El apellido Anglés pesa como tres losas. Los hermanos del presunto asesino de las niñas de Alcàsser decidieron cambiar sus apellidos después de los horrendos crímenes, pero tres de ellos parece que se resisten a dejar atrás su pasado criminal y vuelven a ser noticia al ser detenidos por delitos muy graves. La Policía Nacional arrestó a Carlos M. M. y a sus hermanos Joaquín Mauricio y Roberto por extorsionar, amenazar con una pistola, agredir y retener a un empresario, presuntamente, durante varias horas en una casa de Massanassa.
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Según la denuncia que presentó la víctima, el más pequeño de los hermanos, Carlos, le tendió una trampa cuando le dijo que tenían que hablar sobre la gasolinera que ambos regentan. Este hombre subió al coche de su socio y ambos se trasladaron al domicilio de Carlos en Massanassa, donde esperaban dos de sus hermanos y un tercer individuo en el garaje de la casa.
Nada más bajar del vehículo, los cuatro hombres inmovilizaron al empresario y le golpearon. Luego Carlos sacó una pistola Glock y amenazó a su socio, presuntamente, para que firmara un contrato de transmisión de acciones y el hermano de Anglés pasara a ser el administrador único del negocio. Los individuos trasladaron posteriormente a la víctima a una notaría para dar apariencia legal al cambio de participaciones societarias que habían logrado bajo graves coacciones.
El hombre fue retenido durante varias horas por los tres hermanos y un compinche, según la denuncia, y sufrió lesiones por los golpes que le propinaron para que realizara la transmisión de acciones ante un notario, que no observó nada extraño ni sospechó que podrían haber extorsionado al firmante.
Aunque le amenazaron con matarlo si denunciaba los violentos hechos, el empresario se armó de valor y acudió a la policía. Tras identificar plenamente a sus agresores, la víctima declaró que su socio le acusaba de haberle robado medio millón de euros que Carlos ocultaba, supuestamente, dentro de un vehículo. El copropietario de la gasolinera negó su implicación en el robo y manifestó que desconocía la procedencia de esa importante cantidad de dinero.
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Según su versión, los cuatro individuos no le creyeron y entonces Carlos obligó a su socio a firmar la cesión de las acciones para recuperar el dinero que le habría sustraído otra persona. El relato de estos hechos rocambolescos figura en la causa abierta en enero por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Catarroja tras una investigación de la Policía Nacional de Valencia.
Los detenidos están acusados de los delitos de detención ilegal, lesiones, extorsión y amenazas, según informaron fuentes jurídicas, y Carlos M. deberá afrontar una responsabilidad penal aumentada por el delito de tenencia ilícita de armas, ya que la policía intervino una pistola Glock durante el registro de su casa en Massanassa.
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Entre los años 2011 y 2017, el pequeño de los hermanos Anglés ha figurado como administrador único de cuatro empresas de prestación de servicios de hostelería, administración y contabilidad, venta y distribución de productos petrolíferos, albañilería y construcción de viviendas. El capital social de estas firmas, una de ellas con un año de antigüedad, asciende a cerca de 150.000 euros, según fuentes del Registro Mercantil.
Los agentes de la Policía Nacional registraron también dos vehículos de alta gama, un Ferrari y un Audi que Carlos y su pareja tienen en su garaje de Massanassa, y se incautaron de varios documentos mercantiles. El principal inculpado declaró que había comprado la pistola en el mercado negro para defenderse de otros delincuentes.
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El hermano pequeño de Antonio Anglés había sufrido un intento de secuestro hace poco, según informó un familiar del detenido, y esto le empujó a conseguir el arma de fuego. Los cuatro individuos arrestados fueron puestos a disposición del juzgado de guardia de Catarroja y quedaron en libertad con cargos, aunque la juez les impuso medidas cautelares, como la retirada del pasaporte y la obligación de comparecer en el juzgado para firmar de forma periódica. Días después de su detención, Carlos devolvió las acciones a la víctima para rebajar la pena a la que se enfrentará en el juicio.
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