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BEGOÑA CLÉRIGUES
Domingo, 21 de julio 2019
Benicàssim es uno de esos sitios donde la gente bien de toda la vida se reúne sin hacer ruido para que no aparezca por allí nadie a fastidiarles el refugio. Sólo tuvo un momento de popularidad, y fue cuando José María Aznar veraneó en Playetas. Antes de eso, en los setenta pasó por una etapa glamurosa-discotequera cuando Julio Iglesias o Camilo Sesto actuaban en la discoteca Bohio. O en los ochenta, cuando salió en algún periódico que a Miguel Bosé se le vio con Toni Cantó. Salvo estas pequeños accesos de fama, el lugar sigue siendo familiar, «todo muy controlado», como dice una veraneante.
Playas: Las mejores están en el Paseo Pilar Coloma, que va desde el hotel Voramar hasta l'Almadrava.
Paseos: Paseos por la Vía Verde, que une Benicàssim con Oropesa, ideal para coger la bici; el paseo de las Villas, muchas familiares y otras como Villa Elisa, de propiedad municipal.
Para cenar: Villa Angelita, Doma, el Mercat, la Traviesa, el Ciento 2, el Charquito, el club del hotel Palasiet o el restaurante del Voramar.
De copas: Villa Sofía, mojitos en la Travesura y cócteles en el Habanero.
Las familias de Valencia o de Castellón que veranean allí llevan haciéndolo durante varias generaciones: la familia Colonques, Calabuig, los Gimeno, Carpi, la familia Stuyck-Pons, García Comín, Boluda, Forcada, Burriel, Mora, Gómez-Trénor, Martínavarro, García del Moral, los Aliño y Alfaro, Maldonado, Tamarit-Mora, Martos, Ros Casares, Barandiarán… Y algunos de Madrid: los Fernández-Cuesta Luca de Tena, fundadores de ABC, también pasan los veranos en Benicàssim. Como los Arreche, Quesada o los Bau, que vivían en Villa Elisa, una de las más emblemáticas. «Todos ellos se concentran en las dos zonas bien por excelencia: las Villas y Playetas», cuenta Delia Barral, que pasa allí los veranos en su pequeño paraíso, como lo llama ella.
Lo mejor de Benicàssim es sin duda los amigos. La 'cuchipandi', dice Paula Albamonte. «Mi pandilla de verano me ha acompañado siempre y con ellos he pasado los mejores veranos de mi vida. De esos grupos salen además muchos matrimonios», añade Belén Bordils riéndose. El plan de estas playas es muy apacible. Por las mañanas, desayunar al lado del mar en una de las terrazas junto a las Villas, baños en la playa, salir en barco desde el náutico de Oropesa, algo de relax en El Palasiet o recorrer la vía verde (antigua vía de ferrocarril pegada a la costa) en bici con amigas para hacer algo de ejercicio. «A la gente le encanta salir a andar o correr por la tarde», cuenta Elena Martos. Por la noche, cena con amigos en las tascas del pueblo o ir a alguna de las fiestas privadas que reservadas a los VIPs. Elena Martos veraneaba en las Villas y se fue a Playetas a los doce años. «Es una urbanización muy tranquila y acotada donde sólo hay un club social, por eso nos conocemos todos. A diferencia de Xàbia, esta zona es mucho más tranquila». Según Belén Bordils, la gente que veranea en Benicàssim adora Benicàssim y no lo cambia por nada. No es, desde luego, un lugar de paso.
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