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Una nutricionista revela la diferencia entre guardar los huevos en la nevera o a temperatura ambiente

Una nutricionista revela la diferencia entre guardar los huevos en la nevera o a temperatura ambiente

La capa protectora de la cáscara funciona como una barrera contra bacterias como la salmonella y es esencial para mantener su frescura

Sábado, 8 de febrero 2025, 01:24

Cuando vamos al supermercado, los huevos están siempre en estantes a temperatura ambiente, fuera del frigorífico. Sin embargo, al llegar a casa, muchos de nosotros decidimos guardarlos directamente en la nevera, convencidos de que el frío los mantendrá más frescos. Pero, ¿es realmente necesario refrigerarlos?

Según la nutricionista Bea Gonfer, la diferencia en la conservación de los huevos depende de varios factores, y todo tiene que ver con cómo reaccionan a los cambios de temperatura. Gonfer explica en su cuenta de Instagram, que los huevos, al ser recolectados, tienen una capa protectora natural sobre su cáscara llamada cutícula, que funciona como una barrera contra bacterias como la salmonella. Esta capa es esencial para mantener la frescura del huevo y protegerlo de contaminaciones externas.

En este contexto, el motivo por el que en los supermercados los huevos no están en neveras es que los cambios bruscos de temperatura pueden dañar esta cutícula protectora. Gonfer aclara que si el huevo pasa de un ambiente cálido a uno frío o viceversa, esa barrera natural puede alterarse, lo que facilitaría la entrada de bacterias indeseadas. Por tanto, si bien la nevera ayuda a conservarlos frescos, también es importante ser consciente de cómo se manipulan antes de llegar a ella.

Entonces, ¿dónde es mejor guardarlos?

Depende. Según explica la experta, si la temperatura ambiente de la casa es estable y no muy calurosa, se podrían mantener fuera de la nevera sin problemas durante algunos días. No obstante, si prefieres que los huevos se conserven por más tiempo y no los vas a consumir rápidamente, guardarlos en la nevera es una opción más segura.

El frío no solo ayuda a prolongar la frescura del huevo, sino que también «mantiene la clara más densa y la yema más centrada», lo que puede ser ideal si eres de los que disfrutan de unos huevos con la textura perfecta al cocinar. Eso sí: si decides refrigerarlos, evita colocarlos en la puerta de la nevera.

La puerta del frigorífico es «el lugar donde más fluctuación de temperatura hay», ya que cada vez que se abre, el frío escapa y la temperatura interna varía. Esto puede afectar la efectividad de la cutícula protectora, haciendo que el huevo se deteriore más rápidamente. Por ello, la nutricionista recomienda guardar los huevos en una zona más estable dentro de la nevera, como una balda intermedia, donde la temperatura se mantiene constante.

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