El inquietante motivo por el que se dice que los gatos negros dan mala suerte

Los gatos son tan adorados como temidos, y para muchas personas son considerados como una fuente de problemas por sus raras costumbres y actitud arisca. Pero cualquier que tenga uno de ellos puede decir que la realidad no tiene nada que ver con las creencias que se asocian a estos animales: tienen un comportamiento único y, a veces, misterioso. De hecho, tienen un sinfín de manías que forman parte de su cáracter y que hay que saber descifrar.

Y es que los gatos son, ante todo, especiales e impredecibles. Algunas veces huyen de nosotros y se muestran de lo más ariscos y otras, en cambio, nos persiguen a todas las partes de la casa a donde vamos, incluso hasta el baño. También es normal ver a los felinos moviendo las patas como si amasaran, esto lo hacen para expresar que están cómodos y seguros. Utilizan la cola como parte de su lenguaje corporal, de manera que según la posición y el movimiento de esta parte de su cuerpo, querrán expresar un sentimiento u otro.

Otro de los gestos habituales de los felinos es frotar su cabeza contra la tuya para dejar su olor en ti para marcar territorio. Seguro que, alguna vez, habrás visto alguna vez a tu gato delante de la ventana haciendo un ruido extraño con los dientes. Este castañeo es un movimiento innato con el que practica su mordisco. Además, odian el chocolate, el limón y el vinagre y se divierten rascando el sofá y otros muebles de la casa.

Siempre han sido asociados al misticismo y es que pueden saber si va a caer una tormenta y son amantes de los cementerios. Son capaces de saber en qué habitación estás sin verte y tienen una especie de sexto sentido, ya que pueden predecir cuando alguien está cerca de morir.

Para muchas personas cruzarse con un gato negro por la calle es sinónimo de desgracias y les acompaña la creencia de que estos animales traen mala suerte, una falsa prmeisa que hace que sean menos adoptados que los felinos de otro color. Pero ¿de dónde viene esta superstición?

Lo primero que hay que saber es que los gatos negros no siempre fueron considerados como fuente de mala suerte. Sin ir más lejos, en el antiguo Egipto estos animales estaban considerados casi como sagrados y matar uno se consideraba un crimen.

Fue en la Edad Media cuando se empezó a formar esta superstición en torno a los gatos negros, ya que comenzaron a ser asociados con la hechicería y se decía que eran mascota de bruja. Se creía que las hechiceras se transformaban en felinos de este color para rondar por las calles sin ser observadas y esto se convirtió en una auténtica obsesión durante la caza de brujas de Salem.

Evidentemente, los gatos negros no dan mala suerte pero siguen acarreando con el lastre de esta superstición.