La diseñadora valenciana que se cansó de Nueva York y volvió a casa

«En Nueva York el ritmo es frenético», y Marisol Estellés admite que su ritmo interno es mucho más lento. No sólo como concepto de vida, también en la industria de la moda la valenciana apostó por conceptos cada vez más generalizados entre los diseñadores emergentes que intentan hacerse un hueco en un mundo copado de grandes marcas: la sostenibilidad y la ética, donde las prendas no se ciñen a una temporada, sino que están hechas para que duren mucho tiempo en el armario, y donde además el impacto en el medio ambiente a la hora de fabricarlas es el mínimo posible. Por ejemplo, usa una seda llamada 'peace silk', que sólo se obtiene de los capullos después de que la mariposa haya salido de una manera natural.

Marisol Estellés habla de Hupit como de transcendencia, de propósito, de dejar huella en este mundo, de autenticidad. Todavía recuerda que de pequeña en su familia siempre sintieron pasión por los animales, y de ahí arranca un amor por la naturaleza, por los seres vivos, por el medio ambiente y por el planeta que le ha llevado a un cambio de conciencia aplicado también a lo que ella mejor sabe hacer: crear moda.

Las prendas de Hupit son piezas versátiles, cómodas pero elegantes y femeninas, pero sobre todo atemporales. «No creamos colecciones por temporadas, ya que potencian la compra compulsiva y el consumismo. Producimos en cantidades limitadas en Valencia y Alicante y vamos añadiendo prendas según la demanda«.