La reproducción asistida pone a la Comunitat en el mapa de la industria de la fertilidad

La Comunitat Valenciana es uno de los epicentros de la reproducción asistida a nivel mundial y región pionera en este tipo de técnicas. Lo demuestran todo tipo de datos sociodemográficos, pero también económicos. Según los datos del último Registro Nacional de Actividad de 2021, en los 24 centros acreditados para realizar un tratamiento de fertilidad ( 20 públicos y 4 privados), se realizaron 25.121 fecundaciones in vitro. El 15,2% de las de toda España y 3.617 inseminaciones artificiales en los 43 centros autorizados. Cifras que evidencian que estas técnicas son ya un recurso al que miles de parejas o madres acuden para tener a sus hijos. Y dentro de ese sector, la Comunitat alberga a una de las empresas líderes a nivel mundial: el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI).

Fundado en Valencia, en 1990, fue creado por los ginecólogos Antonio Pellicer y José Remohí, que decidieron crear un grupo privado de medicina reproductiva tomando como modelo lo aprendido durante su etapa de formación en Estados Unidos. En su momento, fueron unos visionarios porque pronto la legislación española hizo posible aplicar técnicas a las que no se podía acceder en otros países europeos. Y en estos 34 años de historia han hecho posible el nacimiento de 250.000 bebés. Por poner en contexto las cifras, según explican desde el instituto, hace 10 años atendían a unos 17.500 usuarios al año en sus centros en España. Pero en 2022, atendieron a más de 21.000. Más de un 20% de incremento en una década, que evidencia que el sector está más activo que nunca. En sus 80 clinicas y siete centos de investigación de 9 países, el IVI cuenta con el mayor presupuesto del mundo en investigación, con más de 6 millones de euros al año para este cometido. Son expertos en casos de alta complejidad y desde Valencia se han expandido al mundo, tras su compra por el fondo extranjero KKR en 2023. Y esa repercusión la dibujan también las cifras económicas. IVI cerró 2022 (último año antes de ser comprado) con una facturación de 470 millones de euros y unos beneficios de 60,7 millones. La mayor parte de la actividad sigue concentrada en España, donde cuenta con 31 clínicas diferentes, aunque el negocio americano, con otras 23, también goza de muy buena salud. En total, la empresa está presente en nueve países y cuenta con 80 sedes. En conjunto, la plantilla, de 2.914 personas, 1.168 trabajan en territorio nacional y especialmente en la Comunitat Valenciana.

El otro centro de referencia en la Comunitat, en la provincia de Alicante, es el Instituto Bernabeu, donde se produjo el primer nacimiento por fecundación in vitro de la región, facturó en 2022 17,9 millones de euros y obtuvo un beneficio de 3,44 millones. Un ejemplo de los buenos tiempos que corren para el sector de la reproducción asistida, que en conjunto, en 2022 elevó su volumen de negocio en un 2,7%. Y es que la facturación conjunta de los más de 320 privados especializados en estas técnicas alcanzó en el último ejercicio cerrado lo 570 millones de euros, con un repunte de más del 20%.

La infertilidad se ha convertido en un negocio de lo más rentable, una vez superada la crisis que sufrió por el parón de la pandemia. Y es que a la baja tasa de fecundidad en nuestro país y el aumento de la edad media a la que se tiene el primer hijo, se suman las dificultades que ofrece un sistema público, en ocasiones, saturado.

Y buena parte del éxito de las clínicas españolas está sostenido en los pacientes extranjeros, que acuden a nuestro país alentados por las buenas cifras de éxito del sector, por una legislación muy extensa, por el gran tamaño del banco de óvulos y por los precios competitivos.

Según los datos del Registro Nacional de Actividad de 2021, las principales razones por las que los 22.010 usuarios extranjeros eligieron acudir a los centros españoles, de entre los que sí han dado un motivo, el que encabeza el listado es el de acortar la lista de espera de su centro (652 usuarios), el segundo, que el paciente no cumple las condiciones legales en su país (614 usuarios) o emplear una técnica que en su país de origen no está aún regulada (335 usuarios). Siguen el precio (131 usuarios), ser pareja de mujeres (98 usuarias) o ser una mujer que quiere ser madre sin pareja (85 usuarias).

Como referente mundial en medicina reproductiva, España dispone de una legislación muy avanzada y específica que la regula. Se realizan tratamientos a mujeres sin pareja, algo que no es posible, por ejemplo, en Italia, y técnicas para que parejas de dos mujeres sean madres, que está vetado en el país transalpino, hasta 2021 estaba prohibido en Francia y Noruega aprobó los tratamientos a lesbianas en 2020.

La ley permite realizar técnicas de diagnóstico genético preimplantacional para conocer si un embrión es sano antes de implantarlo a la futura madre, algo que en países como Alemania no está permitido. En nuestro país hay una rigurosa regulación para la donación de gametos que, por ley es anónima y altruista, por el contrario, no existe anonimato en otros países como Reino Unido, Suiza, Irlanda, Holanda, Noruega, Alemania o Dinamarca, y por eso es posible realizar técnicas que incluyen la ovodonación o la adopción de embriones.

Según datos del Grupo Instituto Bernabeu, actualmente, más del 55% de las personas que atienden son de origen extranjero. A sus 8 clínicas nacionales, dos de ellas en Madrid, en Palma de Mallorca, Alicante, Albacete, Cartagena, Elche y Benidorm, llegan mujeres de 140 países, algunos tan remotos como Nepal, las Islas Caimán, Bahamas, Namibia o Tailandia.

«Hemos notado un incremento de los pacientes internacionales, principalmente de Europa, pero también de otros países», indica la doctora Andrea Bernabeu, que reconoce que el verano es un momento idóneo para muchas pacientes porque hacen coincidir su tratamiento con sus vacaciones y les permite conciliar más fácilmente. La experta añade que, entre las motivaciones principales para viajar a España se encuentran «las altas tasas de éxito, el marco legal vigente y el destino».

El perfil del paciente es heterogéneo y el nexo en común de la mayoría «es el tiempo que llevan buscando el embarazo, porque muchos ya han realizado tratamientos en sus países, pero han sido infructuosos, y vienen con una gran carga de sufrimiento emocional. Son personas que debemos tratar aún con más cariño si cabe», resalta la doctora Andrea Bernabeu, del Instituto Bernabeu. Y añade que «nuestras pacientes también valoran la calidad del destino, la seguridad y las opciones que el entorno les ofrece para estar relajados y poder centrarse en sus tratamientos». Actualmente, los tratamientos más demandados por las pacientes extranjeras son la donación de óvulos y semen; la maternidad sin pareja; los tratamientos que requieren pruebas genéticas muy específicas y los tratamientos para parejas de mujeres. La doctora es muy clara en cuanto al denominado «turismo reproductivo» para hablar de las extranjeras que recurren a la medicina reproductiva en España. «Hablar de turismo reproductivo, es un término frívolo e impropio, porque, aunque muchos viajen en verano, estamos hablando de tratamientos médicos a personas que vienen con una importante carga emocional y no de vacaciones».

Un dato llamativo es que, a partir de la pandemia, el número de mujeres extranjeras que se someten a un tratamiento de fertilidad en las clínicas del Instituto Bernabeu ha sido exponencial y, desde 2019, se ha duplicado. «Atendemos cada año a varios miles de nuevas pacientes que buscan en nosotros profesionalidad, investigación y calidad médica. Destacan la calidez humana con las que se les atiende. Para nosotros es muy importante que, además de hablarles en su idioma, sepan que les vamos a tratar con honestidad, sin dar falsas expectativas», detalla la doctora Bernabeu.

Aunque la reproducción asistida ha cambiado muchísimo en los últimos 35 años, en la actualidad el ritmo de avances ha cogido velocidad de crucero. Sin ir más lejos, la inteligencia artificial ha entrado con fuerza en este campo de la medicina, donde se ha consolidad su aplicación con gran rapidez. En el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) es ya una técnica más, como explica el embiólogo Marcos Messeguer a LAS PROVINCIAS. La herramienta la entrenan los doctores y sirve para varios campos. Uno de ellos, mejora la atención a los pacientes en la misma web del centro clínico y optimiza procesos como las expectativas del ciclo, parámetros analíticos o el éxito de tener un bebé, que es el final último de la reproducción asistida. A nivel más técnico, en el laboratorio, tiene un uso complejo. «Se trata de una herramienta para ayudar a evaluar la calidad del óvulo y el esperma. Captura imágenes digitalizadas de manera continuada». Y esas imágenes continuas ayudan a elegir el esperma y la calidad de los óvulos seleccionados.

Pero tiene un uso más. En el propio proceso de generación de los embriones, en las incubadoras. Ahí la inteligencia artificial efectúa un seguimiento continuado o tim lapse de seis días. Y eso ayuda a elegir el mejor embrión, con las imágenes que ha ido enviando a los ordenadores. «Antes se hacía a ojímetros. Ahora esto es más rápido y fiables, lo que hace el proceso más eficiente. Le da una puntuación de 1 a 10 al embrión».

En el mundo de la ciencia, la tendencia a sustituir tareas médicas por máquinas está a la orden del día. Y la IA entró hace ya más de una década. De ahí que el IVI sea referencia mundial en este campo.