
¿Qué España queremos? | 6
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¿Qué España queremos? | 6
Emilio Lamo de Espinosa: «España es un país conservador pero si preguntas a la gente te dicen que son de izquierdas»Emilio Lamo de Espinosa (Madrid, 1946) no es sólo uno de los sociólogos más reputados de España. Ha sido director y presidente del Real Instituto Elcano, el prestigioso 'think tank' de geopolítica. Un asunto que abordaba en su libro más reciente, 'Entre águilas y dragones'. Mantiene una íntima relación con Valencia a través de Requena, la localidad natal de su padre. La entrevista se realiza en su domicilio madrileño.
-¿Qué es para usted España?
-Habría que diferenciar entre la palabra y el contenido. La palabra nos la ponen los romanos, que son nuestros conquistadores. Aceptamos esa identidad, plenamente, y España fue romanizada; hablamos latín vulgar, el derecho es el Derecho Romano, la religión dominante es la que fue religión del Imperio, las calzadas, los acueductos... España es romana y esto es una identidad esencial en este país. Hay una segunda identidad, que es de rechazo, causada por una segunda invasión, la islámica o musulmana, que define España frente a un otro. Y que hace una cosa singular, que España es de los pocos países occidentales que es occidental por voluntad, no por posición. Y la tercera invasión es la napoleónica, tan brutal como la romana, que crea un problema que va a manifestarse en el guerracivilismo del XIX y buena parte del XX, y que he llamado la herida de la modernidad. Las luces, la razón, la Ilustración, el Código de Napoleón penetra a lomos de las bayonetas, lo cual es muy problemático y genera una enorme tensión. Una tensión entre los ilustrados, que son modernos pero que son los gabachos, el enemigo, y por la otra parte, lo nativo, lo autóctono, que es el absolutismo y el 'viva las caenas'. Es la Constitución de 1978 la que cierra esa herida de la modernidad. Los españoles vamos a ser libres y modernos, las dos cosas. El franquismo, por supuesto, pertenece a ese mismo escenario de confrontación entre lo autóctono y lo extranjerizante.
-¿Y cuál sería el momento fundacional de España?
-Cuando adquiere conciencia es evidentemente con la Guerra de la Independencia. La guerra napoleónica define una conciencia de identidad nacional.
-Ha citado el franquismo, ¿sigue condicionando la vida política española?
-El franquismo son cuarenta y tantos años, es nuestra Historia. No nos olvidemos, la Guerra Civil fue una guerra civil, esto es importante, ahora parece como si hubiera aparecido un ejército de ocupación… Franco contaba con numerosos partidarios, el franquismo también, Franco murió en la cama, cuando murió hubo larguísimas colas para honrarlo… O recordemos la llegada de Franco a Barcelona después de la Guerra Civil, es apoteósica. El franquismo fue un hecho relevante. ¿En qué medida hipoteca el presente? Está mucho más presente en las narrativas que en la realidad, que ha cambiado por completo. La España franquista que yo conocí de joven era intolerante en lo político, no totalitaria ya pero sí autoritaria, una España autárquica en lo económica, y con una moralidad y una cultura casi tridentina, muy tradicional. Hoy es exactamente lo contrario. La realidad española actual no tiene nada que ver con la realidad franquista. Lo que ocurre es que hay quienes creen que contra el franquismo se vive mejor, y movilizar los recuerdos, las imágenes, la memoria antifranquista proporciona legitimidad y proporciona votos. Esto es así porque el franquismo ha marcado la cultura política de los españoles. Y en ese sentido, todo aquello que estuvo en contra del franquismo aparece aureolado con una especie de sensación de libertad, de progreso y de modernidad, y por el contrario todo lo que se aproxima al franquismo aparece marcado con la etiqueta de facha y extrema derecha. Tenemos una cultura política bizca. En España, si cogemos el eje izquierda-derecha la moda la tienes siempre en el eje centro-izquierda, no ha variado en cuarenta años. El país es de centro-izquierda. ¿Quiere eso decir que es de verdad de centro-izquierda? A medias. Es un país muy conservador, de costumbres, de tradiciones. Pero si le preguntas a la gente, ¿es usted de derechas o de izquierdas? Te contestará, no, yo soy de izquierdas. Porque definirse de derechas… ¡uffff!, cuesta, y eso es claramente una herencia negativa del franquismo. Es un país que se identifica con el centro-izquierda, que es la posición en la que está el Partido Socialista.
-¿Está o estaba...?
-Ha ido moviéndose hacia la izquierda y la sociedad española no se ha ido moviendo a la izquierda. Hablamos mucho de la polarización pero la realidad es que la sociedad no se ha polarizado. Ha crecido algo la extrema derecha, algo, muy poco, y ha crecido bastante más la extrema izquierda. El Partido Socialista se ha movido no tanto en sus planteamientos pero sí en su práctica, ha ido a aliarse con el Partido Comunista, con los nacionalistas, con los independentistas, con Bildu… es decir, se ha ubicado claramente mucho más a la izquierda de lo que estaba en tiempos de Felipe González. De hecho, lo que hay es una polarización del discurso político, que no de la ciudadanía, lo que ha generado un profundo malestar entre la ciudadanía y los políticos. Y eso lo acreditan los sondeos, los propios barómetros del CIS. Hay que irse a ver una pregunta del CIS, cuáles son los principales problemas de España; bueno, pues durante años los principales problemas han sido el desempleo, la situación económica, hubo años en que también aparecía las drogas, el terrorismo… hoy lo que queda es el desempleo y los políticos, la falta de acuerdo entre los partidos, como los primeros problemas de España. Por cierto, que me parece relevante que siempre se dice que el CIS no pregunta por la monarquía, pero en esos barómetros aparece la monarquía como el problema número... 50, 52, 55… mencionado por el 0,1% de los españoles. Me parece importante para hacer ver que ese discurso sobre monarquía o república es impostado, porque a los ciudadanos la monarquía no les plantea el más mínimo problema.
-Siguiendo con el repaso histórico, ¿la Segunda República fue una oportunidad perdida?
-La Segunda República es un fracaso. En el último siglo y medio España ha tenido dos repúblicas y dos restauraciones monárquicas. La Primera República duró meses, acabó con tres guerras civiles, una guerra cantonal, una guerra en Cuba, una guerra carlista… Un fracaso rotundo. Y de ahí a la primera restauración y la Constitución de 1876, que dura hasta 1923, es un período brillante de la Historia de España, en lo económico, hay libertad, hay alternancia en el poder, hay elecciones libres; es cuando se rompen las murallas de las ciudades y se expanden extramuros, España respira en ese periodo. Luego entramos en otro periodo convulso y acabamos en la Segunda República, que dura unos cuantos años más pero que es un fracaso. Un fracaso en el que los propios que habían traído la república acaban rechazándola. Es verdad que Franco da un golpe de Estado el 18 de julio, pero es que en octubre del 34 el Partido Socialista organiza una revolución armada para acabar con la República. Al final, en el 36 la República no contaba prácticamente con nadie. Los socialistas quieren acabar con ella, los comunistas quieren acabar con ella, y las derechas estaban organizando el golpe. Fue un fracaso tremendo a pesar de que la ilusión con la que se recibió fue extraordinaria. Y después de eso tuvimos los cuarenta años de dictadura y una segunda restauración, con el Rey Juan Carlos I y ahora con el Rey Felipe, que es un éxito, necesitado de muchas reformas pero un éxito, el mejor periodo de la Historia moderna de España, ha habido un desarrollo… Jamás los españoles hemos tenido ni tanta seguridad, ni tanta libertad, ni tanta prosperidad como en estos últimos cuarenta años. Dos repúblicas que fueron dos enormes fracasos, dos restauraciones monárquicas que fueron éxitos muy relevantes.
-¿Debería España pedir perdón por la colonización como nos piden algunos dirigentes iberoamericanos?
-¿Deberían los romanos pedir perdón porque nos esquilmaron las minas de plata o los franceses porque nos robaron a manos llenas? ¿Y a quién se pide perdón? ¿A los aztecas por haber destruido un sistema sangriento y brutal? Méjico es un producto de España, al igual que España es un producto de Roma. ¿A quién pides perdón? Carece de sentido dicho así. Que se pretenda hacer una revaluación de lo que son todos los procesos de conquista/colonización me parece sensato, los historiadores están para esas cosas. No podemos olvidar que las primeras universidades, los primeros colegios, los primeros hospitales, las primeras imprentas en toda América, Norte y Sur, las crean los españoles, y no sólo para ellos, también para los nativos. Los españoles son los primeros que deciden que los indios son seres humanos, son personas como tú y como yo, y esto en el siglo XVI no es broma. Por tanto, luces y sombras, ni ángeles ni demonios. ¿Qué eran los españoles? Pues europeos del siglo XV y del siglo XVI, con todo lo bueno y lo malo. Pero hay mucho bueno a rescatar de la enorme epopeya que fue la frontera española en América. Lo fundamental, el mestizaje. España hizo en América lo que Roma hizo en España, incorporar esos territorios a la cultura grecolatina. El mestizaje es la gran herencia española en América, que no existe en el Norte, la población del Norte fue esquilmada y la población de América latina es mestiza. Los matrimonios mixtos no sólo es que no estaban prohibidos, es que estaban recomendados.
-Vamos de la Historia al presente. Tenemos un grave problema, el problema catalán. ¿Hay que conllevarlo, como decía Ortega?
- La conllevanza ya es una solución, pero no estamos en la conllevanza sino en un camino de deterioro claro hacia una confederación de repúblicas plurinacionales. El Estado de las autonomías fue un acierto en muchos sentidos, la Constitución del 78 la defiendo a capa y espada sin ninguna duda. Entre otras cosas ha producido lo que Ortega llamaba la redención de las provincias, lo que eran ciudades provinciales que eran poblachos muchas de ellas se han transformado en ciudades espectaculares gracias al Estado de las autonomías. ¿Dónde ha fracasado el Estado de las autonomías? Se confiaba en la lealtad de los nacionalistas, como Tarradellas, que iban a aceptar el marco constitucional tal y como estaba; no ha sido así, han buscado más y un poco más y cuando más tienen más quieren, y ese camino lleva a la independencia, que es lo que quieren y lo dicen abiertamente, sin tapujos. Y esto lleva a un desmembramiento, una ruptura y una reforma radical de la Constitución, que sería una tercera república y un tercer fracaso, como las dos anteriores. ¿Cómo se puede parar? Hay dos modos, en el largo plazo arreglando la situación que la Constitución dejó mal articulada; el Estado de las autonomías no es un Estado federal, es un federalismo asimétrico; deberíamos establecer una clara delimitación de las competencias, asegurando a su vez que esa distribución no merma la igualdad entre los españoles, que en este momento sí está mermada. En el corto plazo la solución es aplicar la ley, como nos acaban de decir los europarlamentarios que han venido a Cataluña a ver cual es el estado de los procesos de inmersión lingüística. Cuando se aplicó el 155 no pasó nada, cuando en el País Vasco se ilegalizó Batasuna no pasó nada, cuando aplicas la ley con toda la firmeza no ocurren grandes cosas. Si no la aplicas, si quieres negociar y obtener votos a base de no aplicarla, entonces es un barullo que va alimentando ese proyecto de ruptura.
-¿Veremos un referéndum en Cataluña?
-No lo excluyo pero sería extraordinariamente problemático. No creo que vaya a haber un referéndum de independencia, porque eso es claramente inconstitucional, pero sí creo que se está estudiando hacer un referéndum consultivo sólo en Cataluña, que no sería vinculante jurídicamente pero que tendría una repercusión política enorme si es ganado por el independentismo, y sería ganado porque no es vinculante. Ahora bien, esto es abrir la espita, a partir de ahí un referéndum consultivo da lugar a unas exigencias posteriores imposibles de frenar, porque se ha ganado el referéndum consultivo, y si se hace en un sitio por qué no se va a hacer en el siguiente, y entras en una dinámica de desmembración que a Europa le produce horror pero que es perfectamente posible que llegue a ocurrir. Con un problema adicional y es que en el momento en que al Rey le pongan a la firma un documento que abra la puerta a la ruptura de España no sabemos qué es lo que puede hacer, y eso sería la bomba que haría estallar todo el edificio constitucional. Por tanto ese es un camino que mejor no recorrer.
-Hablemos del papel de España en el mundo. ¿Nos hemos quedado completamente desplazados en el escenario mundial? Pintamos más bien poco.
-Sí, pintamos poco, menos de lo que deberíamos pintar. Europa pinta menos. Lo que pinta es Estados Unidos y China, poco más. Segundo, en el marco europeo, la ampliación llevó el centro de gravedad al Norte y al Este y nosotros estamos en el Sur y el Oeste, geográficamente marginados. Tercero, la guerra de Ucrania ha reforzado todo eso, el papel de los países del Este, fundamentalmente Polonia, que hoy es más importante que España, cuando no debería de serlo. Cuarto, estamos desarrollando una política exterior confusa, en realidad hay dos políticas exteriores en este Gobierno, una la formal, la de Albares, la de nuestros aliados, Francia, Alemania, Estados Unidos… Y hay una segunda política exterior, la que representa Sumar, Podemos, Zapatero, que llevan su propia línea independiente, en Marruecos, en el Sahara, donde hemos cambiado de opinión bruscamente, en América Latina, en Ucrania, con Rusia, y la llevan ahora en Palestina. Y una última consideración. España, desde la gran recesión no ha dejado de ser un país menesteroso, que pide ayuda a nuestros socios europeos. Económica, pero también pide ayuda política. Cuando el procés, en el 17, la diplomacia española hizo una magnífica tarea para blindar el acceso del procés a las cancillerías europeas. Ninguna los recibió. Esto no es conocido pero es muy importante. Y es una de las razones del fracaso del procés, nadie les reconoció. Pero todos esos apoyos se acaban pagando. Por tanto, España se encuentra en una situación en que podíamos ser el tercero de una triada Francia-Alemania-España, o París-Berlín-Madrid, pero no estamos ahí, más bien se está articulando un eje París-Berlín-Varsovia, al que Italia se suma, y nosotros estamos de medio lado.
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-La última no tiene que ver con España pero no me resisto a no hacérsela a un experto en geopolítica: ¿Biden o Trump?
-Sin la menor duda. A pesar de que Biden ya vemos cuál es su condición física, y que es penoso que el Partido Demócrata no haya conseguido presentar un candidato razonable, no tengo la menor duda de que Trump es un peligro enorme para todos. Es la prueba de que el sistema americano ha sido incapaz de meter en vereda a un expresidente que dio un golpe de Estado. Creo que se va a presentar y lo más probable es que gane. Es extraordinariamente peligroso para la democracia americana. Y su efecto en la política exterior puede ser brutal, especialmente para Europa. Trump supone un riesgo para el mundo pero especialmente para Europa. Al final, la seguridad de los europeos depende de que voten bien los norteamericanos.
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