M. G.
L'OLLERIA.
Viernes, 29 de noviembre 2019, 00:55
Hace aproximadamente un año y medio, Jorge alquiló una vivienda en la calle Isabel la Católica de l'Olleria. El propietario de la misma explicó a LAS PROVINCIAS que, a través de un conocido común, Jorge le manifestó su deseo de alquilarla y así lo hizo. A partir de ahí, comenzó a residir en ella y le pagó en metálico cada mes: «Nunca causó ningún problema. Yo prácticamente sólo lo veía cuando tenía que pagarme y era muy educado».
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Pese a que el propietario se trasladó a residir de manera permanente en la vivienda superior alquilada por Jorge en el mes de febrero de este mismo año, en todo este tiempo no ha notado «nada raro ni ha habido ningún problema de convivencia que pudiera haber causado».
Asimismo, el propietario de la vivienda afirmó que no podía determinar si Jorge ocupaba la vivienda de manera continuada o únicamente los fines de semana y si usaba la misma para cuestiones laborales o meramente de ocio.
Vecinos consultados por LAS PROVINCIAS también explicaron que al no ser una zona céntrica y alejada de la mayoría de establecimientos, los residentes «pueden pasar más desapercibidos», algo que hizo Jorge.
La última vez que lo vio, continuó explicando el propietario del inmueble, fue el pasado 10 de noviembre, recordó la fecha con celeridad al preguntarle, «cuando iba acompañado por su madre». Ese día no le dijo nada que le hiciera sospechar que, pocos días después, la madre de Jorge le llamara preocupada diciéndole que su hijo había desaparecido con Marta, según le dijo ella misma: «Fue entonces cuando me puse en contacto con la Guardia Civil y les dije que él había estado alquilado aquí un año y medio».
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El propietario de la vivienda situada en la localidad de la Vall d'Albaida explicó que, después de que la madre de Jorge denunciara su desaparición, «mi mujer y yo decidimos entrar en la vivienda por si estaba allí o por si veíamos algo sospechoso. Allí no había nadie ni nada que nos llamara la atención».
Explicó que al entrar a la vivienda no le llamó la atención nada ni siquiera un fuerte olor a lejía como sí ocurrió con la vivienda que Jorge tenía alquilada en la localidad de Manuel y que levantó las sospechas de los investigadores de la desaparición de Marta.
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El propietario de la vivienda afirmó sentirse sorprendido por todo lo que había escuchado de este caso y, como todos los vecinos de la zona, confiaba en una feliz resolución del caso. En la fachada de la vivienda aún permanecía en la jornada de ayer la luminaria de la corona que indica que la hija del dueño de la vivienda había sido festera en la población.
Desaparición de Marta Calvo
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