

Secciones
Servicios
Destacamos
8:30 de la mañana en la céntrica playa de Sant Antoni de Cullera. Sólo los veraneantes más madrugadores ocupan los primeros puestos junto ... a la orilla mientras algunos otros acaban de llegar y cavan sus agujeros para colocar las sombrillas e iniciar una jornada en el mar.
Una imagen de tranquilidad que contrasta con las vividas hasta hace sólo unos días en este mismo lugar, cuando centenares de personas acudían a las ocho de la mañana, e incluso antes, para dejar sus enseres playeros en primera línea, reservar los mejores espacios y marcharse a realizar otras gestiones.
«Ahora la playa está casi desierta, nada que ver con los otros días cuando a las ocho ya casi no podías ponerte en la primera línea», comenta Julio que lleva años madrugando para coger un buen sitio y que ahora se resiste a dar sus paseos matutinos por la orilla por si le quitan la silla y la sombrilla.
Y es que desde el jueves pasado el Ayuntamiento de Cullera ha decidido aplicar la ordenanza que prohibe abandonar trastos en la playa para reservar el sitio y por ello agentes de la Policía Local de Cullera en quad recorren el litoral observando qué sillas están ocupadas y cuáles están, simplemente, reservando un puesto. Con este dispositivo de vigilancia especial que retira todos los enseres que están abandonados se ha acabado con los 'okupas' de la playa.
«Había muchas quejas porque la gente dejaba la silla y no volvía hasta las doce y esto cada vez iba a más», explica el concejal de Playas, Salvador Tortajada, que apuesta por no sancionar a los bañistas y que esta medida sea disuasoria.
Y lo está siendo. En el control que ha realizado la Policía este mismo martes no se ha encontrado ningún infractor, todas las sillas estaban vigiladas por sus dueños. Incluso los agentes han consultado al ver varias sombrillas juntas con sólo una persona en ellas.
«Nos dicen que una sombrilla por cabeza pero nosotros somos una familia grande y bajo yo primero para ir colocando las cosas cerca del mar para vigilar a los niños. Luego ya vienen los demás familiares con los pequeños», señala Daniel que considera excesivo que no pueda poner más sombrillas para todo su grupo cuando no abandona la playa en ningún momento.
En general, los bañistas han agradecido que Cullera ponga este tipo de medidas. «Llegabas a las ocho y media y ya no tenías sitio porque estaba lleno de sillas. Pero esa gente no venía hasta cuatro horas después», recuerda Vicente que observa cómo ahora son muchos menos los madrugadores.
A otros turistas que acaban de llegar les ha pillado por sorpresa. Es el caso de Alicia, una veraneante de Madrid que acostumbraba a bajar las sillas a sus padres, con problemas de movilidad, y luego iba a por ellos para ayudarles a llegar hasta la playa. Una rutina que ahora no podrá realizar porque se juega quedarse sin sillas.
Desde que la Policía Local intensificó la vigilancia en la zona céntrica de Cullera se han retirado casi un centenar de enseres playeros. La mayoría de ellos han sido recogidos, sin ningún coste, en la central policial por sus dueños, muchos poniendo excusas a los agentes para justificar su ausencia.
Para evitar que la lucha por la primera línea vuelva a producirse en Cullera, los agentes pasan a diferentes horas y lugares para que los bañistas no se confíen. Sin embargo, algunos veraneantes ya han comprobado que hay gente que espera a que se vaya la Policía para marcharse también y volver más tarde.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.