

Secciones
Servicios
Destacamos
Mientras las llamas aún consumían las arterías del corazón verde de Valencia, con el fuego aún cebándose el pasado sábado con las pinadas del parque ... natural de El Saler, la investigación de la Guardia Civil, con el apoyo de la Policía Local de Valencia, ya había puesto cara al sospechoso. El foco de los agentes se fijó de manera casi fulminante sobre el letrado J. C. E., el hombre que ahora permanece en la cárcel de Picassent acusado de al menos tres de de los nueve incendios que han azotado el paraje en los últimos meses.
Ya el sábado, los ojos de los agentes estaban sobre él, señalándole como el presunto responsable del incendio en la Devesa de El Saler. Este es el relato de los días previos al arresto del letrado. De cómo los investigadores fueron deshaciendo la madeja del caso para dar con el incendiario: identificado, señalado por los vecinos, localizado con su coche en un cortafuegos, parado mirando la pinada en su vehículo... O el misterioso individuo con ropa de camuflaje y una mochila al hombro, fichado por la policía, a quien los agentes identificaron entre los pinos. Este es el camino que siguieron las Fuerzas de Seguridad para detenerlo, según consta en las diligencias del caso a las que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS:
Sábado 21. El reloj avanza hacia la medianoche. Las llamas continúan consumiendo el paraje de la Devesa de El Saler. Desde el mando de Bomberos confirman la reactivación del fuego. «Hay llama alta en la zona del Casal de Esplai y el Parador del Saler», es el aviso que consta en las diligencias. Los efectivos tratan de extinguir el fuego. Ya es un hecho que los incendios no han empezado de manera fortuita. La sucesión de los siniestros demuestra que detrás está la mano del hombre. Y poco después de las 23.20 de ese sábado, con el fuego reflejándose en sus caras, los agentes ya ponen nombre al sospechoso.
Tras recabar el testimonio de testigos, agentes de la Policía Local y guardias civiles piden ya las primeras informaciones al padrón municipal y a la Dirección General de Tráfico. Lo hacen en la zona de la Gola del Pujol, donde siguen la pista del incendiario. Y el cerco se estrecha sobre el sospechoso. J. C. E. se convierte desde poco antes de la medianoche del sábado al domingo en el hombre más buscado de Valencia. Los agentes piden ya las primeras informaciones del individuo al padrón y a la DGT. La rueda de la investigación policial avanza inexorablemente hacia su arresto mientras siguen reuniendo pruebas. El letrado estará desde este instante ya permanentemente vigilado.
Ese mismo sábado se desata una investigación exhaustiva. Todas las pruebas señalan al letrado como el principal sospechoso. Desde la avenida de la Gola de Pujol, los investigadores de la Policía Local y de la Guardia Civil del Seprona se acercan cada vez más a J. C. E. Consiguen identificar su vehículo: un Nissan Almera de color gris.
Y los testigos comienzan a señalar al abogado al unísono. Sin dudar de su implicación en los siniestros ocurridos en la Devesa de El Saler. Lo conocen. Y los agentes, al revisar sus antecedentes policiales, lo tienen cada vez más claro. Al arrestado se le acusó de dos incendios en el mismo paraje natural en los años 2000 y 2005. Las causas fueron archivadas. Pero su nombre ya está quemado por las pruebas que un día le vincularon con esos siniestros forestales. El puzzle de la imputación de las Fuerzas de Seguridad se va completando.
Pasan apenas unos minutos de las 16:20 horas, tal y como consta en las diligencias policiales. Una patrulla de la Policía Local hace guardia en los parajes del parque natural. La vigilancia no cesa. Por si la persona que atentó contra El Saler vuelve a terminar su trabajo. Por si su empeño no cesa hasta que no quede ni rastro del color verde en el paraje natural. Y que uno de los mayores reclamos de Valencia quede permanentemente teñido de negro.
Los agentes identifican a un hombre. Tratan de dilucidar su implicación en el incendio. En un primer momento, destacan que tiene una conducta sospechosa. Caminaba sólo por la zona del incendio. Alegando que llegaba desde Elche y simplemente daba un paseo entre el paraje calcinado. Se contradice en sus respuestas, como se subraya en las diligencias. Pero pronto lo descartan. Y su atención vuelve a estar en J. C. E. Los vecinos no dejan una y otra vez de señalarle.
El minutero avanza para el acusado de matar sin piedad la flora de la Devesa del Saler. Cada segundo que pasa, está más cerca de su destino final: acabar en la cárcel de Picassent, aunque sea de manera provisional hasta que sea juzgado o el instructor determine otra medida contra él.
A las siete y media de la tarde del lunes 23 de octubre, en las inmediaciones del número 26 de la avenida Gola de Pujol, las diligencias recogen el instante en que las sospechas empiezan a volverse atenazantes en torno a J. C. E. En ese punto, muchos vecinos de la zona coinciden en indicar a los agentes que el letrado «es el que está provocando los incendios en El Saler». Los testigos colocan simbólicamente el encendedor entre las manos del sospechoso.
La vigilancia de la zona no cesa ni por la noche. Los agentes identifican hacia las 21.30 del lunes a otros dos hombres. A uno de ellos, por estacionar su coche marca Toyota en una zona ajardinada protegida. Al otro, por tenencia de animales peligrosos. Ninguno de ellos con aparente relación con la racha de llamaradas que mantiene en vilo a Valencia y especialmente a los atemorizados residentes en El Saler. Los agentes abren una denuncia contra ambos tras identificarlos. Aún no se han visto las caras con el responsable de incendiar una de las mayores fuentes de oxígeno de Valencia.
Llegó el martes, y con él, las certezas aumentan. El letrado volvió al lugar del siniestro. Poco después de las dos de la tarde. Una hora intempestiva para pasear por la zona, entre semana. Los agentes se encontraban parados en la calle Rambla de El Saler número 12. Y durante una intensa guardia de ocho horas que no finalizó hasta las 10 de la noche. En ese periodo localizan el Nissan Almera del principal sospechoso. Estaba parado con su vehículo en el Tallafoc, es decir, la entrada forestal. Los agengtes ya lo sitúan en el escenario de los incendios. Los mismos parajes en los que se originaron los incendios de 200 y 2005 por los que fue detenido. Pero todo se queda en la identificación. Le dejan ir. La investigación continúa. Ya sin perder de vista al sospechoso.
Este mismo día, las Fuerzas de Seguridad identifican a una segunda persona. Pero en este caso, no lo descartan inmediatamente como ocurrió con el resto de personas que se acercaron al paraje calcinado. Las diligencias expresan que se trata de una persona «de interés policial», en una investigación que permanece abierta y en el que más nombres se podrían juntar al de J. C. E. como acusados. El hombre va vestido de camuflaje y lleva una mochila de grandes dimensiones. Se justifica con que va a pasear por la Devesa de El Saler. La diligencias no apuntan finalmente relación con los fuegos del misterioso personaje.
El miércoles 25 de octubre, el día después de encontrarle vislumbrando la que presuntamente era su obra, la Guardia Civil detiene al letrado de 59 años y le acusa de provocar al menos tres incendios en la Devesa de El Saler. Un mismo 'modus operandi'. Su predilección por destruir el paisaje que día y noche podía vislumbrar desde su casa.
Y un día después de su detención, pasa a disposición judicial. J. C. E. llega a las 14:00 horas a la Ciudad de la Justicia de Valencia. Queda por delante una larga espera para que se sepa cuál va a ser la decisión del juez. Y llegan las 21:20 horas. La magistrada del juzgado de Instrucción número 10 de Valencia lo tiene claro: prisión provisional, comunicada y sin fianza. Todo con tal de prevenir que sus dedos no vuelvan a encender un mechero. Que no regrese a la Devesa de El Saler para terminar lo que presuntamente empezó.
Él lo niega todo. Dice que sólo contemplaba los incendios. Que su arresto es un error. La investigación de la Policía Judicial continúa para aportar las pruebas de su posible culpabilidad. Los testimonios de los vecinos, la triangulación de su móvil en la zona de los incendios y si los agentes hallaron alguna prueba material de los siniestros durante el registro en la casa pueden ser algunas de las bazas con las que sustentar su acusación. La justicia dirá. Mientras, El Saler respira tranquilo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.