Cuando duele alimentar a tu propio hijo
menudos ·
En tiempos de pandemia, la lactancia materna ha sido muy complicada. Asesoras y consultoras de lactancia se han reinventado para ofrecer apoyo virtual y que las madres no se sintieran solasmenudos ·
En tiempos de pandemia, la lactancia materna ha sido muy complicada. Asesoras y consultoras de lactancia se han reinventado para ofrecer apoyo virtual y que las madres no se sintieran solasmaría josé carchano
Jueves, 13 de mayo 2021, 01:06
Sara se agarra a su hijo Diego con la misma necesidad vital que lo hace el niño, de trece meses, a su teta derecha. No a la izquierda, luego explicaré el porqué. Diego nació el 19 de marzo de 2020. No es necesario ... decir nada más sobre la fecha, porque todos recordamos dónde estábamos entonces. Y aquellos días, Sara lloró y lloró. «Nunca había llorado tanto en mi vida. Me sentí más sola que nunca». Diego no subía de peso, y la pediatra le insistía en que le diera leche artificial. Su entorno también. Solo aquellas madres que han pasado por un momento así alcanzan a comprender la dimensión de esas palabras: «es como si te dijeran que no sirves. El ser humano es un mamífero, está preparado para amamantar, física y psicológicamente». Laura Villanueva apareció como un ángel de la guarda en la vida de Sara y Diego. Ella, ingeniera industrial de día, consultora de lactancia en sus ratos libres, vino a comprender a madre e hijo en su conjunto, porque no se podía saber porqué Diego bajaba de peso sin observar lo que estaba pasando en el cuerpo de Sara, con un pecho desbordado, el derecho, y otro sin leche. Y llegó para cogerle la mano a Sara y decirle: «no estás sola. Yo te voy a sostener».
Publicidad
Ahora todo parece lejano. Como cuando ves una película y te metes demasiado en el papel de ese protagonista que lo pasa tan mal. Es lo que tienen las hormonas cuando una mujer se convierte en madre, que todo se siente tan adentro que llega a doler. Con el paso del tiempo quedan solo los buenos recuerdos. Los malos se convierten en algo difuso, una amnesia obra y gracia de la oxitocina, y que tiene hasta un nombre, momnesia.
Sara ya había asumido que lo tenía muy difícil para ser madre. Se lo habían medido incluso, con una probabilidad de un 1%, para ser más exactos. «Tengo hidrocefalia y neurofibromatosis», un trastorno genético que provoca que se le formen tumores en cualquier lugar del sistema nervioso. Ella sufre ahora un tumor en el sacro, y en una resonancia magnética de control le avisaron de que estaba embarazada. Era una gestación de riesgo, tuvo que dejarse la medicación de un día para otro, pero ya estaba embarazada de dos meses. ¿Habría afectado al feto? «Por suerte, está completamente sano».
Para Sara, quedar embarazada era un triunfo como mujer. También dar el pecho. Ha mimetizado demasiado su cuerpo con su enfermedad, y constatar que también era capaz de dar vida y alimentar a ese ser lo cambió todo. Pero nada hubiera sido posible sin la ayuda de Laura, que se ha creado una web, La Clínica de la Lactancia, para difundir su labor. Sobre todo porque los bebés nacen preparados instintivamente para lactar. En cambio, las madres necesitan ver a otras madres hacerlo para aprender, pero en un confinamiento duro, ¿cómo iba a saber ella cómo hacerlo? ¿a quién iba a observar?
Publicidad
La pandemia y el duro confinamiento borraron de un plumazo los talleres de lactancia, donde madres aconsejan a madres, se escuchan, se consuelan, se apoyan. Además, en una sociedad que en los años setenta dejó atrás la lactancia materna como una 'obligación' que atentaba contra el derecho de la mujer a ser libre y también productiva, donde la industria alimentaria regó las consultas de pediatras de muestras de leche artificial, no hay abuelas en las que fijarse. La mayoría dejaron de amamantar rápidamente. La cultura del biberón se impuso.
La consultora de lactancia es una profesión muy extendida en otros países. No en España. En Estados Unidos hay diferentes figuras profesionales que ayudan a la madre reciente los días posteriores al parto. La 'doula', que la acompaña en el parto, la 'postpartum doula', las 24 o 48 horas después, la 'nightdoula', que se encarga de los recién nacidos durante la noche, o la 'newborn nanny', que enseña a la madre todo lo que tiene que ver con el sueño y la lactancia, y "hasta te hace masajes en las piernas si las tienes hinchadas», explica Inés Filgueira, uruguaya afincada en San Francisco. Siempre previo pago, claro.
Publicidad
Laura Villanueva lleva años luchando porque se reconozca que también puede existir como profesión en España. Alguien que está disponible cuando lo necesitas, que no depende de la voluntariedad de la otra persona. Lo pagas, y se dignifica como labor. Pero esta figura no está tan profesionalizada aquí, donde lo habitual es que los pediatras o matronas (no todos) sugieran a la madre contactar con una asociación como Amamanta, que forma a voluntarias, habitualmente madres, para que se conviertan en asesoras de lactancia. Siempre de forma altruista. «Tejemos una red de apoyo entre asesoras de lactancia, matronas y madres. Hasta que empezó el estado de alarma nuestra actividad se basaba en los talleres en centros de salud y voluntariado hospitalario». Habla la presidenta de Amamanta, Esther Coronado. «El confinamiento se presentaba muy complicado, porque pausamos, como es lógico, toda actividad presencial. Pero éramos conscientes de que no podíamos dejar ni un día solas a las madres».
Empezaron con los talleres virtuales. Mañana y tarde. Todos los días. «Nos obligó a reinventarnos completamente, porque la ayuda la prestamos muy fácilmente con el cuerpo a cuerpo. Así que nos vimos corrigiendo posturas y agarres a través de la pantalla, y nos sorprendimos de lo bien que funcionaba». Desde marzo hasta diciembre, 360 talleres, quince madres de media, 3.836 conexiones. A pesar de que con la relajación de las restricciones algunos talleres ya han vuelto a su actividad en los centros de salud, Esther reconoce que seguirán con los virtuales, porque si antes de la pandemia su radio de actividad era la provincia de Valencia, ahora es el mundo. «Se conectan madres de toda España, pero también de Estados Unidos y Latinoamérica». Tanto, que hace poco tuvieron un webinar con el Ministerio de Sanidad para explicar cómo habían sido los talleres de lactancia durante la pandemia. Y lo que les explicaron es que se habían encontrado con madres muertas de miedo, solas, muchas veces sin el suficiente apoyo familiar, sin saber a quién acudir.
Publicidad
Esther Coronado ve importante recuperar también los talleres de lactancia presenciales. Cuando una mujer es madre, se viven experiencias muy intensas. «Si no la apoyan en casa, la conexión que hace con el resto de madres en un taller va mucho más allá». Más que los aspectos puramente sanitarios, «se ejerce una labor de sororidad tremenda. Mientras se comparten experiencias de lactancia y maternidad las mujeres acaban adquiriendo un autoconocimiento de sus cuerpos, de sus capacidades físicas como madres, incluso de sus derechos como mujer, y las empodera de una manera fascinante».
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.