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Crespones negros y un minuto de silencio en un colegio cercano al parque donde Álex fue secuestrado en el municipio riojano de Lardero. raquel manzanares/efe
¿Hablar con extraños? Cómo enseñar a los niños a actuar ante las agresiones de adultos

¿Hablar con extraños? Cómo enseñar a los niños a actuar ante las agresiones de adultos

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El secuestro y asesinato de un menor de nueve años en La Rioja causa alarma entre los padres, que sin embargo pueden actuar desde casa para evitar situaciones de peligro

Miércoles, 17 de noviembre 2021, 01:24

En los terrores más recurrentes de cualquier padre aparece que alguien secuestre a su hijo, que desaparezca, que abuse de él. O, en el peor de los casos, que sea asesinado. El dramático suceso que conocimos hace unos días reaviva estos temores, la constatación de que es una posibilidad muy real. Álex, un niño de nueve años murió el pasado 28 de octubre a manos de un violador reincidente, que se lo había llevado de un parque donde se celebraba una fiesta familiar. Es una pequeña probabilidad, pero real. Sin embargo, es posible desde casa ayudar a los niños a defenderse de este tipo de situaciones, y de cualquier otra donde los adultos ejerzan abuso sobre ellos.

La fundación Anar trabaja desde hace años ayudando a menores que han sido víctimas de maltrato. Un teléfono y un chat en Internet que está las 24 horas atendido por profesionales y al servicio de los menores o de adultos que detectan situaciones donde hay un menor en riesgo, y que en 2020 atendió 13.263 peticiones de ayuda, las mismas que en los tres años anteriores. Diana Díaz, directora de las líneas de ayuda de la fundación Anar, explica algunas claves que pueden ser muy útiles para que los menores que se encuentren en peligro sepan cómo reaccionar.

En primer lugar, la comunicación. «Ha de ser una comunicación diaria, que los menores sepan que pueden confiar en sus padres, que les pueden contar cualquier cosa que les ocurra sin temor al rechazo», explica Díaz. Si los niños sienten que pueden confiar en sus figuras de apego, será mucho más fácil hablar con ellos, prevenirles de cualquier situación que pueda ser un riesgo, desde que son pequeños, siempre con un lenguaje adaptado a su edad. «Llegaríamos tarde si hablamos con ellos a partir de los catorce años, por ejemplo». No se trata de alarmar, explican desde la fundación Anar, es una cuestión de que los niños sepan que hay unos límites. «Que no se deben de ir con nadie que no conozcan, aunque les ofrezcan algo que para ellos sea muy atractivo». En el caso del menor de La Rioja, el violador reincidente intentaba atraer a niñas a su casa con la excusa de ver unos pájaros muy bonitos. Álex iba disfrazado de la niña del exorcista y lo confundió.

La violencia en el hogar, la más frecuente

Aunque el peligro siempre lo detectamos fuera del ámbito familiar, en la Fundación Anar advierten de que las llamadas de auxilio más frecuentes provienen de la violencia que ejerce alguno de los progenitores o tutores sobre los menores. Por ese motivo, durante el confinamiento las llamadas se multiplicaron en la Comunitat Valenciana. «Para que los niños y adolescentes pudieran contactar con nosotros el chat se habilitó las 24 horas del día, porque a través del teléfono se complicaba al compartir espacio con el agresor», explica Teresa Martínez Peral, directora de la delegación valenciana de la fundación.

En este tiempo también se incrementaron de forma exponencial las agresiones a través de redes sociales, ciberbullying, suplantación de identidad, acoso...

En otros casos, los pederastas les ofrecen chucherías, regalos, siempre con muy buenas palabras, o incluso les dicen que conocen a sus padres. Diana Díaz cree que si el menor «está empoderado, si rechaza cualquier tipo de sugerencia por parte de un extraño, seguramente esa persona desistirá de su intento para no llamar la atención. Y si se lo llevan a la fuerza, enseñarles a que tienen que pedir ayuda a los adultos que pueda haber alrededor, gritando, lo que haga falta».

Pero, ¿y si se trata de alguien conocido? La mayor parte de las agresiones sexuales provienen de su ámbito más cotidiano, tanto intrafamiliar como extrafamiliar. Es decir, a veces alguien de la familia, otras un monitor, un profesor, un cuidador. En estos casos los límites son fundamentales, y comienzan por el mismo lugar, la comunicación. «Tenemos que explicarles a los niños qué no pueden permitir en relación con su cuerpo. Es bueno apoyarse, por ejemplo, en el juego, usando muñecos, o cuentos, para que lo puedan entender mejor».

En este sentido, es muy importante evitar que los menores se vean obligados a dar muestras de cariño si no les nace, porque de otro modo se confundirán a la hora de saber qué deben o no deben permitir en relación al contacto con adultos. Si les explicamos que en el caso de que una situación les genere incomodidad lo deben rechazar y contarlo, será mucho más difícil que alguien abuse de ellos». Y un ejemplo claro es dar besos a alguien. Y nunca hablar desde el dramatismo, sino desde el aviso, además de refrescar la información cada cierto tiempo para que la tengan presente. Diana Díaz insiste mucho, además, en el hecho de que no se puede dejar a los niños en la calle sin supervisión de un adulto.

En el momento en que tienen acceso a la tecnología, hay otra conversación obligada entre padres e hijos. En la web de la Fundación Anar tienen un contrato descargable que puede servir para pactar el buen uso de la tecnología. «Porque las redes no son un juego, sino que es algo muy serio, donde hay una posibilidad muy real de que un pederasta contacte con ellos, que haya otro tipo de agresiones, como ciberbullying o suplantación de identidad», explica la directora de las líneas de ayuda de la fundación.

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