Antes de que un vendaval de frio y nieve le dejara tirado en el aeropuerto de Estrasburgo, Esteban González Pons tenía previsto viajar a Valencia para presentar de la mano de este periódico 'El escaño de Satanás', la novela que acaba de escribir, un relato ... del infierno de la política, se ha dicho. González Pons sabe bastante de cielos e infiernos, porque su carrera política retrata sucesivos éxitos y fracasos, muertes y resurrecciones dice él, que tan pronto le han hecho situarse a la derecha del Padre como desaparecer de la primera línea por esas razones que sólo los que conocen por dentro la actividad política pueden entender. Para esa presentación 'non nata', González Pons contaba como madrina con la directora general de Cultura, Carmen Amoraga. Un alto cargo del PP, altísimo de hecho, en amable charla –se supone– con una directora general socialista. Pocos dirigentes políticos consiguen tender puentes de esa manera. Ese es este político popular (Valencia, 1964) que fue portavoz del PP en el Senado, conseller de Educación de la Generalitat, vicesecretario general de su partido y vicepresidente del PP europeo, entre otras responsabilidades que adornan una carrera política de altos vuelos.
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El autor de «la fiesta acaba a las cuatro», que no es un libro sino la sentencia con la que le abrió la puerta de salida del partido a Ricardo Costa. El único capaz de sostener un discurso de perfil valencianista, y utilizar el valenciano en todas sus intervenciones en Les Corts durante su etapa como titular de Educación, y al mismo tiempo, capaz de acudir a la sede del STEPV, el sindicato más abiertamente izquierdista, como primera visita al frente de esa responsabilidad. El último joven de la Transición, un generador de consensos en la sala de máquinas de Alberto Núñez Feijoo. Al González Pons apartado de la dirección popular en la etapa de Pablo Casado y Teo García Egea le ha sucedido el González Pons 'hombreparatodo' del presidente nacional del PP. Ahora negocia con Félix Bolaños la renovación del Consejo General del Poder Judicial, y la frena cuando detecta la enésima trampa de Pedro Sánchez, ahora perfila la estrategia para detener el intento de jaque del presidente del Gobierno al Tribunal Constitucional.
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La última resurrección de este escritor metido a político, el Esteban González Pons de siempre, ocurrente como pocos, de regate corto brillante. abierto, buen conversador, político culto como pocos, y sin duda, el dirigente del PP valenciano más influyente desde que Casado decidió cavar su propia tumba enfrentándose a Díaz Ayuso. 2022 ha sido el año del regreso de este político de talante, ahora que tan pocos dirigentes disponen de esa virtud. En tiempos de política líquida, de laiks y de visitas, González Pons nos da la garantía de ser el mismo de siempre. Varios pasos por delante, a la espera de su próxima muerte. Sin duda, para volver a resucitar. Una vez más.
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