir bastante gente, tienen tras un mes negro, después de los resultados de Cataluña y el bochornoso espectáculo de Murcia», advirtió Cantó, quien también negó que hubiera recibido una oferta directa de Teodoro García Egea (número dos del PP) la semana pasada, o que fuera a sumarse a un nuevo núcleo duro del partido. Cantó también aseguró estar «flipando» al mencionársele que se barajaba su nombre como candidato de Vox en Madrid.

«La situación es mala y lo único bueno que podría ocurrir después de todo esto es que se dé un giro a la estrategia de Cs», señaló Cantó, que tres horas más tarde abandonó la sede de Ciudadanos aparentando una potente emoción y anunció su renuncia a todos los cargos en el partido, a nivel nacional y valenciano. En su grupo en Les Corts, estupefacción y sensación de abandono.

«Había que hacer era darle la voz a los afiliados que puedan recuperar el partido de los dos últimos batacazos. Me preocupa en primer lugar, desde luego, retirar esa ridícula moción de censura que hemos llevado a cabo y que era una mala idea y que, sobre todo, ha sido llevada a cabo de una manera absolutamente bochornosa. Había otras formas de hacer las cosas. Nos podíamos haber salido del Gobierno (de Murcia) en principio. Quien no tuviera en mente que pudieran darse las consecuencias posteriores me parece que no debería estar en un puesto de la relevancia del Comité Permanente del partido. Y luego está la Comunidad de Madrid. El centro derecha no puede perderla. Es esencial, el eje de la libertad y la prosperidad económica. Yo he dicho en la Ejecutiva y no se ha permitido que se vote, que no podemos ir solos. No parece que estén por esa labor. Obviamente dimito de esta Ejecutiva, que en unas horas me voy a Valencia y entregaré mi acta de diputado, mandar un saludo a la militancia que no merece tener una dirección que no asume su responsabilidad, y recordar a Albert Rivera, que dio una lección de como comportarse», indicó Cantó, quien aseguró que lo único que sabía que iba a hacer es «llamar a mi representante para ver si puedo trabajar en lo mío dentro de poco. Estoy cabreado, triste y jodido». Y se fue. Edmundo Bal, portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados, consideró que Cantó venía dimitido de casa y que huele, camina y habla como alguien que se dirige de cabeza al PP.