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David Blay, en Ruzafa, donde ha encontrado la vida de barrio. Iván Arlandis
¿Quién es David Blay?

¿Quién es David Blay?

El periodista se permite el lujo de apagar los datos móviles a partir de las ocho de la tarde, de pasar casi todas las tardes con sus hijas. Defensor del teletrabajo, la pandemia le ha colocado en primera línea, aunque no lo imaginaba exactamente así

Miércoles, 24 de junio 2020, 00:19

David Blay no debía de imaginar, cuando empezó en Radio Luz con diecisiete años, que la profesión de periodista deportivo, tan vocacional y a la que se ha entregado en cuerpo y alma, no le iba a dar de comer. Y eso que lo intentó. Con esa energía y buen rollo que transmite, trece años después de establecerse por su cuenta, de convertirse en conferenciante, profesor, escritor, de llevar gabinetes de prensa y de no decir que no a (casi) nada -incluidas retransmisiones de grandes acontecimientos deportivos- se ha convertido en un profesional de éxito, un gurú del teletrabajo, alguien a quien el Gobierno de Colombia reclama para que dé charlas y formación. Pandemia de por medio, el teletrabajo se ha convertido en un futuro mucho más cercano de lo que él mismo pensaba. Empieza con ganas la entrevista, nos conocemos desde hace más de veinte años, y su impulso, lo reconoce, es tomar las riendas y preguntar. «No lo puedo evitar», ríe.

-A pesar de que se ha dedicado a la comunicación en todas sus vertientes, siempre se reconoció como periodista deportivo.

-De pequeño era muy tímido. De hecho, la primera vez que me llamó una chica a casa para preguntarme una duda de valenciano me puse rojo y no me quise poner al teléfono. En segundo de BUP, un amigo mío me dijo: «me estoy planteando estudiar periodismo deportivo». Y tuve un flash. Yo había escuchado mucho la radio, con mi padre y mi abuelo paterno me aficioné al deporte. Es increíble transmitir una competición deportiva, conseguir trasladar tantas sensaciones a través de mi voz, pero con el tiempo me he dado cuenta de que hay muchas más cosas que me gustan, y cuando me ofrecen algo que nunca he hecho digo que sí.

«La primera vez que una chica me llamó no me quise poner. Era tímido»

-¿No tuvo miedo a dejar un contrato?

-En aquel momento ya hacía algunos trabajos freelance y decido irme porque a mí me valía con ganar lo justo para tener los gastos cubiertos. Recuerdo que trabajaba en el balcón de mi casa, donde estaba el cable de la conexión, que entonces no había wifi. Sin embargo, estar en la calle me permitió tener unas relaciones sociales que trajeron consigo muchísimas oportunidades. Con la crisis de 2007, además, muchos amigos míos se quedaron sin curro y me pidieron ayuda. Ahí me di cuenta de que tenía que crear contenido para ayudar a otras personas en temas relacionados con el teletrabajo. Cuando veo que, a nivel personal, me permite ver crecer a mis hijas, pasar tiempo con mi mujer, practicar deporte, que podemos viajar entre semana y trabajar donde sea, me reafirma en que tomé la mejor decisión.

-¿Qué diría si una buena empresa le ofreciera un puesto y un sueldazo?

-Si me ofreciera un sueldo que pudiera en cinco años ahorrar para vivir bien los siguientes veinte lo plantearía en casa y veríamos las opciones. Si no es así, les diría que no, y les plantearía por qué me quieren ahí metido, que qué podemos hacer sin tener que estar presencialmente en un puesto concreto. Pero es que yo vivo bien, tengo coche porque a veces vamos a Cullera o a casa de mis suegros, voy a pie o en bici a todas partes y no necesito una segunda residencia como la generación de nuestros padres. Yo, con salir a comer con mi mujer y mis hijas cuando me apetezca, poder comprarme ropa y darme algún capricho… con eso me basta.

Un sueño por cumplir

  • Un futuro para sus hijas. A David Blay su madre le dijo que estudiara lo que quisiera, a pesar de que estaba recién separada y que trabajó mucho para sacar a la familia adelante. «Nunca sabré todo lo que hizo por nosotros», dice el periodista, que ha visto a muchos amigos vivir vidas desgraciadas por tener que estudiar algo que no les gustaba. Por este motivo, su mayor deseo es que sus hijas puedan elegir. «Yo ya he cumplido mis sueños: trabajar con gente del deporte, retransmitir, viajar. No necesito mucho más».

-¿Sus hijas saben la suerte que tienen de que sus padres estén con ellas?

-No lo saben todavía porque son pequeñas, aunque alguna vez se lo decimos, que hay papis que no ven a sus hijos en todo el día.

-Muchos no lo ven como algo idílico, y el confinamiento les ha costado especialmente.

-Quizás el planteamiento es qué clase de hogares hemos construido donde la familia no se ve nunca, donde compartir las veinticuatro horas del día ha sido un drama, en una sociedad que, además, deja de lado a los niños.

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