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La finca ubicada en la calle Río Adra, donde han ocurrido los hechos. Jesús Signes

El parricida de Castellón mató a sus hijas un mes antes del juicio para el divorcio

El fiscal pidió la custodia compartida de las niñas pero el juzgado de familia acordó un régimen de 12 días con la madre y 3 con él

Jueves, 27 de septiembre 2018, 19:31

Ricardo C. G., el doble parricida de Castellón, acabó con la vida de sus hijas cuando faltaba poco más de un mes para la celebración del juicio de divorcio, según ha podido saber LAS PROVINCIAS de fuentes judiciales. Estaba señalado para octubre, pero finalmente se fijó en noviembre a petición de la madre de las niñas.

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Hasta entonces funcionaba en la pareja un régimen de visitas de las niñas que quedó formalizado el 14 de febrero del año pasado. Fue el juzgado de primera instancia 7 de Castellón el que estableció lo relativo al uso de la vivienda, manutención y periodos de estancia con las hijas que correspondían al hombre y a la mujer.

En esa fase judicial de la separación, previa al juicio de divorcio, la Fiscalía de Castelón solicitó la custodia compartida, sin embargo el juzgado optó por una custodia individual materna en base al acuerdo provisional al que habían llegado los separados. Consistía en que ella tuviera durante 12 pernoctaciones a las niñas y él, 3. Es decir, un régimen más favorable en tiempo a la madre de las menores.

Inicialmente, y en la jurisdicción de familia, en este punto no existían discrepancias. Sólo hubo una oposición de la madre con la cantidad de la manutención del hombre para las hijas. Ella pedía 200 euros al mes en lugar de los 100 por los que abogaba el fiscal y el juez así lo autorizó.

En el juzgado de familia ya no hubo ninguna solicitud de cambio en el régimen de visitas. Sin embargo, la mujer sí pidió pasar todo el tiempo con las niñas en el juzgado de guardia cuando denunció unas supuestas amenazas, días después de su acuerdo de la separación. Pero la Fiscalía se opuso a esta voluntad y entonces el juez no lo autorizó.

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El juicio de divorcio era un momento crucial. Esta vista era el momento de modificar o ratificar el acuerdo de visitas de las niñas. Pero ya no hubo tiempo de más. La barbarie del asesino lo zanjó todo.

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