A. Talavera
Lunes, 5 de diciembre 2022, 17:17
La comarca de la Ribera es mucho más que agricultura, es fiesta y cultura como se ha demostrado con los reconocimientos que en los últimos años ha conseguido por parte de la Unesco. Cuatro de sus fiestas son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y tres de ellas son casi exclusivas de esta zona. Además de las Fallas, que obtuvo esta distinción en 2016, se encuentra las fiestas de la Mare de Déu de la Salut de Algemesí, la tamborada de Alzira y la 'maerà' de Antella.
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Precisamente, la de Antella ha sido la última en unirse a este club hace tan sólo unos días. El transporte fluvial que se recuperó de forma lúdica hace una década formaba parte de una candidatura europea que ha destacado por ser ejemplo de colaboración multinacional a favor de la cultura.
En julio volverán a bajar los troncos por el Júcar y lo harán como abanderados de la Unesco por ello la organización prepara una 'maerà' mucho más especial. "Ya hemos comprado troncos más grandes para superar las toneladas de otros años y barajamos hacer la bajada en tan sólo un día", explica uno de los miembros de la Associació de Maeros de la Ribera del Xúquer, Leo Part.
Hasta ahora el recorrido entre Sumacàrcer y Antella se realizaba en dos días pero ahora quieren reducirlo para llegar de noche al destino y conseguir un resultado más espectacular, con antorchas e iluminación por el río.
"El patrimonio supone un despegue definitivo y que la 'maerà' sea más conocida y también se pueda investigar esta actividad en la universidad", señala Part sobre los beneficios de conseguir formar parte de los patrimonios inmateriales.
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En Algemesí bien saben lo que supone formar parte del catálogo de la Unesco. Fue en 2011 cuando el organismo internacional puso en el mapa sus fiestas en honor a la Mare de Déu de la Salut de Algemesí.
Desde entonces se han multiplicado los visitantes durante esos días de septiembre y sus procesiones son conocidas mucho más allá de nuestras fronteras. La imagen de los bailes tradicionales y de las muixerangas frente a la basílica de Sant Jaume se ha convertido en uno de los grandes reclamos culturales de la Comunitat.
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También llamó la atención de los técnicos de la Unesco la pasión por los tambores que se vive en Alzira. En la Comunitat, junto a l'Alcora son las dos ciudades que ostentan este patrimonio inmaterial, el de la tamborada.
En 2018, en otra candidatura conjunta, se consiguió que el toque de tambores propio de la Semana Santa fuese considerado un bien que conservar y difundir por todo el mundo.
Dos años antes se conseguía el reconocimiento para las Fallas que también tienen gran arraigo en la comarca de la Ribera.
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