Este verano, Carmen Alcayde ha tomado la decisión de regresar a Valencia con su familia. Continúa trabajando en Madrid, pero ahora puede ir y volver la mayoría de los días y siempre quiso que sus hijos fueran -y se sintieran- valencianos. En realidad, para Carmen ... Alcayde su vida ha sido siempre una idea y vuelta, con dos sueños: el de triunfar en la capital y el darse cuenta de que necesita Valencia en el anclaje a tierra cuando los focos se apagan. El traslado con su marido y sus tres hijos sucede en su verano más movido, subida a los escenarios con obras de teatro, espectáculos y shows donde la comedia es protagonista, y donde ella se siente a gusto. Desde aquel día que dijo: «mamá, quiero ser artista», la valenciana no ha parado de trabajar y de ganarse la vida gracias a su desparpajo y su labia, pero sobre todo a una forma de ser que le ha acompañado desde pequeña. «Soy una eterna Peter Pan», dice la valenciana.
Publicidad
-¿Ha sido la comedia una reinvención para usted?
-No creo que me haya reinventado; simplemente, intento hacer todo lo que se me pueda dar bien para que si algún día me falta una pata no se caiga la mesa.
Noticia Relacionada
María José Carchano
En el transcurso de concretar y hacer la entrevista, Carmen Alcayde se ha subido a tres AVE, ha estado en Valencia, Madrid, Murcia y vuelta a Madrid. «Tengo varios espectáculos: 'Menuda pájara', 'Enlatados', 'Dos Pájaras', además de una obra de teatro en el Pequeño Teatro Gran Vía de Madrid en la que estamos todo el mes de agosto, con César Lucendo y alternándome con Lara Dibildos en el papel protagonista». Sigue enumerando los programas de televisión en los que participa. Sin ir más lejos, esta semana ha estado de colaboradora en el programa de la 1 'Lazos de Sangre' para hablar del Fary, en 'Sálvame de Luxe' y en Telemadrid, donde es colaboradora fija.
-No para ni siquiera en verano.
-Digo muy pocas veces que no y este verano sí he tenido que hacerlo por saturación, porque creo que me puede dar algo en serio, que si estoy agotada no hago bien mi trabajo. Me da rabia no llegar a todo, porque esta profesión es así, cuando te llaman.
Publicidad
-Hay que tener mucha capacidad de trabajo.
-Hay que tener pasión. El otro día estuve en 'Lazos de Sangre' hablando del Fary, que decía que mientras hay gente que está delante del espejo él estaba por ahí. Se refería a ligar, y yo lo extrapolo a mi día a día; siempre estoy haciendo algo. No me gusta la vida contemplativa, y entiendo que hay gente que necesita parar para coger aire; yo cojo aire trabajando. Siempre les digo a mis hijos que intenten averiguar lo que les hace felices, aunque sea algo que parezca que no van a ganar dinero. Porque si es tu pasión vivirás de eso siempre. A mí la palabra trabajo me sugiere algo negativo, y quizás para mí trabajo sea estar parada. No lo soporto.
Publicidad
-Ha vuelto a Valencia. ¿Hasta qué punto era importante para usted?
-Mis hijos vuelven en septiembre a su cole de siempre porque, si puedo, quiero estar ahí; amo Valencia por encima de todas las cosas, es mi tierra y quiero que mis hijos se críen con unas condiciones de vida determinadas. Madrid es fenomenal para oportunidades, para estudios, pero mi deseo es que si me tengo que retirar trabajando, sea en Valencia.
-Hablamos hace unos años y me dijo en aquel momento que le preocupaba el paso del tiempo, envejecer bien.
-La verdad es que ya no me preocupa. Me cuido y creo que tengo buen envejecer. Sí que es verdad que me he hecho una abdominoplastia, porque después de tres embarazos tenía una diástasis muy abierta y el médico me lo recomendó por salud. Ahora estoy encantada, claro, porque tengo una barriguita que ni a los veinte años, pero en la cara no me hago casi nada. Una vez al año me hago mis arreglitos, pero me veo bastante bien, con mis arruguitas. La cámara me sigue queriendo. La pandemia me ha dado además una cosa muy buena, y es que he aprendido a maquillarme y a sacarme partido.
Publicidad
Noticia Relacionada
-Después de tanto tiempo, quizás ya has demostrado que eres una profesional más allá del físico. ¿Debería valer?
-Yo creo que cuando piensan en mí se acuerdan de mi parte divertida. ¿También en mi físico? Bueno, lo tengo, y tampoco es que sea un pibón, que mido uno sesenta y dos, pero con mis vestiditos me saco partido. Hoy en día no se mira tanto a la gente por la imagen, y eso es un logro de Instagram, donde con un filtro adecuado todo el mundo es guapo. El valor que tienen ahora las mujeres es por su discurso, sean guapas o feas. Lo que yo creo que no gusta es esa gente de plástico, que además de tunearse cuando habla no transmite nada. Algo de realidad tiene que haber.
Publicidad
-¿Cuál es el discurso que le gustaría que quedara de usted?
-El del sentido común, tan escaso en los tiempos que corren. Flipo cada día cuando entro en Twitter, no me entra en la cabeza que sigamos con los bandos, con el machismo y el feminismo. También me gustaría que dijeran que soy divertida, sin molestar a nadie, pero sin cortarme en lo que yo opino. No soporto los extremos, los radicalismos, porque siempre nos intentan utilizar para que opinemos de determinada manera.
-¿Hasta qué punto alguien que vive del aplauso, de gustar a los demás, se puede quedar enganchado a esa fórmula?
Noticia Patrocinada
-Yo no considero que viva del aplauso. De hecho, a veces me gustaría tener más haters (ríe). No me quejo, vivo muy bien, hago mi trabajo sin tener que meterme en fregaos que no me apetecen. En realidad, yo vivo de hacer lo que me gusta, el ser auténtica creo que es lo importante, y si a la gente le encanta reírse… yo voy a ser siempre Carmen Alcayde, para lo bueno y para lo malo, no voy a comportarme de una determinada manera para que me aplaudan más o menos. Uno solo puede ser la mejor versión de uno mismo.
-Desde pequeña tenía claro que quería ser artista. ¿Alguno de sus hijos ha dicho que también quiere serlo?
-A la pequeña le veo maneras, pero es más tímida que yo, que siempre fui muy extrovertida, así que no lo sé. Quizás sea actriz. No le voy a engañar, sí me gustaría porque es una profesión que adoro, compartir con alguno de ellos algo que a mí me gusta tanto, pero me conformo con que encuentren su pasión.
Publicidad
Carmen Alcayde confiesa que tener una familia numerosa tiene mucho que ver con esa niña que hay dentro de ella, con la alegría y esas ganas de divertirse y de ver el lado bueno de la vida. La carrera de Jorge Javier Vázquez y la suya fueron desiguales tras finalizar su programa más icónico, 'Aquí hay tomate', pero la valenciana confiesa que eso le ha permitido dedicarse a la familia. Además, a diferencia de muchos de sus compañeros de tertulias televisivas, Carmen ha conseguido mantener fuera del protagonismo mediático su vida familiar. «Mi marido es quien me baja a la realidad pero yo le digo que no me hable de facturas, que soy artista», bromeaba en una entrevista en LAS PROVINCIAS hace unos años.
-¿Ha sacado algo bueno de la pandemia?
-Sí, muchísimas cosas, aunque si me tuvieran que encerrar de nuevo yo creo que no me queda nada más bueno que sacar (ríe). Estar más tiempo con mis hijos y mi marido, desarrollarme como profesional, haciendo programas, pensando que de aquí salgo como sea. El positivismo, el decir: «esto no va a poder conmigo», y todos esos tópicos que ya nos sabemos de memoria, pero que son tan reales, porque estar encerrados nos ha hecho valorar lo que tenemos. El problema es que, como no le vemos fin... yo, de todas formas, soy muy positiva, y sé que me puedo ganar la vida incluso metida en casa. Que al final no dejo de ser autónoma.
Publicidad
Más de Revista de Valencia
Begoña Clérigues
andrea marí
Elena Meléndez
-¿Qué más le gustaría explorar?
-Cualquier cosa que tenga que ver con entretener, porque lo que no se puede decir es: «o presento o nada». Para los que nos dedicamos a la comunicación hay tantas ramas... y el mundo es muy cambiante.
Publicidad
Aspira a ser como Mercedes Milá, alguien que ha conseguido vivir de la comunicación y el entretenimiento sin pensar en el qué dirán, sin tener el más mínimo problema con su propia imagen. «No estoy todavía ahí», confiesa. Acaba la entrevista con una petición: quiere trabajar en A Punt. «Cada vez que me llaman para cualquier cosa soy feliz, y trabajar en mi tierra es un sueño», dice Carmen, que ve cómo sus aspiraciones van cambiando. Quizás porque ya no tiene que demostrar nada y ahora solo quiere estar en Valencia.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.