Una mesa de juego en un casino. AFP

El error matemático que lleva a la ruina al 100% de los apostadores

Un problema de probabilidad propuesto en el siglo XVII explica por qué la 'banca' siempre gana y puede llegar a desplumar a los jugadores de casinos, apuestas online o juegos de azar si no paran a tiempo

Nacho Ortega

Valencia

Martes, 19 de septiembre 2023, 00:29

En matemáticas hay un teorema que demuestra estadísticamente que, si alguien participa en juegos de azar la probabilidad de perder es del 100% si sigue apostando durante un tiempo suficiente y siempre y cuando lo haga contra un oponente más rico que él.

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Este teorema, llamado «el problema de la ruina del jugador» es una adaptación del último de los problemas propuesto en el Tratado de Huygens, publicado por primera vez en 1657 y plantea el cálculo de la probabilidad de que un jugador arruine al contrario sabiendo la cantidad de monedas con las que parte cada uno.

Esta es la situación más común cuando se juega en un casino o se realizan apuestas online: la 'casa' o la 'banca' siempre tienen más dinero que el apostador, y siempre saben las 'monedas' que tiene o que va a jugar. Por lo tanto, si el apostador se empeña en seguir jugando, tarde o temprano acabará perdiendo su dinero.

Este teorema ha sido estudiado por profesores en universidades, por expertos y hasta por divulgadores, que se han encargado de exponer los peligros que se corren al apostar. Uno de ellos fue Amir Aczel, matemático estadounidense fallecido en 2015 que convirtió su libro 'El último teorema de Fermat' en un superventas en EEUU, que en una entrevista con Eduard Punset en el programa 'Redes' expuso qué se debe hacer para evitar ser desplumado.

«En los juegos de azar», exponía Aczel, «el truco es marcarse un límite y decirse a uno mismo: «jugaré hasta llegar a X; si consigo esta cantidad de dinero, lo dejaré»». Para ello, explica qué se debería hacer si la premisa fuera ganarlo o perderlo todo. Y lo explica haciendo referencia a un libro célebre llamado 'How to Gamble if You Must' escrito hace más de 50 años.

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«Parte de la premisa de que alguien está atrapado en un casino, le impiden irse y tiene, qué sé yo, 10.000 euros para apostar: o gana un millón o muere. ¿Cómo se pueden maximizar las probabilidades de ganar un millón? La idea es jugar con osadía: jugárselo todo a una sola partida, porque, si uno apuesta pequeñas cantidades todo el rato, rápidamente llega a un punto en el que tiene muchísimas probabilidades de quedarse a cero. En cambio, si se lo juega todo, aunque las perspectivas sigan siendo no muy buenas, con esa táctica, aunque las probabilidades de perder sean altas, las de ganar serán ligeramente superiores que si se juega cantidades pequeñas», concluye.

El problema ha sido analizado desde el punto de vista no solo sociológico, sino específicamente probabilístico por especialistas en la materia, que destripan cómo puede llegar a suceder con fórmulas matemáticas.

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También ha sido analizado durante años en revistas científicas y especializadas, mostrando las variables a las que se enfrenta un jugador y un matemático.

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La falacia del apostador y 'la fiebre del 53'

La 'ruina del apostador' no debe confundirse con la 'falacia del apostador', un concepto diferente que también ha provocado la ruina de mucha gente. Esta falacia permite creer erróneamente que los sucesos pasados afectan a los futuros en lo relativo a actividades aleatorias, como en muchos juegos de azar. Por ejemplo, que el hecho de que no haya salido un determinado número en una ruleta, en un juego de dados o en un sorteo de lotería hace aumentar las probabilidades de que salga en un futuro cercano.

Esto sucedió en el año 2005 en un pueblo de Italia que experimentó un extraño tipo de histeria colectiva conocida como «la fiebre del 53«. La locura estaba relacionada con la lotería nacional, el Gioco del lotto, cuyo funcionamiento se parece al del bingo, según explicaba en su día la BBC, que estudió el asunto.

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El 53 simplemente dejó salir en los sorteos de Venecia a partir del año 2003, lo que llevó a los jugadores a apostar cada vez más a ese número, con la certeza de que pronto aparecería. A principios de 2005, la fiebre del 53 parecía haber llevado a miles de personas a la ruina financiera, lo que se tradujo en una serie de suicidios.

La histeria sólo desapareció cuando el número finalmente salioó un 9 de febrero, después de haber estado ausente en 182 sorteos y de que se hubiera apostado por él 4.000 millones de euros en total.

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