La vida a veces te da golpes duros, de esos que duelen tanto que no sabes si volverás a levantarte. Cada uno los afronta como puede. Con la ayuda de la fe, sacando fuerzas que pensaba que no tenía y sobre todo con el apoyo ... de la familia y los amigos, que son lo que más valoras en esos momentos. Las pérdidas también te dan una lección: te hacen ver que la vida es un regalo, que las personas que quieres pueden irse sin previo aviso y tienes que aprender a vivir sin ellas y dar gracias por todo lo que has compartido a su lado.
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La vida también regala momentos de felicidad y esos hay que vivirlos y conservarlos como oro en paño porque ayudan a seguir adelante, son como el combustible de la vida. Eva Alapont y Noel Belloch tuvieron una celebración de vida hace unos días. Celebraron su boda con amigos y familia. «Fue un día muy bonito, celebrando el amor, llevamos veinte años juntos y la pandemia impidió compartirlo».
La novia se ocupó de todos los detalles. Eva Alapont ha dirigido una empresa de eventos durante muchos años y tenía muy claro lo que quería. «Elegimos la Masía Aldamar, nos gusta mucho y además somos muy amigos de Isa Aliño; teníamos claro que el catering de El Alto no nos iba a fallar y estamos súper contentos». La pareja no se ciñó a la carta que ofrecen los hermanos Aliño y quiso innovar con algunos platos. «Nos encanta viajar y se nos ocurrió la idea de presentar un menú que recorriese todo el mundo. Teníamos un plato dedicado a África con humus y baba ganoush al estilo árabe; el segundo plato, dedicado a América, era un ceviche de corvina con gamba y leche de tigre; el tercero -Asia-, curry con arroz basmati y a Europa dedicamos el postre con la tarta Pavlova». La, sala la decoré con plantas, con ambientes de sofá que rompía la estética de los salones de bodas convencionales. «Me ayudó Belinda Duart, que la conozco hace años».
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El cóctel previo fue al aire libre en el patio de la masía, con canapés elaborados como perdiz escabechada o steak tartar. «En lugar de jamón y queso, elegimos una mesa enorme de sushi, con más de mil quinientas piezas». Mientras, el saxofonista Javi Forner interpretó flamenco y rumbita con un cantaor, guitarrista y un músico que tocaba en cajón. Después de la comida, la música la puso David Ascanio, pareja de la modelo Laura Sánchez, con su banda Picoco's Band, que tiene entre sus fans a José Luis Martínez-Almeida o Diego Simeone. «El grupo versionea canciones de los ochenta y noventa y mi marido, que tiene 70 años y yo 57, teníamos que aunar gustos musicales de dos generaciones, y los ochenta nos unen mucho. Cuando empezaron a tocar, todos los invitados, sin importar la edad, empezaron a bailar porque son cinco músicos en escena y David es un showman total», explica Eva. Después pinchó Borja Navarro, de Atenea Sky, con temas muy conocidos. La fiesta continuó hasta la noche. A las diez se sirvió una barbacoa al aire libre y a las doce se acabó la fiesta.
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La pareja salió de casa juntos, en un Citroen Tiburón azul a juego con las sandalias de la novia y la invitación de boda y la decoración floral, con hortensias y paniculata azul. Una vez en la masía, dentro de la capilla de la finca, se celebró una pequeña ceremonia. «Allí habló una amiga de Noel de hace años. Cuando lo conocí era viudo, perdió a su mujer con cuarenta años y se quedó solito con tres niños adolescentes, fue bastante dura la situación para toda la familia». En la ceremonia hablaron también amigas de la pareja como Juana Camps y María Gómez Polo y, finalmente, los tres hijos de Noel. «Fue muy emocionante porque que nos dedicaron palabras a los dos, es verdad que ya hemos vivido muchos años juntos».
La novia llevó un vestido de Ze García, un diseñador de alta costura, con sandalias de Aquazzura, un tocado de Toussete y joyas antiguas de la firma El Sardinero. «Pilar Lobato es amiga, empezó en Santander y ahora ya tiene tienda en Madrid», cuenta Eva, que llegó peinada por Rafa Moreno y maquillada por Nacho Sanz.
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Los zapatos de color azul de la novia no sólo dieron el tono a la celebración, sino que tienen una historia detrás. «Cuando inauguraron la galería Canalejas en Madrid -cuenta Eva- me probé las sandalias de Aquazzura -que no se venden en Valencia- y que tienen nada menos que catorce centímetros de altura. Pensé que eran difíciles de llevar salvo en ocasiones especiales y entonces decidí que serían mis zapatos de boda. Después vi el vestido de Ze García con bordados de serpiente tuve claro que sería para mí. Le pedí que las escamas de la serpiente me las bordase en azul clarito como las sandalias y luego ya encontré el coche en azul y ese fue el color del evento».
Entre los invitados, doscientos veinte, estaba Carol Alegría, Patricia de la Viña, Begoña Camps y José María Chiquillo, Isabel Aliño, Adriana Blay, Isa Ansain, el doctor Antonio Llombart y Cristina Pérez Broseta, María Dolores Enguix y Marcelo Soto, Mª Jesús Choví, Noema Ortí, Jaime Ortí, Pilar Escribano, Natalia Carbonell y su marido Vicente Casanova, Pablo Torres y Marta Giménez, Mireia García Casa y Luis Solera, Elena Ruiz de la Torre, Nacho Villalba, el diseñador de muebles Ximo Roca, el catedrático José Antonio Sobrino, las hermanas Cristina y Merche Climent; los hermanos Teresa Gema y Vicente Calatayud y la interiorista Belinda Duart.
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