Existe la sensación de que aquello que es gratis, se disfruta más. El exdirector de Vaersa Felipe Espinosa quizá pudo experimentar esta combinación gracias a su tarjeta de crédito en la empresa pública. La Fiscalía y la Abogacía de la Generalitat sostienen que aprovechó ... su posición para costear sus gastos personales del erario. Le reclaman 19.000 euros sólo del último ejercicio. El resto, más de 80.000 euros, han prescrito. Espinosa responde que todo está justificado, que trabajaba siete días a la semana, que se encontraba al frente de un 'monstruo' de más de 1.000 trabajadores.
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Su estrategia de defensa, sin embargo, encuentra fisuras cuando se le pregunta directamente por los pagos en una tienda de esquí de Andorra y la gasolina abonada en el país vecino. «Seguro que era de trabajo», contestó a la fiscal. Pero, claro, ¿qué interés podía tener Vaersa en Andorra durante las vacaciones de Navidad? La ausencia de una respuesta convincente también se aprecia en los desembolsos en Leroy Merlin. Se ignora el producto que necesitaban en Vaersa del hipermercado del bricolaje.
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El interrogatorio de la fiscal fue sorprendentemente brusco. En el turno de la Abogacía de la Generalitat se incidió en los gastos de Andorra. Le preguntaron acerca de su desplazamiento. «No lo recuerdo. Es posible», indicó. Se le acorraló también respecto a un gasto de 300 euros en una cervecería en marzo de 2011. No supo concretar con quién compartió mesa porque la cantidad invita a pensar que no acudió solo. Espinosa sacó dinero (1.500 euros en efectivo) antes de un viaje a Colombia. «No se puede pagar todo con tarjeta allí», se justificó ante la pregunta de la Abogacía. El exdirigente se ha visto acorralado ante las preguntas de la Abogacía al no saber justificar -o hacerlo de manera muy endeble- los desembolsos.
Su defensa se esforzó por presentarlo como víctima de una persecución política. Lamentó, en este sentido, la tardanza de la Generalitat en comunicarle todas estas incidencias con su tarjeta. Si no lo hubieran hecho diez años más tarde, «ahora recordaría, sin ninguna duda, con quién estaba».
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El letrado recordó que en el viaje a Colombia, siete días y cuatro personas, sólo se abonaron con tarjeta cinco restaurantes. «El resto se hizo con el efectivo», subrayó. El exdirigente negó tener vinculación con algún partido político. «Ninguna de ninguno». El acusado también lamentó ser una víctima de la persecución de la corrupción. «Durante la visita del Papa no estaba ni en la Administración», lamentó como ejemplo principal de asuntos en los que estuvo investigado y luego quedaron en nada.
La Fiscalía y la Abogacía modificaron ayer sus conclusiones -la mayoría de gastos están prescritos- y rebajaron su petición de pena a cuatro años de cárcel. La responsabilidad civil se queda en 19.000 euros.
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La jornada se completó con las declaraciones del interventor de la Generalitat que hizo el informe incriminatorio sobre los gastos y también de testigos que compartieron el día a día en la empresa pública. El especialista se ratificó en la nula justificación de los desembolsos que durante años cargó el dirigente. Subrayó que esos cargos carecían de un motivo laboral y que las revisiones, antes del análisis exhaustivo del caso de Espinosa, se concentraban únicamente aquellas menores de 30.000 euros. Ahora, según indicó, estos hechos no se podrían repetir porque el uso de tarjetas está prohibido desde la Ley de Transparencia.
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