El álbum de la infancia de Marusela Granell

La artista y doctora en Bellas Artes Marusela Granell tiene una visión nítida de su niñez. «Recuerdo mi infancia en la terraza de casa, jugando con mi hermano Juan». Nada más nacer, su familia se trasladó a vivir al piso 17 de la Torre de Valencia, un edificio recién construido y moderno y se quedaron con el ático, que contaba con una gran terraza desde la que contemplaban toda Valencia. «Mi casa era una isla, un observatorio en las alturas, y yo una niña que quería conocer y observar el mundo, que dibujaba, pintaba, modelaba y disfrutaba en soledad de todo aquello. Ese era mi paraíso».

El padre de Marusela, Juan Granell, era un conocido locutor de radio, trabajaba en Radio Valencia y a su casa solían ir compañeros como Mara Calabuig, a la que acompañaba su hijo, Luis Amigó. «Recuerdo que jugábamos los tres a indios y vaqueros. Yo jugué a juegos de chicos hasta que nacieron mis dos hermanas, Teresa y Amparo; entonces pasé a tener dos bebés reales y nunca necesité muñecas. La verdad es que me sentí madre desde los nueve años y creo que eso también marcó mucho mi carácter».

Su padre le inculcó la pasión por la cultura. «Él tenía una agitada vida social, y desde niña iba con él a cines, teatros, museos, conciertos y todo tipo de espectáculos. En los conciertos me avisaba, susurrándome al oído, del instrumento que estaba a punto de sonar, en los museos me enseñaba a mirar la pintura y yo sentía admiración, por él y por el arte. Con mi padre conocí a Velázquez».

El primer recuerdo olfativo que le viene a la mente es el de las ceras Manley. «Entonces olían de verdad a aceites nobles y esa sensación me viene a la memoria casi todos los días». Las pinturas también están en el origen de sus primeras amistades. «Empecé a socializarme algo en el colegio, cuando una niña, Sol Pons, repitió curso, y entró en nuestra clase pidiendo un pintalabios, cosa que extrañó bastante a mis compañeras. Yo abrí mi estuche y saqué un barra de pintura de labios roja y se la ofrecí, y fuimos amigas para siempre».