El silencio es sepulcral. No se oye un alma por los pasillos. El primer amago de murmullo se intuye conforme uno va subiendo pisos y ... se acerca a uno de los salones del Casino de Agricultura de Valencia. El sosiego de dentro del edificio contrasta con la jungla de ruido que hay montada fuera, a unos metros, en la calle la Paz, separada por únicamente un tabique. En este salón, el silencio es, en este caso, sinónimo de atención e interés. Se está dando una charla sobre pintura flamenca y las caras de los asistentes evidencian que su contenido es apasionante. Hasta se denota emoción en las miradas de los cerca de 70 mayores que rozan el lleno en el salón.
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La estampa recuerda a cuando, ellos mismos, décadas atrás, inundaban las aulas para escuchar atentamente al profesor en el colegio. De alguna forma, están volviendo a un lugar parecido para aprender sobre arte, matemáticas y literatura pero también sobre nuevas asignaturas como Inteligencia Artificial. En este caso, no hay maestro como en su infancia, es una experta con cuatro carreras, una verdadera erudita, la que imparte la charla sobre Jan Van Eyck y compañía. Se acercan las 11 de la mañana, es el turno del descanso, y allí nadie se quiere marchar. Se levantan del asiento casi por obligación porque, si fuera por ellas, no se moverían de su sitio de lo interesante que está la conferencia.
Han pasado cerca de una hora allí sentadas pero se ha pasado volando. Precisamente, sobre este rato en el que han estado aprendiendo hablan entre cuatro de ellas mientras bajan por las escaleras para contar a LAS PROVINCIAS cómo el club de lectura le ha lavado la cara a sus rutinas y les han permitido dinamizar sus vidas y socializar: «Yo vengo porque tengo intereses culturales y por socializar con mis compañeras porque a cierta edad es más complicado». Carmen González no es de esas personas a las que le cuesta hacer nuevas amigas porque, reconoce entre risas, que «habla mucho», fruto de las buenas relaciones que ha establecido con las compañeras con las que comparte varias horas cada semana desde hace años.
González añade que ser de la misma edad –los asistentes superan los 55 porque es cuando muchos abandonan el mercado laboral– ayuda mucho a establecer lazos: «No es lo mismo charlar con un veinteañero que con alguien mayor porque tenemos más cosas en común». Ana Puchades es la 'benjamín' del grupo que se reúne en la biblioteca con este periódico y cuenta que 'Agri', que es como llaman entre ellas al Casino, ha cambiado su vida: «Esto es mi segunda casa y me matriculo a todo lo que puedo, desde el club de enólogos hasta las charlas del espacio cultural, soy de las que piensa que la edad es lo de menos».
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En esta charla se hablaba del arte flamenco pero, en otras, los mayores aprendieron sobre fotografías, matemáticas aplicadas al día a día, Inteligencia Artificial, agricultura, arquitectura, arte, o historia para impresionar a hijos y nietos en las comidas familiares. «Son como esponjas y el profesor disfruta porque ve que el que está sentado escuchando le presta mucha atención», relatan desde la organización sobre la capacidad de atención y aprendizaje de los senior. «Te das cuenta de que son muy ávidas y se enteran de todo enseguida, puede que los jóvenes sean más dispersos», añaden.
Ana Puchades reconoce que, cuando termina una actividad, ya están contando las horas para que llegue la siguiente: «Acabamos una y ya estamos pensando en cuando nos volveremos a ver». El grupo que han formado es de lo más entrañable y, esto se capta cuando una habla y el resto mira, asiente y pone su atención y mirada en el testimonio de su compañera y amiga.
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El espacio cultural se instaló en el Casino de Agricultura hace nueve años y es su actividad más veterana. Hay otras más jóvenes como el club de lectura, dirigido por la bookstagramer Margarita Quesada, que aterrizaron hace dos años pero cayeron de pie. «Ella lo coordina y le pone un punto fresco, vienen autores y se produce una bonita mezcla intergeneracional», coinciden la organización y las asistentes al club.
Leer, aprender y socializar
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María Teresa Folgado es una de las fieles al club de lectura: «Llevo viniendo un año y algo y estoy encantada, la familia de mi marido me animó y, como me mueve el saber y soy una señora esponja, estoy muy cómoda con gente de mi edad y un poco más joven incluso». Lejos de las casi 80 personas que suelen asistir a las charlas, el club de lectura es un lugar más íntimo: una actividad en 'petit comité' que congrega a grupos reducidos de unas 20 personas donde se forma «un clima espectacular». «Me apasionan los saltos que se producen de un libro a otro por la variedad de temas que tratamos y me encanta tener delante al autor de la obra. Te explica todo y es una fuente de lenguaje, situaciones y aprendizaje», añade Folgado sobre una relación en la que ambas partes, lector y autor, se enriquecen de la presencia del otro.
Algunos ilustres que han desfilado por el club de lectura son Enrique Vaqué con 'La tarántula Roja', 'En el nombre del poder' de Juanjo Braulio, 'El Eco pintado' de Óscar Martinez o 'Mujeres frente al amor' en una mesa redonda con Carmen Amoraga, Sonia Valiente y Victoria Daboise. Sin embargo, María Teresa tiene claro que Martinez es su favorito como fan de la historia clásica que es aunque ahora esté devorando en sus ratos libres 'La tarántula Roja' de Vaqué porque le encanta todo lo que le transmite este thriller. En este rato que se reúnen –sin duración establecida, por cierto– se forma un clima emocionante.
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Y sino que se lo pregunten a Javier Alandés. Los asistentes a aquella sesión cuentan que terminaron todos llorando. Alandés estaba presentando 'La última mirada de Goya', una novela histórica de aventuras que explora los últimos días del pintor y la misteriosa desaparición del cráneo del artista. Algún asistente le trasladó sus impresiones al escritor: «Tú eres un maestro, se ve en cómo relatas las cosas, tú lo eres aunque no te lo creas». Esto le llegó al autor, le tocó la fibra y aquella sala se contagió hasta el nivel de derramar lágrimas de emoción. Esto es lo que se consigue generar en este círculo.
En el Casino reconocen que algún formato previo de esta actividad era recibido con menos euforia pues los mayores adoran compartir habitación con el escritor: «Antes venía un catedrático a hablar sobre las obras pero creímos que preferían tener al autor delante para poder preguntarle cosas». Se trata de una actividad para socios que deja la puerta abierta a que estos inviten a amigos a los que les pueda interesar. Es aquí donde emerge el elemento diferenciador que aman sus integrantes como es socializar y dinamizar sus vidas: «Yo soy sociable y me encanta la gente y vengo un poco por juntarme con gente que antes no conocía y que ahora nos hemos hecho amigas».
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El club de lectura del Casino las une a todas a través de inquietudes culturales como la literatura. Todas ellas tienen claro que quieren seguir aprendiendo y que ahora están en un gran momento en sus vidas al tener más tiempo libre que nunca. La edad no es un obstáculo ni mucho menos y su motivación por leer una novela, visitar una exposición de arte o probar un plato de comida exótico es incesante y se renueva cada día. Los intereses culturales que comparten dan pie a que nazcan nuevas amistades y empiecen a formarse grupitos por afinidades: «Cuando salimos de aquí tomamos el aperitivo, algunos viajan también, es una forma de volver a conocer a gente a esta edad». Lola Ibáñez lleva una década asistiendo al Casino. Ha ido saltando entre varias actividades como el club de lectura porque «las obligaciones de abuela» no siempre le han permitido asistir a todas. «Te tienes que reinventar a cierta edad, sabía que cuando eres mayor cuesta hacer amigas pero aquí conseguí hacer un nuevo grupo de amigas y es una gozada», relata. Es tal el vínculo que han forjado en el Casino que incluso han organizado escapadas fuera de España: «La semana pasada fuimos a Ámsterdam pero solo a ver museos aunque antes habíamos ido a Madrid a ver la Casa Sorolla». Desde la organización revelan que están trabajando en ideas futuras relacionadas con la lectura para innovar y salir del Casino. Juanjo Braulio será uno de los próximo asistentes y el Casino medita irse con él a Gandia porque su libro trata sobre los Borja. El plan es ofrecer una experiencia inmersiva a los participantes junto al autor y echar el día todos juntos.
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