Ana Milán es una actriz polifacética, licenciada en Periodismo, nacida en Alicante hace cuarenta y seis años. Javier Mantrana

Ana Milán: «Si he tenido varias relaciones quiere decir que lo he intentado»

Alegre, apasionada, inteligente y con una gran fortaleza, la actriz cree que la bondad es el valor más importante que le gustaría transmitir a su hijo. «Es la vibración más alta que existe en el ser humano; ojalá tiempos como éste acaben sacando lo mejor de todo el mundo»

Viernes, 12 de junio 2020, 00:58

Me la imagino al otro lado del teléfono, serena a pesar de las circunstancias, acompañada de su pareja y su hijo, llena de esa energía desbordante que transmitía en una de sus últimas incursiones en la televisión cuando se puso el delantal en MasterChef y se interpretó a sí misma. O con la mala leche que se gastaba con el personaje de Victoria en Cámera Café. Ana Milán es, al fin y al cabo, una suma de cada uno de los personajes que ha creado en estos más de veinte años que lleva subida a los escenarios, delante y, también, detrás de las cámaras, porque esta licenciada en Periodismo ha demostrado una gran lucidez a la hora de manejar su carrera.

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-¿Qué ve al mirar atrás?

-He conseguido mucho más de lo que había soñado. Desde pequeña quería contar cosas y la vida me lo ha permitido, quería amar y he amado, quería ser amada y me han amado, quería tener muchos amigos y los tengo.... la vida no me debe ya nada y, por lo tanto, el día que falte daré este paseo por bien finalizado, bien acometido y muy bien acompañado. Dicho esto, siempre me quedan cosas por hacer; cumplir sueños provoca otros sueños. Me aterraría pensar que ya no tengo nada pendiente.

-Usted nació en Alicante.

-Nací en Alicante porque, a pesar de que vivíamos en Almansa, mi madre quiso que fuera mediterránea.

-¿Se siente así, mediterránea?

-Creo que no hay para mí una definición mejor, por carácter, por alegría. Cuando haces teatro te das cuenta de que la misma obra, dependiendo dónde vayas, tiene un público distinto, hay una identidad, y en el caso de Alicante, Valencia, Castellón, es la alegría. No lo podemos evitar, somos fenicios, y para mí es un orgullo. Cuando viajo y me preguntan de dónde soy, lo primero que digo es que soy mediterránea. Es mi carta de presentación.

«Lo llevo con calma, se es una verdadera actriz cuando no suena el teléfono»

-Más allá de nacionalidades.

-Yo de nacionalidades entiendo poco.

-Le sigo en redes sociales y le han llegado a decir que es 'un ser de luz'. ¿Qué piensa cuando la definen así?

-Muero de amor. Curiosamente, lo de 'ser de luz' se repite mucho, y en realidad no sé muy bien lo que significa. Lo que sí sé es que es bonito y suena muy bien. Para mí es un regalo que me hace gente y trato de darles algo de mí estos días por si les sirve.

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-Hace directos o participa en juegos, como el que proponía anécdotas para que identificaran cuál era falsa. Y la de que Robert de Niro le tiró un mojito en los pies era verdadera… ¿Se puede contar?

-Es una historia maravillosa. Cuando estábamos representando 'Cinco mujeres punto com', Pilar Bardem nos dice: «oíd, Carlos está con Bobby en Chicote, que si queremos ir a tomar algo». Bobby era Robert de Niro, y allá que nos fuimos, por supuesto, la Machi, Toni Acosta, Pilar… Él bebía un mojito y se le cayó sobre mi zapato, pero es que a continuación se le resbaló un segundo. Por mí como si hubiera habido un tercero. Al despedirnos, caminando por la Gran Vía, absolutamente fascinada por la gran noche que habíamos pasado con este señor tan maravilloso, tan calmado y tan guapo, solo oía 'chof, chof', y a cada pisada iba soltando un poco del mojito de De Niro.

Ana Milán ha manejado una carrera llena de éxitos, también de algún fracaso, y pide papeles para mujeres de mediana edad. Javier Mantrana

-¡Vaya anécdota! Siempre ha tenido una imagen muy segura de sí misma, que sabía lo que hacía.

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-Es una imagen real y no es real al cien por cien. Yo tengo mucha seguridad en mí misma y confío en la vida. También te digo que me he metido unas hostias como pianos de cola. Pero es que esa seguridad sirve, sobre todo, cuando te caes y te tienes que levantar.

-¿Ha heredado esa forma de ser?

-Mi padre era una persona con un gran sentido del honor y con mucha fuerza para la vida. Fueron emigrantes en Alemania; se marcharon a un país donde las circunstancias no eran buenas, con un idioma que no conocían, limpiando una universidad a las cinco de la mañana. A mí esto me conecta con una fortaleza de manera inmediata. Además, está la parte de mi madre, que es la delicadeza, y en mí conviven al 50%.

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-A pesar de que es una persona con tanta fuerza, lo que suele causar recelos, sobre todo entre las propias mujeres, a usted la quieren. ¿Tiene esa percepción?

-Sí, creo que soy una mujer fuerte, sí, pero que nunca enjuiciaría ni me enfrentaría a otra mujer por el hecho de serlo. Tengo una sensación de hermandad, me gusta que las mujeres brillen, también los hombres, por qué no decirlo, que yo, tras esta imagen, me gasto mucha ternura.

«El día que falte daré este paseo por bien finalizado y muy bien acompañado»

-Ha sido centro de informaciones sobre su vida personal, sobre todo cuando la prensa del corazón habla, por ejemplo, de sus 'fracasos amorosos'. ¿Cómo se siente cuando escucha esos comentarios?

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-Me siento mal. Primero, porque mienten muchísimo y, segundo, porque no conocen mi vida. Que haya tenido dos, tres o cuatro parejas es algo que no lo importa a nadie, y a quien le importe es que tiene el corazón muy sucio. Trato de seguir con mi vida, la única bandera que izo es la de la libertad y el respeto y, al fin y al cabo, si he tenido varias relaciones lo único que quiere decir es que lo he intentado.

-Escuché el otro día que tiempos como el que vivimos sacan lo mejor de las buenas personas y lo peor de las malas. ¿Está de acuerdo?

-Vivimos en una sociedad en la que estaría bien darle al malo, al agresivo, al que insulta, la oportunidad de modificarse, de escucharse a sí mismo. Hay una frase que a mí no me gusta demasiado, pero que es aplicable a estos momentos, y es: «dolor con amor se paga». Cuando tienes a alguien que lanza una bomba agresiva contra ti y le respondes desde la educación le estás poniendo un espejo delante. Ojalá tiempos como estos acaben sacando lo mejor de la gente porque yo considero que todo el mundo potencialmente es bueno.

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Para Ana Milán la bondad es el valor más importante y el que le gustaría transmitir a su hijo. LP

-Hay veces que es difícil de creer.

-Totalmente de acuerdo. Atribúyamela, por favor. El ser humano ha ido siempre a mejor y así continuaremos.

-Dice que le gustaría dirigir, pero también ha cocinado. Es productora, actriz, escritora.

-Yo creo que una de las cosas que más me definen es el entusiasmo en lo que hago. No concibo la vida de otra manera, a todo le pongo mucha ilusión, pero no tiene mucho mérito porque soy así de ADN.

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-¿Se ve bien en pantalla o es demasiado perfeccionista?

-Me veo los fallos pero también me disfruto. Trato de ser justa, como lo sería con cualquier otro compañero. Cuando me veo mal, y eso me ha pasado, pienso: «uf, esto podría haberlo hecho de otra forma». Pero hay una cosa que no hago, y es machacarme. Me niego. ¿Podría haber estado mejor? Sí, como casi todos, hice lo que mejor sabía en ese momento, pero normalmente me disfruto.

-¿Cómo lleva la inestabilidad de la profesión?

-Yo tengo 46 años y aunque que llevo veinticinco años en la profesión sin parar de trabajar, es cierto que he notado una parada. ¡Señores, escriban papeles femeninos para mujeres de cuarenta! En Estados Unidos se está haciendo con gran éxito de público y crítica, pero en este país parece que nos está costando un poco más. Trato de llevarlo con calma, porque se es una verdadera actriz cuando no suena el teléfono. Al escuchar cinco y acción todo es más fácil.

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-¿Le ha costado llegar a esa calma?

-He tenido muchos momentos de bajón, pero he tratado de remar hacia adelante, que siempre es mucho mejor que hundirse. Me parece importante mantenerse activo. Yo terminaba una serie, me escribía un libro, acababa una función, me ponía con una obra de teatro. Creo que lo importante es hacer que suceda.

-La última. ¿Qué le gustaría ver en su hijo que piense: «ha valido la pena»?

-La bondad.

-Tan claro como eso.

-De manera rotunda, absoluta. Me parece que la bondad es la vibración más alta que existe en el ser humano. El mundo, con bondad, hacia la tierra, hacia los otros seres humanos, hacia nosotros mismos… iría solo.

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