Lorena Oliver ha logrado posicionarse como una de las 'wedding planners' más solicitadas. LP

Lorena Oliver, la única valenciana en la lista de Forbes novias: «Este es un trabajo muy duro y sacrificado»

Nombrada como una de las 55 mujeres más relevantes en el negocio nupcial español, se estrenó con los eventos de la Copa América y desde entonces está detrás de las bodas más importantes de la sociedad valenciana y española

Miércoles, 17 de abril 2024, 00:12

Lorena Oliver estudió en realidad diseño gráfico publicitario, así que no parecía que el mundo de las bodas fuera su objetivo, más allá de la suya propia, quizás. Lo que le ha ido pasando a lo largo de su trayectoria profesional han sido un cúmulo ... de casualidades (o, mejor, causalidades) que, combinadas con una dedicación muy sacrificada la han aúpado a una codiciada lista, la de las 55 mujeres más importantes en el negocio nupcial, según la revista Forbes. Lorena Oliver es además la única valenciana que forma parte de este ranking, lo que le ha permitido, además, mirar atrás y ver todo el camino recorrido durante años repletos de sábados con el móvil en la oreja y ultimando detalles para generar felicidad en otros.

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-Supongo que es un orgullo aparecer en una lista así.

-La verdad es que sí, y no nos lo terminamos de creer, pero al mismo tiempo es cierto que llevo desde 2008 dedicada al sector nupcial y, si miro atrás, tengo que decir que ha valido la pena, a pesar de que es un trabajo duro, sacrificado, en el que hay que posicionarse y encontrar un hueco en el mercado. Buscando siempre a ese cliente que quiere diferenciarse.

-Y si vamos atrás, ¿cómo empezó todo?

-Mi hermana montó en 2003 una agencia de eventos con una socia, y en 2008 me llama porque estaba a punto de dar a luz. Me dice que necesita una persona de confianza para seguir con el negocio. Yo estaba entonces en Madrid, trabajando en el sector de la moda, en Tommy Hilfiger. Así fue como cogí las riendas de las empresa. Estuvimos trabajando para la Louis Vuitton Cup, uno de los principales patrocinadores de Copa América, y gracias a uno de los eventos que organizamos, a la que estaba invitada la directora de la revista Vogue, nos propuso organizar su boda. En un primer momento dijimos que no nos dedicábamos a las bodas, pero reflexionamos que podía ser otra línea de negocio, un sector que entonces empezaba a despegar.

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Nació Las Bodas de Araventum, la empresa que regenta Lorena Oliver, acompañada de Ángela Soldevila, a la que considera su mano derecha. En estos años el sector ha ido creciendo, han aparecido muchas 'wedding planner' y Lorena Oliver sigue en lo más alto. Ella mejor que nadie sabe que no se vive de glorias pasadas, que hay que trabajar día a día.

-¿Qué enseñanzas de la moda y del diseño gráfico le han servido en este sector?

-Sin duda, la creatividad. A mí siempre me ha gustado crear, y me inspira cualquier cosa que veo porque, además, soy una persona muy observadora; me inspira una tienda de decoración, un hotel, una película en el cine... Del sector de la moda me ayudó el haber trabajado en una marca internacional porque ayuda a relacionarse con personas muy distintas, a ver la realidad con otros ojos. A través de la moda se perciben diferentes estilos, y según cómo viste la gente también influye en los gustos de cada lugar en que organizamos una boda.

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Lorena Oliver y Ángela Soldevila, a la que considera su mano derecha. Abajo, una de las mesas preparadas por el equipo de Las Bodas de Araventum. LP

-Qué bodas han sido un punto de inflexión y les ha permitido mostrarse al mundo?

-Estábamos todavía empezando cuando nos encargan una boda que fue determinante en nuestra trayectoria, la que nos dio realmente a conocer. Quien se casaba era Marga Martínez, la hija de un joyero valenciano muy conocido, Armando Martínez. Fue una boda muy peculiar y rompedora, donde toda la decoración se basaba en dos colores, el negro y el rosa. Imagina que hasta la novia iba de rosa. Pues bien, le llegaron a Vogue Novias las fotos de la boda y nos contactaron porque les pareció muy original y querían publicarla. Hubo un antes y un después tras aquello; luego han venido muchas más, como la de María Colonques (hija de uno de los fundadores de Porcelanosa) o, más recientemente, la de la influencer Teresa Andrés. O de empresarios y gente conocida de Valencia que han dado que hablar.

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Lorena Oliver es discreta y no menciona más nombres, pero ha habido muchas más conocidas, desde Álvaro Negredo hasta la hija del fundador del IVI, Nuria Pellicer, pasando por la organización de fiestas como los premios Vogue en Madrid. «Trabajamos en toda España», asegura la valenciana, que ha llegado a montar un circo enmedio de una masía.

-¿Cómo han ido cambiando las bodas desde que empezó hace ya casi veinte años?

-Es un sector que va rapidísimo. Hubo una época en la que se le daba mucha importancia a la preparación y decoración de las mesas, de la cubertería, la mantelería, las flores... luego llegó la música, primero con dj's, más tarde había que completarlo con el coro en la iglesia, durante la cena, grupos... ahora lo importante es que haya una buena fiesta, con sorpresas, disfraces para los invitados, personajes de animación... Y nada queda atrás, todo es importante. Las bodas han dejado de ser ese acontecimiento emocional y muy familiar para ser cada vez más una fiesta a lo grande preparada sobre todo para los amigos.

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-Valencia se ha posicionado como un destino para vivir, pero también para celebrar una boda. ¿Qué ha pasado?

-En Valencia es mucho más barato que en cualquier otro país europeo organizar un evento de este tipo, a lo que hay que añadir la gastronomía y el clima. Eso ha permitido que se haya posicionado en un mercado codiciado, porque atrae mucha inversión. De hecho, cada vez hay más masías y casas familiares que se explotan para eventos, y que permiten de esta manera mantener económicamente las propiedades.

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-¿Ha ido evolucionando el sector? ¿Hay proveedores que trabajen sólo para bodas?

-Hay grandes profesionales que trabajan en el alquiler de mobiliario, iluminación, menaje, grupos de música... En Valencia hay un nivel bastante alto de proveedores.

La búsqueda de la perfección

No verás a Lorena Oliver sentada durante una boda. Es más fácil que esté ajustando un mantel, poniendo en el sitio unas flores, hablando con un proveedor, atendiendo a los novios... siempre desde un plano muy discreto porque, como ella misma dice, es un trabajo donde se busca la perfección desde el anonimato.

-A nivel personal, este es un mundo muy sacrificado, donde se trabaja los fines de semana, donde no hay horas en el reloj.

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-Es cierto, y nosotras estamos en todas las bodas que organizamos, viendo que todo salga bien para que los novios se puedan despreocupar. Además, en los últimos años, sobre todo después de la pandemia, las bodas se han desestacionalizado, y tenemos eventos casi durante todo el año, incluso en Navidad.

-¿De qué manera convence de que tener una 'wedding planner' es en realidad una inversión y no un gasto?

-No sólo ahorramos todo el tiempo que se tarde en contactar con proveedores, comparar, elegir... Además, asesoramos en qué es mejor gastarse el dinero, y ahorramos además disgustos, porque la organización de la boda puede ser un verdadero desafío para las relaciones familiares.

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-¿Valió la pena volver a Valencia?

-Valió la pena, claro que sí. Y al final de la temporada ves que todo el esfuerzo tiene su recompensa, porque ayudamos con nuestro trabajo a hacer felices a muchas personas.

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