El Consell se gastará 9,8 millones en rehabilitar otro palacete de Valencia

La Generalitat justifica en la licitación que llevará a cabo la obra para dar solución a los necesidades de espacio manifestados por las consellerias durante los últimos años, sobre todo para disponer de espacios representativos en el centro histórico de Valencia, para mejorar la imagen de sus instituciones y «evitar la contratación de arrendamientos o compras de inmuebles similares» en aras de una mejor optimización del patrimonio de la Generalitat. Su situación en la ciudad (cerca de las sedes de Presidencia y Vicepresidencia de la Generalitat, Les Corts y la Conselleria de Hacienda lo convierten en la mejor opción para satisfacer esta necesidad, dice el Consell en los pliegos técnicos.

De este modo, el Botánico amplía su red de palacios, tras la compra de los edificios de Correos en Alicante y Valencia, la adquisición del Palau de Tremolar, y la adecuación del que alberga la sede del Hacienda, el Palau del Almirall, que también ha sido rehabilitado. El de Calatayud, que ahora se reformará, fue adquirido en 1980 y lo destinó a fines administrativos. En 1986 la Generalitat compró dos edificios contiguos y colindantes con el anterior, el primero en Horno de los Apóstoles y una casa en estado ruinoso donde originariamente hubo un horno de pan llamado de los Apóstoles. Este último edificio fue demolido y reconstruido rectificando alineaciones como prolongación del anterior en 1987. El conjunto nunca ha sido objeto de una intervención unitaria, sino de una suma de intervenciones puntuales de mayor o menor envergadura que han tenido como resultado un edificio con grandes carencias de funcionamiento sobre todo en lo referente a materia de accesibilidad y seguridad. Carencias que motivaron su desalojo en 2015.

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Hasta es momento, fue sede de la Conselleria de Justicia y Administración Pública y de la nueva Conselleria de Transparencia, después. Ahora, para poder restituir el uso administrativo y afectarlo al dominio público de la Generalitat, el edificio debe ser objeto de «una importante obra de Rehabilitación y Restauración que resuelva todos sus problemas, recupere sus valores culturales y patrimoniales originales y los concilie con las exigencias de la normativa técnica vigente para las edificaciones y sus instalaciones y los requisitos funcionales propios del uso administrativo para el que va a destinarse».

Para la obra de rehabilitación, el Consell ha acudido a los fondos europeos de los edificios. El Programa de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos (PIREP), una de las primeras obras incluidas en este fondo. De hecho, según la licitación, las empresas interesadas ya han visitado las instalaciones, a falta de unos días (finales de mes) para que el Ejecutivo resuelva el contrato.