Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia
La Policía Nacional deteniendo a la mujer que rompió el precinto. LP

Un incendio calcina parte de una de las 'granjas humanas' usadas en Torrent por la red de explotación

El bajo seguía siendo utilizado por indigentes para vivir y la Policía detiene a una mujer por quitar el precinto en el bajo tras iniciarse las llamas en un colchón

Viernes, 25 de octubre 2024

Un incendio ha calcinado la 'granja humana' de Torrent. En el local, una red de explotación se dedicaba a maltratar a personas vulnerables. Hasta el lugar se han desplazado bomberos de los parques de Torrent y Catarroja, además de la Policía y el dueño del antiguo videoclub.

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La Policía investiga si el fuego ha sido intencionado. No ha habido heridos dado que el establecimiento se encontraba vacío cuando se han iniciado las llamas. Los bomberos han logrado extinguir el fuego. En la actuación han intervenido los bomberos de Torrent junto a su sargento y han realizado el buceo en humos para cerciorarse de que no había nadie en el interior del local.

Pero, ¿qué pasó en este local y por qué se llama 'granja humana'? Era el videoclub 'Siete Días II'. Abierto desde 1982, resistió durante años a las nuevas tendencias para consumir contenidos cinematográficos. Sin embargo, aquellos pasillos que observaron a tantas personas emocionadas buscando una película con la que amenizar sus días fueron testigos del más absoluto terror.

El local, que una vez se esgrimió como un lugar para aquellos que quisieran desconectar en sus casas con una buena película, acabó por ser el refugio en el que una red de extorsión maltrataba y extorsionaba a sus víctimas. Los cabecillas de esta organización retenían a personas vulnerables contra su voluntad. Les hacían vivir en condiciones deplorables.

¿Cuál era el perfil de la gente a la que captaban? Según dilucidó la investigación policial, se trata de personas que tenían problemas de adicción y grandes limitaciones psíquicas. Allí el menudeo y el consumo de estupefacientes era habitual. El que fuera un videoclub comenzó a operar como un 'narcopiso'.

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A pesar de que el local cerrara sus puertas este mes de octubre, los vecinos aseguraron a este periódico que en el interior del establecimiento todavía residían varios grupos de personas. Un ir y venir de gente constante. La propietaria de un negocio próximo declaró a LAS PROVINCIAS que el dueño del videoclub había alquilado el local «a un chico joven». Los indicios apuntaban a que el inquilino podría ser uno de los cabecillas de la red de extorsión.

El local, un antiguo videoclub, fue alquilado por la banda delictiva a su propietario. En la planta baja, junto con dos pisos okupados de Monserrat, extorsionaban a nueve víctimas que eran retenidas y maltratadas en «granjas humanas» para vaciar sus cuentas bancarias, desvalijar sus casas y suscribir préstamos bancarios.

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Mientras los delicuentes amasaban una gran fortuna al comprar coches, viviendas y otros bienes con el dinero que robaban y estafaban, las víctimas malvivían en condiciones precarias. La operación Rapaix de la Policía se saldó con la detención de tres presuntos miembros de la banda, dos hombres y una mujer con edades comprendidas entre los 30 y 35 años, por los delitos de extorsión, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal.

Los residentes comentaron que el habitual tránsito de personas por el antiguo videoclub hacía que fuera imposible saber quiénes eran los que residían en este lugar. Ante la desesperación de los vecinos, la Policía Local de Torrent actuó hasta en dos ocasiones durante el verano en las inmediaciones del local.

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Y justo tras el incendio, mientras la policía vigilaba el lugar, una mujer quitó el precinto policial intentando acceder al local. La conversación con los agentes no sirvió de nada ante la persistencia de la mujer que insistía en que tenía que coger sus cosas, únicamente sirviendo como disuasión llevársela detenida ante su ánimo tremendamente alterado.

Un ejemplo de que el local seguía ocupado. Una de las vecinas contaba que ante la situación de vulnerabilidad de esas personas, les bajaba comida caliente todos los días para que pudiesen alimentarse. Entre ellas, la vecina recuerda una persona de mediana edad con problemas mentales y distorsión de la realidad que gritaba a todas horas, y otras que parecían problemas de adicciones.

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Al parecer todas estas personas están ajenas al circuito de los servicios sociales, condición que era aprovechada por los delincuentes para gestionar sus pensiones y solicitar créditos.

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