Mas marca distancias con Oltra y estudia cesar a la alto cargo imputada por el encubrimiento de los abusos

Aitana Mas busca un perfil propio -y debe hacerlo- más allá del legado de Mónica Oltra pese a que insista una y otra vez en que confía en su inocencia y desea el inmediato regreso de la líder de Compromís a la política activa.

La nueva vicepresidenta, que tomará posesión de su cargo este jueves en un acto donde está prevista la presencia de su antecesora, ha anunciado que estudia el cese de la directora general de Infancia, Rosa Molero, el único alto cargo investigado en la supuesta trama para encubrir la denuncia por abusos del ex de Oltra.

«Necesito tiempo, acabo de llegar, tengo que ver todas las opciones. Tranquilamente, hemos de valorar en conjunto entre todos...», ha indicado en una entrevista en el programa A La Ventura (À Punt). Al ser repreguntada acerca de su disposición a dejar de contar con Molero, ha contestado: «No lo descarto».

En cierta medida, la salida de Molero resulta lógica. Si la consellera se ha visto obligada a abandonar sus responsabilidades de Gobierno, no tiene sentido que una directora general, a la que se le imputan los mismos delitos, se mantenga en su puesto.

Incluso es una decisión que perfectamente se entendería que adoptara ella ahora que su gran valedora ya no está al frente del departamento autonómico. Mas, no obstante, ha querido tomar la delantera con sus declaraciones 24 horas antes de la toma de posesión.

Sin duda, esto marcaría diferencias con Oltra que hasta la fecha se ha negado a destituir a los cargos de Igualdad salpicados por esta instrucción. Evidentemente, con los funcionarios no se puede adoptar una medida disciplinaria, pero sí apartarlos de algunas de sus funciones. Molero es la única alto cargo investigada. Se trata de una persona de la máxima confianza de Oltra.

La exvicepresidenta siempre ha defendido la perfecta actuación de su departamento. Tanto la suya propia como la de sus subordinados de quien ha destacado en todo momento su profesionalidad. Una decisión en el sentido que ha insinuado Mas supondría una clara delimitación entre una y otra etapa.

La directora general de Infancia, al igual que el resto de investigados, ha efectuado una férrea defensa de toda su gestión en este asunto. Sin embargo, algunas circunstancias invitan a la sospecha. Por ejemplo, Molero aseguró en el juzgado que se enteró por la prensa de que el docente investigado por los abusos a una menor era la pareja de Mónica Oltra.

Los medios de comunicación publicaron las primeras informaciones el día del juicio al educador, en noviembre de 2019. Es decir, dos años después del expediente informativo abierto por orden de Molero. Sin embargo, en el centro donde se produjeron los abusos era vox pópuli el vínculo del educador con la consellera. Incluso la joven víctima de los abusos lo sabía. Era ese uno de los temores para denunciar ya que pensaba que no la iban a creer.

Su relato tampoco termina de encajar con la primera versión que ofreció Oltra. La entonces consellera, en un tono retador, dijo que había sido ella la que dio la orden del famoso expediente de investigación, con el asunto ya judicializado, para averiguar qué había ocurrido tras la denuncia y la falta de credibilidad de la menor. Sin embargo, ese dosier se convirtió en un trabajo para desacreditar a la menor, según el fallo de la Audiencia.

Pero Molero, ya en el juzgado de Instrucción 15, negó que fuera Oltra la que le ordenara esta investigación administrativa. Señaló que la decisión fue suya tras consultarlo con la subdirectora del servicio Gema Plaza. Su compañera también corroboró esta tesis en sede judicial.

Días más tarde, sin embargo, la entonces vicepresidenta cambió la versión durante una rueda de prensa. Sus abogados, en un escrito al TSJ, trataron de desligarla totalmente del expediente, una forma de alejarse del delito de prevaricación que le imputa la Fiscalía. No tuvo éxito. Todavía no tiene fecha para declarar.

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