Por qué las naranjas y mandarinas se venden en una malla roja

La naranja es una de las frutas más populares en España gracias a su gran contenido en vitamina C y su cítrico sabor. La temporada de las naranjas de sangre arranca y son perfectas para incorporar una buena dosis de fibra y antioxidantes a nuestra dieta. Entre sus beneficios destaca su capacidad para fortalecer el sistema inmune y mejorar la respuesta de las defensas a virus como resfriados o la gripe.

El momento perfecto para tomar naranjas y mandarinas es al inicio de la primeravera, la mejor época de la año para su maduración. Además de prepararte un zumo de lo más saludable, también es buena opción tomarlas solas, junto a otras piezas de fruta o incluirlas en recetas dulces o saladas, para darles un toque esperial.

Es probable que si sueles comprar naranjas y mandarinas en el supermercado te hayas dado cuenta de que no la venden como otra fruta, sino que van dentro de una malla roja muy característica y que se emplea por un curioso motivo que ideado por el marketing.

Según explica el creador de contenido Martín Escolar en su cuenta de Instagram (@pildoras_culturales). Esta malla roja no es más que un envoltorio ideado para atraer la atención sobre esta fruta y que parezca más llamativa y atractiva. ¿Por qué? Porque este color hace que la fruta parezca más brillante y atrae la atención del cliente.

Es una forma de jugar con la percepción del consumidor a través de una ilusión óptica conocida como Munkel o Munkel-White, que consiste en superponer formas y colores para destacar uno. En el caso de las naranjas y mandarinas, poner la malla sobre la forma redonda y añadir el color rojo hace que la fruta resalte y se vea con más brillo.

Este efecto se produce porque al superponer colores y formas el cerebro percibe al completo las tonalidades de los objetos en cuestión, y según algunos expertos neorólogos, las señales neuronales que envían dicha información a nuestro campo visual generan pigmentos intermedios de los que vemos, 'colándo

Este efecto se produce porque el cerebro percibe íntegramente todos los colores que forman un objeto y por lo tanto, al superponer formas y tonos, según algunos expertos, las señales neuronales que envían dicha información a nuestro campo visual generan pigmentos intermedios de los que vemos, 'engañando' al cerebro.