El verano, un mes de días largos y altísimas temperaturas, nos lleva a hacer más vida en el exterior y, en consecuencia, a cambiar ... nuestras rutinas en lo que respecta, también, a la alimentación.
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Una de las reglas más importantes, y que hay que cumplir al pie de la letra, es la de hidratarse como es debido, algo esencial para combatir el calor. Esto significa beber más agua e incrementar la ingesta de alimentos frescos y ricos en agua y sales minerales; pero, también, apostar por comidas más sencillas, frescas y ligeras.
Más allá de todo esto, aquí compartimos algunos de los alimentos esenciales para llevar una alimentación sana durante estos meses de altas temperaturas.
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No hay que olvidar incluir, en el menú, sardinas, boquerones, caballas, palometas, atún, bonito, salmón, anguila... Frescura y sabor, no hay nada más apetecible en verano. Son una fuente inmejorable de ácidos grasos poliinsaturados, como el ácido alfa linolénico o el Omega 3, un tipo de grasas que, aunque debemos controlar su ingesta porque aportan bastantes calorías, son imprescindibles para mantener una piel sana e hidratada, con lo que será más resistente a las radiaciones nocivas del sol, ayudando al mismo tiempo a prevenir las manchas y el envejecimiento prematuro de la piel.
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Junto con el pepino, es de las hortalizas que más hidratación aportan -algo imprescindible en verano-. Del tomate destaca, especialmente, su alto contenido en vitamina A, que ejerce un papel esencial en la renovación de la piel y de las mucosas, por lo que favorece su resistencia ante el riego de quemaduras y otras lesiones que provoca el sol. En gazpacho, ensaladas o al horno, el tomate es uno de los imprescinsibles en la alimentación en verano.
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El melón y la sandía están compuestas en un 90% de agua y son bajas en calorías. La sandía contiene vitamina A en forma de carotenos, específicamente el licopeno, pigmento que le da su color característico y es el que le otorga su propiedad antioxidante. También contiene vitamina B6 que regula el sistema nervioso y participa en el metabolismo de otros nutrientes. La vitamina C se encuentra en menor proporción.
El melón, por su parte, cuenta con propiedades nutricionales similares a la sandía, pero con la diferencia de que aporta una mayor cantidad de potasio (ayuda a controlar la presión sanguínea), calcio (beneficia a la salud ósea, cardiovascular y muscular), sodio (una correcta relación entre sodio y potasio contribuye a normalizar las cifras de tensión arterial en personas hipertensas), fósforo (esencial para la producción de proteínas y de la energía que necesita el organismo para llevar a cabo sus funciones) y vitamina C, la cual contribuye a reducir la duración de los resfriados y proteger la piel del daño solar.
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Con la llegada del verano, suben las temperaturas y, en general, ya no apetecen tanto ni los guisos ni los potajes ni las sopas. Pero la versatilidad de las legumbres es amplia si nos atrevemos a innovar. En ensalada, combinadas con pasta, en sopas frías... Las legumbres resultan ricas en proteínas e hidratos de carbono y son una fuente de fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el calcio, el magnesio, el zinc y el hierro.
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La zanahoria es una hortaliza rica en betacaroteno que ayuda a proteger la piel, proporciona un bronceado más saludable y posee una acción depurativa ya que ayuda a eliminar toxinas.
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También es rica en calcio, potasio, fósforo y vitaminas B, C y D además de hierro fácilmente asimilable por el organismo.
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