Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

Ver fotos

Carlos Pascual guarda un gran parecido físico con su padre, de quien ha heredado el perfeccionismo y la honestidad. DAMIÁN TORRES

Carlos Pascual: «Ser abogado es como un veneno que se mete dentro y engancha»

De su padre ha heredado el perfeccionismo y un afán por la excelencia; de su época como opositor la capacidad de sacrificio y no sólo a nivel profesional. El letrado ha formado una familia numerosa y hace ocho días nació su cuarto hijo, la primera niña

Domingo, 31 de enero 2021, 01:42

Comparten nombre, apellido y un parecido físico incuestionable, además de algunas cualidades que Carlos Pascual ha querido apropiarse, como un perfeccionismo que incluso puede rayar en la obsesión, una necesidad de darlo todo cada día y un nivel de autoexigencia muy alto. El abogado, sin embargo, tiene ganas de reivindicarse, de levantarse sobre la alargada sombra de un padre que ha sido protagonista en la sociedad civil valenciana durante años. Pero esta entrevista se retrasa varias veces, con algún aislamiento por precaución y la llegada de una hija que ha reafirmado a este abogado como padre de familia numerosa. Con cuatro hijos y 45 años, Carlos Pascual asegura sentirse en un momento muy especial de su vida, tanto laboral como personal.

Publicidad

-¿Qué ve si echa la vista atrás?

-Creo que he recorrido un camino para estar donde quería estar o, al menos, donde ahora me siento más a gusto. Vengo de una familia con una vocación claramente jurídica, donde mi abuelo, mi padre y mis tíos fueron todos notarios. En el colegio siempre me incliné por las letras, la historia, la filosofía, el derecho. Intenté convertirme en notario, pero es una oposición larga, compleja, donde hay muchas circunstancias que no llegas a controlar. La vocación de abogado siempre estuvo y pasado el tiempo me doy cuenta de que disfruto de mi profesión tremendamente.

-¿Le ha llenado la abogacía?

-Es una profesión muy vocacional que requiere unos sacrificios brutales, tener una capacidad de trabajo absoluta, sin horas en el día y preparado siempre para el cliente. Es como una forma de vida, un veneno que se te mete dentro y que te engancha. A mí me motiva muchísimo ese estrés de dar lo máximo cada día.

Padre de cuatro hijos, Carlos Pascual asegura estar en un momento muy especial de su vida. DAMIÁN TORRES

-¿Fue una decepción no conseguir la plaza de notario?

-Le engañaría si le dijese que fue una alegría. En realidad, lo que pasó es que me di cuenta de que tenía que establecer un límite temporal, que las oposiciones se convocaban cada dos o tres años y no quería dedicarme a estudiar de forma indefinida, porque mi vida es mucho más que eso. Y si podía ser notario fenomenal, pero si no lo conseguía no pasaba nada. El esfuerzo me ha valido la pena posteriormente.

Publicidad

-¿Por qué?

-Porque una oposición te da disciplina férrea, capacidad de sacrificio y el hecho de saber que los límites del ser humano no existen, que se los pone uno mismo. Fui consciente de que podía llevar adelante cualquier cosa que me propusiera si me sacrificaba y me esforzaba. Y en el mercado laboral eso es una virtud.

-¿Qué ha significado para usted llamarse Carlos Pascual?

-Si le digo la verdad, para mí es un honor, un lujo. Mi padre ha tenido un reconocimiento en vida que a muchos les hubiese gustado, una persona con mucho carisma que ha ejercido un papel muy importante en la sociedad civil y que ahora le mueve el haberse sentido útil.

Publicidad

«No me quiero ir a la cama sin pensar que mañana lo voy a hacer mejor»

-¿No sintió que las expectativas sobre usted eran altas?

-Puede que sí, pero lo he podido canalizar de la mejor forma posible. Creo que tengo una personalidad bastante marcada y unos objetivos claros: ser buen jurista, buen ciudadano y, en definitiva, ser una buena persona. Y si eso equivale a que mi padre y mi familia estén satisfechos, perfecto.

-¿Qué cree que ha heredado de él?

-Quizás tendría que decirlo otra persona, pero si lo reflexiono, puede que el perfeccionismo, la autoexigencia y el hecho de que nunca esté satisfecho con lo que hago. A mi padre le pasa exactamente igual. No me quiero ir a la cama sin pensar en que mañana voy a hacerlo mejor y que me he vaciado en todos los aspectos. Además, me he quedado con la honestidad, el trabajo y el esfuerzo. Y con tener los pies en el suelo.

Publicidad

-¿Le ha dado consejos?

-Tanto a mí como a mi hermana nos ha dejado mucha autonomía, nunca le ha gustado influenciarnos. Evidentemente, como todos los padres, si te apartas mucho del camino levantan la mano. También es verdad que no se lo hemos puesto complicado, porque los dos elegimos desarrollar nuestra carrera profesional con esfuerzo y nadie nos ha regalado nada.

El abogado reconoce mantener un nivel de autoexigencia muy alto. DAMIÁN TORRES

-El nombre y el apellido no le han llevado aquí.

Publicidad

-En absoluto, y a mis hijos, aunque son pequeños, les inculco que tienen que labrarse un porvenir por sí mismos, que no esperen que nadie les dé nada hecho.

-¿Le gustaría que siguieran sus pasos?

-Me gustaría que se dedicaran a lo que sean buenos y les haga felices. Me empeño mucho en que sea así porque estoy convencido de que la satisfacción profesional y la personal siempre convergen. Yo les ayudaré en todo lo que pueda y, eso sí, seré exigente con el esfuerzo y la dedicación. Que, además, intenten llegar a la excelencia y ser los mejores en lo que hagan.

-¿Quería formar una familia numerosa?

-(Ríe) La verdad es que no ha sido premeditado, pero estoy feliz. La última nació hace ocho días y tengo tres hijos más de once, nueve y dos años. La vida te da estas cosas y hay que adaptarse lo más rápido posible.

Noticia Patrocinada

«Tengo unos objetivos marcados: ser buen jurista y buena persona»

-¿Cómo ha sido el confinamiento con tres hijos?

-Algo extraño y a la vez positivo, quitado el shock del primer mes. Una vez nos organizamos, el problema es que nunca sabíamos cuándo dejábamos de trabajar, no sabíamos en qué día vivíamos. Pero es extraordinario convivir con nuestros hijos tanto tiempo, cocinar, jugar con ellos, compartir confidencias. Nos ha unido muchísimo y siento que la complicidad es quizás mucho mayor que antes.

-El teletrabajo y los niños pequeños no son la mejor combinación.

-Sin ir más lejos, el pasado lunes teníamos una videoconferencia a ocho bandas con un cliente de México y mi hijo pequeño entró llorando porque se había hecho una brecha. Y no pasa nada. Me disculpé, le atendí y luego continué. Yo creo que nos ha humanizado a todos, que hace un año era algo impensable, pero es de las pocas cosas buenas que nos ha dejado esta situación. Mi experiencia vital me ha demostrado que el ser humano tiene una fortaleza tremenda.

Publicidad

-Su hermana Andrea vive en Madrid y está casada con Beltrán Gómez-Acebo, primo hermano del Rey Felipe VI. ¿Cómo ha sido emparentar con la familia real?

-Me llevo increíblemente bien con mi cuñado, es una persona maravillosa y le quiero casi como un hermano. Ahora está siendo duro, porque nos nos vemos desde hace meses. Mi sobrino es mi ahijado y solo nos comunicamos a través de las pantallas; es duro porque no queda otra. Tampoco han podido viajar para conocer a mi hija, pero es lo que nos ha tocado vivir y lo mejor es adaptarse y aceptar las circunstancias.

-¿Ha tenido miedo?

-No, porque el miedo atenaza. Hay que tener preocupación y ocupación. Y ser responsable.

Pascual quiere consolidar su proyecto empresarial en Valencia y ampliar horizontes con otras ciudades como Madrid o Barcelona. DAMIÁN TORRES

-¿Nunca pensó en trasladarse a Madrid?

Publicidad

-Es cierto que la oposición me ancló a Valencia durante algunos años y después las oportunidades laborales me han surgido aquí mismo. Dicho esto, no me cierro en banda, queremos consolidar nuestro proyecto empresarial en Valencia, porque aquí hay mucho que hacer, pero también ampliar nuestras miras. Madrid, Barcelona o, por qué no, el extranjero. No hay que cerrarse puertas.

-Hablaba antes del perfeccionismo, de la autoexigencia. A veces se necesita una vía de escape.

-Es cierto. No es que sea hiperactivo, pero necesito hacer deporte. Es como el cerebro, que funciona como un músculo que cuanto más se ejercita más capacidad de absorción tiene. E igual que durante la oposición me aprendía de memoria, sin querer, el periódico cuando lo leía, con el deporte me ha pasado lo mismo. El primer día aguantas diez minutos corriendo y al año puedes completar una maratón. Para mí el deporte es fundamental y algo terapéutico; además, intento comer lo más sano que puedo y hacerlo de forma ligera. No es que me haya vuelto loco, sino que veo que al día siguiente tengo más capacidad y más energía, he visto que me sienta bien.

Publicidad

-¿Piensa mucho en el futuro?

-Mi mujer y yo pecamos de dejarnos llevar, de no ser demasiado previsores. Deberíamos aprender a organizarnos mejor. Pero sé que estoy satisfecho con lo que hago y he encontrado el equilibrio.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad