Consuelo Císcar optó por declarar sólo ante su abogado. Eso le permitió protegerse de los interrogatorios de las acusaciones donde las preguntas sin respuesta ... o las contestaciones con débiles argumentos podrían haber sido la tónica. La estrategia, que lógicamente también evaluará el tribunal, le ofreció la posibilidad de exponer su preparado discurso sin trabas e incluso de soltar algo de propaganda como si de una rueda de prensa se tratara. «Estoy muy orgullosa de la gestión en el IVAM, de haber aumentado el patrimonio de los valencianos». Y todo esto después de que el pasado julio aceptara una condena de año y medio precisamente por su deficiente dirección de la institución.
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La exdirectiva no tuvo dudas de hacia dónde derivar su responsabilidad, los técnicos, los miembros de la comisión de adquisición que, según ella, no pusieron reparos a las «ventajosas» compras de las piezas póstumas de Rueda. «Estaban enterados de todo y tenían toda la documentación», se despachó. Císcar mostró su malestar porque cuatro años después de abandonar el museo, la Generalitat, con un informe de la Intervención, pusiera en duda toda su gestión.
También conocían todos los departamentos que, en teoría, supervisaban estos procedimientos que las obras de Rueda eran póstumas y las fundiciones las iba a pagar el propio IVAM. «Tenía constancia yo y todos los responsables de los departamentos que gestionaban esa situación. Sabíamos perfectamente que eran obras póstumas», insistió El IVAM gastó tres millones en el artista.
El tratar de extender o compartir la responsabilidad entre diferentes órganos de una institución o empresa suele ser habitual en asuntos de corrupción donde una de las opciones siempre es apuntar al consejo de administración. Se vio en el caso Emarsa y también más recientemente en el caso Alquería.
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Císcar quiso en todo momento subrayar que la incorporación masiva de obras de Rueda por compra y donación «era una oportunidad para el IVAM». Un negocio redondo. La idea era convertir al artista «en una referencia del museo», junto a Julio González, del arte abstracto. Se esforzó durante su declaración en comparar el caso de Rueda con el de González diciendo que también existen piezas póstumas de este y no se ha montado ningún escándalo. De igual modo, recordó que otros museos cuentan con obras de idénticas circunstancias a las cuestionadas en el caso de Rueda.
Lamentó el daño que se le ha causado a la memoria del artista porque todo esto mancha su legado. Al parecer, su hijo adoptivo y heredero, que ha traído a la Sala las piezas sobre las que se basa el trabajo que posteriormente adquirió el IVAM, pareció emocionarse con esta declaración. Hoy será el turno de Juan Carlos Lledó, el que fuera número 2 del museo, que ya anunció ayer que contestará a todas las acusaciones. Otra vía diferente a la de su antigua jefa. Habrá que ver el resultado. De momento, el proceso ya es internacional. The Times publicó ayer un artículo del juicio por la compra de obras falsas.
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