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Noches de vigilia: el impacto del insomnio crónico en la salud de las personas mayores

Un estudio pionero de la Universitat de Valencia explora las asociaciones entre biomarcadores salivares y la calidad del sueño en personas mayores

Chema Bermell

Lunes, 13 de mayo 2024, 01:34

La mala calidad del sueño es frecuente en las personas mayores y deteriora la calidad de vida y el estado de salud de aquellos que la padecen. El insomnio crónico es una de las principales causas de caídas, enfermedades metabólicas y depresión entre la ... población de más edad. Un reciente estudio de la Universitat de València (UV) explora cómo afecta el insomnio en la vejez y busca alternativas con las que detectar precozmente a las personas con mala calidad de sueño para poder actuar y evitar la repercusión que estos problemas desencadenan en la salud.

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En la actualidad, hay evidencia científica de que el aumento de la inflamación afecta negativamente a la calidad del sueño. Profesorado del departamento de Enfermería de la Facultat d'Infermería y Podologia de la Universitat de València ha realizado una investigación con la finalidad de estudiar la asociación entre los trastornos del sueño y la alteración de los niveles de citocinas inflamatorias, como la interleucina IL-1β. Esta citocina desempeña un papel crucial en la regulación del sueño. «Se trata de uno de los primeros estudios en explorar asociaciones entre el nivel de IL-1β medido en saliva y la calidad del sueño en personas mayores», expone el doctor Omar Cauli, director de la Cátedra de Envejecimiento Activo, Saludable y Participativo de la UV y líder de la investigación. El estudio, en el que participaron también las doctoras Rut Navarro, Marisa Ballestar y Vanessa Ibáñez, profesoras e investigadoras de la Facultat d'Infermeria y la doctoranda Alejandra Mafla, se realizó durante durante los años 2021 y 2022, en los Centros Municipales para Personas Mayores de la ciudad de Valencia (CMAPM) y en él participaron 287 personas mayores a las que se midió la calidad del sueño y los síntomas depresivos que presentaban. La investigación ha sido presentada este año durante la II Jornada Internacional 'Sueño, Salud Mental y Estilo de Vida'.

Como principal conclusión de este estudio destaca que la concentración salival de IL-1β podría ser un biomarcador de mala calidad del sueño que podría utilizarse para evaluar y diagnosticar a las personas mayores con insomnio.«Entre los métodos para la evaluación del sueño destacan herramientas subjetivas como escalas y cuestionarios validados», indica el doctor Cauli, sin embargo, señala que en ocasiones no es posible aplicar estos cuestionarios por lo que el método que proponen a través de biomarcadores salivales es un «método no invasivo y de fácil aplicación que puede resultar muy útil en la valoración del patrón del sueño, sobre todo en los casos en los que hay deterioro cognitivo y en los que la valoración con escalas es menos fiable».

Equipo investigador de la UV, autor del estudio.

Entre los principales hallazgos de la investigación, se encontró que la mala calidad del sueño es altamente prevalente en la muestra de adultos mayores estudiada ya que el 41,5% de los participantes padecía insomnio. Además, el 32,4% presentaba síntomas depresivos relevantes. Se tomaron muestras de saliva de los participantes y su análisis reveló una correlación significativa entre los niveles del biomarcador IL-1β y el insomnio. «Los individuos con insomnio moderado o grave tenían concentraciones significativamente más bajas de IL-1β que los individuos sin insomnio o con insomnio leve», explica el doctor Cauli.

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En cuanto a la relación entre la calidad del sueño y los estilos de vida, los investigadores observaron que la ingesta de bebidas alcohólicas (incluso una ingesta baja) puede influir en los síntomas de insomnio, de modo que los individuos que tomaban bebidas con contenido alcohólico presentaban menos síntomas de insomnio en comparación con los que no lo hacían. Además, un 36,9 % de los participantes tomaba fármacos hipnóticos y se detectó que los síntomas de insomnio eran mayores entre estos que en aquellos que no tomaban medicación para dormir.

Según explica el investigador de la UV, los patrones de sueño tienden a cambiar con el envejecimiento, y muchas personas mayores se quejan de diversos problemas de sueño, como dificultad para conciliar el sueño, despertarse con más frecuencia durante la noche y levantarse más temprano por la mañana. «La transición entre quedarse dormido y despertarse suele ser brusca, lo que hace que las personas mayores sientan que tienen el sueño más ligero que cuando eran más jóvenes», explica el doctor Cauli.

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Las personas mayores se despiertan una media de 3 a 4 veces cada noche debido a causas que incluyen la necesidad de levantarse a orinar (nicturia), ansiedad y malestar, y dolor por enfermedades de larga duración (crónicas). El trastorno del sueño más común en los adultos mayores es el insomnio. Mientras que la prevalencia del insomnio en la población general se ha estimado en un 10-20%, los estudios en adultos mayores han encontrado frecuencias más altas.

Tratamiento del insomnio

El tratamiento más habitual para el insomnio en las personas mayores es el farmacológico. No existe un único fármaco de elección para combatir el insomnio y son muchas las opciones de tratamiento existentes. Sostiene el profesor Cauli, en cambio, que antes de iniciar un tratamiento farmacológico deberían llevarse a cabo una serie de medidas conocidas como 'higiene del sueño'. Estas medidas, entre las que se incluyen hábitos y conductas saludables que facilitan el sueño, «deberían constituir cuidados de enfermería de primera línea ante un trastorno del sueño», señala el investigador y añade que en muchas ocasiones incluso pueden resultar intervenciones suficientes para solucionar el problema.

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Estas medidas no farmacológicas son de especial interés en personas mayores, en las que la sedación producida por los fármacos hipnóticos puede incrementar el riesgo de caídas. No obstante, señala que en su estudio más de un tercio de los participantes refirió ingesta de medicamentos recetados para problemas de sueño, siendo las benzodiazepinas las más consumidas (33,1% de toda la muestra del estudio). «Descubrimos que los síntomas de insomnio eran más comunes en personas que tomaban medicación para dormir que en aquellos que no las tomaban», resalta el científico de la UV, quien expone que estos resultados «apuntan a nuevas consideraciones clínicas, porque si el efecto de los sedantes-hipnóticos sobre el sueño es bajo, se debe reevaluar el uso de estos fármacos».

El equipo investigador señala la necesidad de más estudios para conocer la utilidad de los biomarcadores salivales como método diagnóstico del insomnio en otras muestras poblacionales que incluyan situaciones de fragilidad y dependencia. «También sería interesante analizar la influencia de los estados de enfermedad comórbidos y de la medicación sobre determinados síndromes de dolor y analgésicos, ya que éstos están fuertemente asociados con el insomnio y los síntomas de depresión», apunta Cauli. Actualmente, la Cátedra de Envejecimiento Saludable, Activo y Participativo de la Universitat de València está realizando nuevos estudios de valoración del estado de salud de personas mayores y diseñando programas de intervención para personas mayores en situación de soledad no deseada.

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