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A.P.
Jueves, 14 de marzo 2024, 01:20
Muchas personas están muy concienciadas en cuidar su piel. El 'skincare' está en la cresta de la ola. Mantenerla joven y libre de arrugas es un objetivo que todos persiguen, pero complicado de conseguir. Y es que, pese a que los cuidados y rutinas faciales tienen grandes efectos, la clave está en el colágeno. Se trata de la proteína más abundante de el cuerpo humano y actúa como sontén de la dermis (piel) y la mantiene estirada. Pese a que nuestro organismo genera colágeno de manera natural, con el paso de los años dejamos de hacerlo.
Por lo tanto, si quieres mantener tu piel joven y estirada debes consumir alimentos que sean ricos en colágeno. Según explica el doctor Roberto Méndez en un artículo publicado en la sección de Nutrición de El Español «en principio, consumir colágeno mejoraría la calidad de la piel y de las articulaciones«. Uno de ellos es el popular caldo de huesos. Esta bebida natural ha pasado de ser algo que preparaban todas las abuelas en sus casas a ser muy popular entre las celebrities.
Así que toca explicar cómo se preara el caldo de huesos, una bebida que puedes tomar en tus comidas que te ayudará a aumentar los niveles de colágeno:
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Huesos de ternera (rodilla, caña con tuétano, pecho...), 1 kg
Espinazo de cerdo, 500 g
Hueso de jamón, 1 ud
- Alitas de pollo, 500 g
- Manitas o rabitos de cerdo, 2 ud
- Oreja de cerdo, 1 ud
- Cebolla, 1 ud
- Puerro, 1 ud
- Zanahoria, 2 ud
- Apio, 2 ramas
- Perejil fresco, 6 ramas
- Laurel, 2 hojas
- Vinagre de manzana, 1 cucharada
- Pimienta negra en grano, 1 cucharada
- Sal
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Enjuagamos bien todos los huesos bajo un chorro de agua fría para eliminar cualquier residuo. Si algunos huesos están en salazón, hay que desalarlos previamente dejándolos a remojo en agua fría durante unas 24 horas y cambiando el agua cada 8 horas. Pelamos la cebolla y las zanahorias y las cortamos en trozos grandes. Lavamos las ramas de apio y el puerro y los troceamos también.
En una olla grande, ponemos todos los huesos, las alitas de pollo, las verduras, el perejil, la pimienta en grano y el laurel y añadimos agua fría hasta llenar la olla, una cucharada de vinagre de manzana y sal al gusto, pero sin excederse, pues de ser necesario, al final se puede ajustar el punto de sazón. Debe haber suficiente agua para cubrir los huesos por completo.
Llevamos el agua a ebullición a fuego alto y, una vez que hierva, reducimos para mantener un hervor muy suave. El caldo nunca debe hervir a borbotones. Cada cierto tiempo retiraremos con cuidado cualquier espuma o impureza que se forme en la superficie del caldo. Esto ayudará a que el caldo quede más limpio.
Cocinamos el caldo a fuego lento durante un mínimo de 4 o 5 horas, preferiblemente hasta 8 horas. Cuanto más tiempo cocinemos el caldo, más sabroso quedará. A medida que avanza la cocción, se puede ir añadiendo agua si vemos que se evapora demasiado rápido. Se deben mantener los ingredientes cubiertos en todo momento.
Pasado el tiempo de cocción, probamos y, si es necesario, rectificamos de sal; retiramos la olla del fuego y dejamos que se enfríe un poco. A continuación, colamos el caldo usando un colador grande o una gasa para separar el líquido del resto de elementos. Es importante 'estrujar' bien todos los sólidos para extraer todo el caldo. Dejamos enfriar, retiramos la capa de grasa que se haya formado en la superficie y ya tenemos nuestro caldo de huesos listo para guardarlo en botes bien cerrados en la nevera o en el congelador.
Debido al colágeno, este caldo se cuajará como si fuera gelatina, es algo perfectamente normal. Para consumirlo, solo tenemos que calentarlo y volverá a estar líquido. Puede utilizarse para preparar sopas o beberse tal cual, pues de las dos formas es delicioso.
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