sergio garcía
Lunes, 1 de noviembre 2021, 19:43
¿Qué aporta el azafrán a un plato? Pedro Rodríguez, chef de El Retorno, en Consuegra, habla de color, de sabor, de aromas... también de «la búsqueda de una identidad». Lo hace mientras revela cómo sacarle todo el partido, que por cierto va más allá de las paellas. «La gente piensa que basta con echar las hebras para hacer magia, y no es así. El azafrán hay que triturarlo bien en un mortero o envolverlo en papel y aplastarlo con una cuchara. Así se obtiene un polvo que vertido en el plato le da un sabor inconfundible. Si lo que se prefiere es potenciar el color, se hace con él una infusión».
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Los arroces -ocho hebras por ración son suficientes-, el gazpacho manchego a base de pan galiano, la caza, ensaladas con escabeches, pescados como el bacalao... Incluso un 'azafrán gin', como apunta José Luis Adán, jefe de cocina del Parador de Manzanares.
Este condimento ha hallado un sitio en la elaboración de mieles e infusiones, por no hablar de que los italianos lo mezclan con aceite y los suecos elaboran pan con azafrán. Pero su uso no se limita a la gastronomía. Tiene propiedades medicinales -es digestivo, antidepresivo y antioxidante- además de aplicaciones cosméticas y, al igual que el incienso, es un ambientador muy potente.
El oro rojo, lo llaman. «Dicen que el azafrán es caro, pero nadie se para a pensar que para juntar un kilo hay que recoger 250.000 flores, y que basta una pizca -un gramo tiene unas 450 hebras- para hacer una paella», recuerda Pedro Pérez, de Azafrán de La Mancha, la única denominación aceptada y bajo cuyo paraguas se cultivan 105 hectáreas. En 2020 habían certificado 620 kilos de este producto, cifra que se eleva hasta los 750 si se suma a los productores del Jiloca, de Lleida, La Rioja o Andalucía.
Por Vicente Agudo
Tres son los métodos que se emplean para exprimir al máximo esta joya. La más común es la de triturar las hebras y añadirlas directamente sobre la receta, pero la más eficaz y con la que más dinero se ahorra es con la infusión. Se pueden moler los estigmas, añadirles agua caliente y dejar reposar, pero también se pueden introducir las hebras en una bolsa de vacío y dejarla en un baño maría que no supere los 65 grados durante cinco horas. El resultado aguanta 20 días en nevera y también se puede congelar.
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