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«Absolutamente no». Las dos palabras han resonado con fuerza en la sala Tirant lo Blach I de la Ciudad de la Justicia de Valencia. El acusado de asesinar a Arliene Ramos, Lady Marcela Vargas y Marta Calvo ha negado en el juicio haber intoxicado con cocaína a las tres jóvenes, con la introducción de droga a traición en sus genitales, y ha declarado que nunca tuvo intención de matarlas ni de hacer daño a las otras jóvenes que le denunciaron.
Jorge Ignacio P. J., que se ha negado a contestar las preguntas formuladas por la fiscal y los abogados de las acusaciones, se ha referido sólo a las cuestiones que le han planteado su abogada y los miembros del jurado para negar los delitos que le atribuyen los investigadores de la Guardia Civil y el Ministerio Público.
Antes de que el acusado comenzara su declaración, el secretario de la Administración de Justicia ha leído los antecedentes penales del procesado y la carta de confesión que Jorge Ignacio entregó a la Guardia Civil, el día que se entregó en el cuartel de Carcaixent, en la que explica cómo murió Marta Calvo: «un accidente» según la versión del presunto homicida.
A pesar de acogerse a su derecho a no contestar las preguntas de las acusaciones, el procesado ha escuchado las cuestiones que han leído en la sala la fiscal Socorro Zaragozá y tres abogados de las acusaciones particulares, Vicente Escribano, Pilar Jové e Isabel Carricondo, así como la petición de la letrada Candela Estévez de que diga dónde está el cuerpo de Marta.
Jorge Ignacio apenas se ha inmutado cuando las acusaciones han recordado el descuartizamiento del cuerpo de Marta o las intoxicaciones mortales con cocaína, y cuando su abogada le ha preguntado si había matado a Arliene Ramos, Lady Marcela y Marta Calvo, el procesado ha contestado: «Absolutamente no».
También ha asegurado que las víctimas que han declarado en el juicio «han descrito los efectos de una droga que no existe», y ha negado que él echara alguna sustancia estupefaciente en las bebidas que tomaron las jóvenes en los encuentros sexuales. «Son hechos tergiversados que se van modificando maliciosamente para imputarme delitos penales. Quiero decirle a los señores del jurado que antes de que el juicio de Marta se hiciese público ninguna mujer me había denunciado», ha manifestado el procesado.
Sobre los relatos de las denunciantes, Jorge Ignacio ha añadido: «Con alguna de ellas sí que contrataba servicios sexuales, pero con otras es inverosímil. Algunas dicen que les robé y ¿cómo la iba a llevar yo a mi casa para robarles?».
El encausado ha especificado también en qué consisten para él una «fiesta blanca», y ha comentado que se hace para que el cliente consuma cocaína, aunque algunas chicas también esnifan la droga. «Se usa de modo erótico pero para el que el cliente se coloque. Si por ejemplo yo pongo la droga en un pecho es para mi consumo», ha explicado. «En un 40 por ciento de los servicios he hecho 'fiesta blanca', no la inventé yo, la descubrí a través de ellas», ha dicho tajante.
La abogada María Herrera también le ha preguntado a su cliente cómo costeaba sus servicios sexuales, y el encausado ha respondido que conseguía el dinero con cosas extras, «porque soy pintor y se me da bien, he pintado alguna casa, trabajaba en la hostelería y recogiendo fruta en la zona».
Jorge Ignacio ha negado que traficara con droga y ha dicho que compraba la cocaína en cualquier sitio. «En todos los pueblos hay algún camello. Yo no llevaba pelotas de tenis ni una maleta llena de cocaína, llevaba medio gramo o un gramo, llevaba lo mío», ha asegurado.
El presunto homicida ha acusado a la Fiscalía de contaminar su defensa: «Se han excedido sin contar la campaña de desprestigio que han hecho fuera sobre mi persona. Yo no soy un monstruo, eso no lo pueden decir, eso lo puede decir un perito».
Respecto a la muerte de Marta Calvo, el acusado ha afirmado que se acostaron juntos tras mantener relaciones sexuales, y que horas después se despertó y notó que el cuerpo de la joven tenía una temperatura muy baja. Entonces trató de despertarla, le tomó el pulso y comprobó que estaba muerta, según su versión.
La abogada de Jorge Ignacio le ha formulado otra pregunta para que pudiera defenderse de la acusación del crimen de Lady Marcela. «A no ser que hayan manipulado la prueba de ADN, es probable que yo haya estado allí», ha espetado. Y sobre los señales de un posible estrangulamiento, ha añadido: «Por supuesto que no la he asfixiado. ¿Por qué iba a hacerle eso a una mujer? Va en contra de mis principios».
Jorge Ignacio se enfrenta a una condena de 130 años de cárcel, la pena que reclama la Fiscalía de Valencia. Los padres de Marta Calvo, quienes ejercen la acusación particular, piden para el procesado la prisión permanente revisable. Las otras víctimas personadas en la causa también reclaman esta condena, y la defensa reclama la absolución.
La carta del acusado
La carta del acusado, que ha leído en la sala el secretario de la Administración de Justicia, afirma: «En la madrugada del 7 de noviembre contraté el servicio de una joven y me caía muy bien. Respeto y amo a las mujeres. Esa noche fuimos a mi casa y estuvimos unas cuantas horas de fiesta. Ella me dijo que no se sentía bien, que llevaba dos días de fiesta y paramos».
Sobre la muerte y descuartizamiento de Marta Calvo añade: «Cuando me desperté me di cuenta de que ella había fallecido. Me dejé llevar por el pánico y no supe que hacer más que querer morir junto a ella. Pensé en deshacerme del cuerpo de la chica, pero como no podía sacarla yo solo, pensé en comprar una sierra para cortar sus extremidades. Eso fue lo que hice y al día siguiente, en cuanto me desperté, fui y puse las bolsas en dos contenedores de Alzira y Silla».
El acusado también ha afirmado que escribió la carta porque tenía intención de suicidarse y para dejar una prueba de que su madre no tuvo ninguna implicación en la muerte de Marta y el traslado del cadáver.
En la misiva pide perdón a la familia de la joven fallecida, mantiene que murió de forma accidental y expresa sus temores. «El miedo a morir en prisión no me deja vivir, y aunque fue un accidente temo que me vean como un monstruo asesino de mujeres».
Jorge Ignacio ha contestado a todas las preguntas que le han formulado los miembros del jurado popular, aunque ha divagado en algunas de sus respuestas sin aclarar las extrañas circunstancias del traslado del cadáver de Marta.
«¿Por qué tardó tanto en entregarse?», ha preguntado un miembro del jurado, y el encausado ha respondido: «Yo no puedo cambiar lo que hice, si yo hubiese sabido que no iba a ser capaz de quitarme la vida, habría llamado a la Guardia Civil y hoy no estaríamos aquí».
Respecto a los restos de sangre de Marta hallados en un pantalón del acusado durante el registro de su vivienda en la localidad de l'Olleria, Jorge Ignacio ha explicado que pudo mancharse cuando introdujo las bolsas con los restos humanos en su coche.
«¿Cómo explica que hallaran ADN en las uñas de Lady Marcela?», ha querido saber otro de los ciudadanos que forman el jurado, pero el encausado le dijo que era una buena pregunta y su explicación no fue convincente: «Puede que yo estuviese, pero ahí no pasó nada».
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