Davide Miozzo ni siquiera puede contar las veces que se ha mudado en su vida, lo que sí tiene claro es que han sido muchas. Nacido en Milán, cuando tenía sólo un año se trasladó con sus padres, médicos voluntarios, a Zimbabue. «Me crié en ... los campos de refugiados hasta los cuatro años». También ha vivido en Etiopía, siempre tras los conflictos bélicos que han empobrecido todavía más un continente al que Davide tiene un afecto especial. «Debería ser obligatorio para todos los niños viajar mucho y vivir al menos un año en África porque se ve todo desde una perspectiva diferente». Según Davide, se deja de proyectar hacia el futuro para centrarse en el día a día.
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A los 18 años vivía en Ginebra y decidió irse de casa para volver a Milán. «En aquel momento renegaba de la vida nómada que había tenido; además, quienes se dedican a un propósito tan elevado como mis padres, parece que el trabajo siempre te necesite, así que mi infancia no fue fácil».
Davide decidió estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Milán y allí conoció a la que se convertiría un tiempo después en su mujer, Monique. Este italiano, que trabaja con países de medio mundo poniendo en marcha planes de emergencia contra incendios e inundaciones, ha comprendido y valorado treinta años después el regalo que le hicieron sus padres con sus continuos traslados. «Me dieron todas las herramientas para entender el mundo de una forma diferente».
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Así que cuando hace cinco años Davide y Monique se dieron cuenta de que no llevaban la vida que querían en Italia, camperizaron su Fiat Dobló y se despidieron del país. «Todo el mundo me decía que estaba loco, porque en Italia no se deja un trabajo fijo. Pero como autónomo he seguido con mi labor en la fundación para la que he trabajado durante diecisiete años».
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Después de cinco meses viajando por Europa, el destino elegido para establecerse mientras las niñas van a la escuela ha sido Valencia. «Es una región cómoda, con buen clima, junto al mar y el coste de la vida es menor que en Italia», explica Davide, que ahora vive en El Puig, donde se ubica el colegio de sus hijas, la Escuela Internacional Waldorf Valencia.
Davide Miozzo está trabajando actualmente en un proyecto para instaurar planes de emergencia en cinco países del Este, incluida Ucrania, donde su labor ha sido mucho más complicada por la guerra. Mientras su familia está en Valencia, él se ha establecido en Georgia, donde ha podido conocer bien la cultura y la forma de ser de los georgianos. »Es más fácil trabajar con ellos si vives en el país». Este italiano ha trabajado en muchos países, sobre todo en Europa, el Caribe y África, poniendo en marcha planes de emergencia. «La prevención es clave», explica.
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